Por Hermanas Garrido.
Familiares de los presos y no familiares, hermanos todos:
Estamos profundamente conmovidas por las muestras de cariño, por toda la solidaridad y por la dura lucha que han dado y están dando por la liberación de todos los presos políticos; de todos, pues aunque existen unos más visibles que otros, y esto debido a circunstancias particulares de los familiares, no de los presos, sabemos muy bien que todos somos iguales; ninguno es más grande que otro.
Hermanos, la lucha de ustedes jamás la tendremos en poco! Es una batalla justa, digna, desinteresada y pura. Les ruego pues, por la misericordia de Dios, que no malinterpreten lo siguiente:
Las hermanas Garrido, pedimos, si es que tenemos derecho a pedir algo, que: antes de exigir nuestra libertad, primeramente exijan y peleen por la Libertad de la PATRIA. Esto queremos: que aparezca primero la Patria y después nosotras. Es más, con pedir la libertad de Cuba es suficiente, con eso basta. Luis Rodríguez lo sabe; a él le pedimos que hiciera eso. Juzgarán ustedes si lo ha hecho o no (independientemente del profundo dolor que hay de por medio).
Hermanos, no juzgamos a nadie, a nadie señalamos. Todo es confuso, hay mucho dolor de por medio, estamos creciendo. Pero, nosotras, marchamos por Cuba; por ella, estamos presas; por ella, fuimos torturadas como animales y por animales, sin misericordia y descuido; por ella, hemos sido y somos torturadas con sabiduría, con refinada técnica; por ella, estamos dispuestas a morir.
Les rogamos, insistimos, por la misericordia del Padre, que no malinterpreten nuestra posición; a nadie queremos herir, no queremos tampoco que nos juzguen de ingratas. Hermanos, no es orgullo, no es división, no es sobresalir como una luz fría y artificial, ni aparecernos ahora como las campeonas de la Libertad; no somos la tecla discordante, ni las extremistas, ni la oveja negra dentro del corral; somos, sus hermanas, somos cubanas común y corriente; ayer, éramos una persona, hoy somos otra ¿mañana? Dios sabrá; ojalá seamos más maduras, más consecuentes.
No lo duden, no buscamos la estúpida fama de un minuto ¡Ni un millón de likes en Facebook y otras redes valen una sola lágrima de nuestros hijos! ¿Acáso, tendremos en poco la muerte por tristeza de nuestros padres? Es, sencillamente, ser consecuentes: Primero, por respeto a nuestros ideales, ideales por los cuales están presos todos los del 11 de Julio. Ese día, nadie gritó: ¡Libertad! para sí mismo, sino que el grito era para todos y en nombre de todos. ¿Esperaremos, ahora que estamos presas por la libertad de todos, que se cambie el libreto? ¡No estamos arrepentidas, estamos orgullosas!
Hermanos, el pueblo cubano estalló por su necesidad de ser libres. Nosotras, les preguntamos ¿Alguien marchó por las hermanas Garrido? ¿Marchará el pueblo cubano por las hermanas Garrido? ¡Claro que no! Vendrá otro estallido, eso es seguro; como es seguro que lo harán y esta vez de manera definitiva. Ahora ¿Por qué ocurrirá? ¿Por los presos? ¡No lo creemos! Al menos, según la circunstancia actuales, no será por nosotros, los presos de ahora ( ni siquiera, en el asesinato de bahía honda, aquel pueblo marchó). Pero, cuando existan personas valientes que se organizan, que dan la cara, que corren riesgo, que esgrimen la CAUSA de todos (no la de alguien en particular), entonces, si puede ocurrir el milagro. Lo más importante es, la causa por la que estamos presos, no los presos mismos.
Hablar de nosotros, de todos los presos, es bonito, desgarrador, impacta, atrae mucha simpatía, arranca lágrimas; porque es algo muy cruel, muy injusto (hablamos, de un dolor muy agudo, de un dolor sin nombre); pero, de algún modo, enfocados solamente en esto, resulta en estrella fugaz; no será la estocada mortal…
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