Por Lucimey Lima Pérez.
Aunque pareciera que existiera una sobre posición entre ideas y pensamientos, muchos autores señalan aspectos que los hacen sinónimos. Una idea se define como una forma personal o conjunta sobre un punto de vista, una intención, un contenido cognitivo (intelectual, mental). Un pensamiento se considera una sugestión interna que puede conllevar a la ejecución de una acción. Es semejante a proyecto, diseño, plan, proposición, sugerencia, motivación general o específica. (Webster Dictionary, www.definitions, DSM-5). Según la Real Academia de la Lengua Española la palabra idea proviene del latín, modificada con el griego y consiste en “imagen, forma, apariencia”.
Las ideas contienen representaciones o imágenes con frecuencia. Muchos filósofos consideran que poseen una categoría ontológica (relación a la existencia, al conocimiento) y definen al ser humano. En salud mental existen muchos significados. Una idea puede aparecer en forma reflexiva o espontánea, muchas veces originada en extractos del entorno, otras veces, producto de los niveles inconscientes del cerebro humano. En Psicología, el pensamiento pareciera más complejo, y refleja, según autores, conjunto de ideas y representaciones que se desarrollan en la mente. Otras acepciones indican que la capacidad de formar ideas y representaciones es una actividad y creación originaria de la mente.
Me referiré en forma muy sencilla a cuatro tipos de ideas fundamentales, producto del estudio, de las citas bibliográficas y de la experiencia terapéutica. Invito a identificar qué ideas vienen a nuestras mentes y qué características les damos.
IDEA FIJA. Es persistente, ocurre en un lugar de la conciencia (según Honorio Delgado). Es persistente, puede tener un sentido negativo o positivo. Es controlable y objeto de autocrítica. No entra dentro del campo de las alteraciones mentales, pero podría convertirse en un trastorno. Algunos ejemplos: “quiero comprar un carro nuevo”; “debo cortar el césped hoy, lo hice hace una semana”; “hace tiempo que no visito a mis amigos Smith, no dejo de pensar ello, pero ellos entienden”; “no he completado el análisis que tengo pendiente, aunque aún tengo tiempo para hacerlo”. Es un tipo de idea sujeto a la propia crítica del que la tiene y a modular sus repercusiones. Generalmente se relacionan con el tiempo y exigen paciencia analítica para darle coherencia y momento.
IDEA SOBREVALORADA. Muy relacionada con las pasiones, los afectos, los deberes, la religión, las sectas, los grupos cerrados. Sin embargo, están necesariamente imbricadas. Son persistentes y tienen diferentes grados de intensidad. Es criticada y también puede ser controlada, pero se le otorga una envergadura que no tiene. Wernicke introdujo este concepto en 1892. Pueden aparecer en cualquier sujeto y lo que la destaca es la carga emocional que se le otorga. “No me ha saludado hoy, debe tener algo contra mí”; “tengo que ocuparme más de mis sobrinos porque mi hermana no lo hace apropiadamente”; “si no llego a tiempo pensarán que soy un irresponsable, aunque siempre soy puntual”.
IDEA OBSESIVA. Aunque existan rasgos obsesivos de personalidad que conllevan a desarrollar ideas de esta índole, no pasan de ser solo una característica, en ocasiones beneficiosa. Sin embargo, la idea obsesiva es estresante, absurda, extraña, no voluntaria, causa disfunción integral (en varios aspectos de la cotidianidad), prácticamente irreductible, produce ansiedad, ocasiona miedo, el contenido es negativo y puede calificarse de rumiante. “Limpiaré diez veces lo que con una sola vez sería suficiente; “verifico que las cerraduras estén bien repetidamente”, “tengo impulsos incontenibles a realizar conductas sin sentido, tan simples como peinarme diez veces, contar escalones de escaleras, anotar números de placas de carros, decir lo mismo una y otra vez”. Son muy agobiantes, no controlables sin tratamiento, disfuncionales y constituyen un trastorno de difícil manejo.
IDEA DELIRANTE. Son una idea falsa, de interpretación errada, firme, sostenida, irreductible, no criticada. Siempre se relaciona a un trastorno mental, ya sea la esquizofrenia, el esquizoafectivo, el bipolar (en manía), el delirante (generalmente una sola idea). “Me leen lo que pienso”; “alguien me quiere hacer daño”; “la computadora me manda mensajes personales amenazantes”.
Las ideas fijas y la sobrevaloradas, sí pueden ser modificadas por el propio sujeto, no ameritan constituir motivo de consulta, a menos que la intensidad sea elevada y que produzcan modificaciones emocionales/conductuales relevantes. Las ideas obsesivas y las delirantes, se relacionan con trastornos mentales y ameritan la atención de personal especializado.
Lucimey Lima Pérez es Psiquiatra, Psicoterapeuta, Máster y PhD en Neuroquímica.
Walfrido Hau Ferrer es un artista plástico de Santiago de Cuba.
Valoro muchos sus artículos. Gracias por compartir esta información.
Hola. Gracias a usted por leerlos. Mis saludos, Lucimey
Pingback: Diferencias entre algunos tipos de ideas, de lo natural al trastorno – – Zoé Valdés
Muy buenos articulos! 👏🏻👏🏻👏🏻
Gracias por su mensaje. Estoy dispuesta a tratar temas de inter’es para los lectores. Saludos, Lucimey