Por El Debate.
Sánchez debe dimitir hoy mismo si no es capaz de explicar qué está pasando con las Elecciones ni de demostrar que la votación será limpia y transparente.
Las dos tramas de compra de votos en Melilla y Mojácar colocan a las Elecciones Autonómicas y Municipales del próximo domingo en una situación inédita y dramática a partes iguales, cercana a la excepcionalidad, pues nunca se había constatado con tanta claridad un vergonzoso intento de amañar su resultado.
El Debate ha señalado hasta ahora todas las dudas relativas al proceso electoral para, a continuación, desecharlas desde la convicción de que, por perversas que fueran las intenciones de algún partido, los sistemas de control, intervención y recuento harían inviables sus planes.
Pero estos episodios no ayudan a mantener esa postura, y mucho menos la reacción posterior de los afectados que, no nos engañemos, son el PSOE y sus socios ideológicos agrupados en el entorno de «Sumar», la plataforma de Yolanda Díaz, Íñigo Errejón, Ada Colau y Joan Baldoví, entre otros.
Porque, lejos de contribuir a la tranquilidad democrática y a la confianza de la sociedad con una batería de explicaciones y de medidas contundentes, el PSOE se ha dedicado a intentar incluir al PP en el escándalo de Melilla, de una manera burda y sin prueba ni lógica alguna.
Y a borrar de mala manera el respaldo de Félix Bolaños a su candidato en Mojácar, beneficiario de las trampas que dos miembros de sus listas, detenidos por la Guardia Civil, al parecer perpetraban…