Sociedad

De terror

Por Genoveva Enríquez.

El asunto de submarino perdido es algo que me tiene más que sorprendida. Todo lo que dice la empresa es increíble.

En primer lugar, que un artefacto como ese, que baja a 3.000 mts de profundidad y que es autónomo (evidentemente no va conectado por un cable con el barco en superficie) no tenga un geolocalizador.

Vamos a ver, todos nosotros, a través de los móviles, estamos geolocalizados. Cualquier vehículo hoy en día puede disponer de un geolocalizador. ¿¿¿Y este submarino no lo tiene??? Un aparato potente, especial para esas profundidades… en fin… algo.

Un submarino que, si tiene algún fallo eléctrico, de motor o de lo que sea…. se convierte en una tumba porque a esa profundidad no hay manera de llegar a él, como no sea con otro submarino similar (y al parecer no lo hay en el barco) Con que le falle una sola cosa, como el sistema de dirección, están muertos.

De manera que en la construcción del submarino sólo tuvieron en cuenta que fuera resistente al mayor problema: la presión. Fuera de eso, no se les ocurrió pensar en ningún problema más. Y eso es una barbaridad. Absurdo. Pero por lo visto así es. Lo de pensar en un plan B jamás se les ocurrió a los jefes de la empresa.

Ahora están diciendo (según oigo) que un avión canadiense captó “ruidos”. De modo que desde un avión con sofisticadas técnicas e instrumentos (supongo que militares) captaron esos ruidos. Pero que “no saben dónde está”. ¿Captan los ruidos, pero no pueden establecer las coordenadas de esos ruidos? Anda ya…

Y volvemos entonces a que el submarino ni siquiera llevaba una baliza o como se pueda llamar, que hiciera bip bip bip para marcar su posición. Es de locos.

Las explicaciones y posibilidades que han ido dando son igualmente absurdas. Simplemente que no saben dónde está. Que a lo mejor tuvo un fallo (eléctrico, de comunicación…) subió a la superficie y las corrientes lo llevaron muy lejos. Bien, por aportar un sistema simple de comunicación: si el tripulante llevara consigo un teléfono móvil satélite y un simple dispositivo que marca las coordenadas donde estás, una vez en la superficie del agua podría haberlo comunicado a la gente del barco. Por poner un ejemplo.

Y, de todas formas, si ocurrió eso, que subió a la superficie, ya tendría que haber estado más que localizado, puesto que hay aviones rastreando y capaces de captar ruidos a 3.000 mts de profundidad. Flotando sobre el agua no hay el menor problema. O sea, que esa explicación era una trola. Porque no sabían o no querían decir otra cosa.

Entre la suicida irresponsabilidad de la empresa del submarino, y lo que a todas luces están callando… como siempre esta historia acabará siendo el guión de una película.

Pero es la vida de cinco personas en unas circunstancias que no quiero ni imaginar. De terror.

Genoveva Enríquez es historiadora española. La conquista del Oeste. Planeta (2010) forma parte de su bibliografía.

Nota: Desgraciadamente el desenlace ha sido el peor de los posibles.

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