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Política

Cuba y la Moderna Esclavitud

Por Gloria Chávez Vásquez.

Cuba encabeza la lista negra de turismo sexual que incluye a países como Brasil, Camboya, Costa Rica, China y Tailandia. Es, además, uno de los tres países de Latinoamérica, junto con Nicaragua y Venezuela, con mayor número de víctimas en el trabajo forzado.

Según el informe 2024 del U.S Department of State sobre la Trata de Personas (TIP) Cuba se encuentra entre los 13 países que contribuyen a empeorar las condiciones inhumanas en el mundo. Este hecho la coloca en el nivel mas bajo de los tres (tier3) en la lucha contra el tráfico y explotación de seres humanos.

El informe TIP recoge las denuncias y testimonios procedentes de embajadas, agencias gubernamentales, organizaciones no gubernamentales e internacionales, reportes publicados, artículos de prensa, estudios académicos, consultas con autoridades y organizaciones en 188 países del mundo.

El turismo sexual

La caída de la Unión Soviética en 1989 repercutió en Cuba cuando la Isla dejó de recibir ayuda económica de la URSS. El régimen cubano vio entonces, en el turismo, una fuente de ingresos y negoció con compañías, mayormente españolas la construcción de hoteles y discotecas. Permitió, además, la venta de artesanías y productos turísticos. Aparecieron las jineteras, que ejercen la prostitución a cambio de un colorete o la invitación de un turista a comer en un restaurante, prohibido al ciudadano común.

A la isla acuden en masa, extranjeros morbosos, muchos de ellos pedófilos, en busca de “carne joven”. Las agencias de viajes en España y otros países, organizan charters para “hombres y mujeres de negocios” («turipepes) y preparan el «paquete cubano» con artículos de primera necesidad, como jabón y desodorante.

El régimen pierde el control y las prostitutas ocasionales, se convierten en habituales. Aparecen los chulos o proxenetas, aperados de cuchillo y drogas; los cuartos de citas, los restaurantes caseros dedicados a este turismo y con ello una red que da rienda suelta al “dinerito extra”.

Queriendo blanquear su imagen, la dictadura crea el «Operativo Lacra»(1998), realiza redadas y clausura locales y discotecas. Pero la prostitución sobrevive de manera clandestina. La tarifa por entregar el cuerpo de una niña a un turista, vía las redes sociales llega a los 60 euros. Por 500 dólares (costo del proceso burocrático) se arregla un matrimonio para llevarse a una joven a un país extranjero donde ella “rehaga su vida”. El promedio de la edad del novio-turista oscila entre los 50 y los 70 años.

En España el avión a La Habana va cargado de hombres y mujeres, cuenta un ciudadano español casado con una cubana, orgullosos de la gran proeza que van a realizar cuando lleguen a su destino. Para el cubano, es cuestión de supervivencia. Pero para el régimen es cuestión de poder y lucro. Las mismas autoridades consiguen favores sexuales bajo amenazas de acusaciones y detenciones. La pedofilia también es frecuente en los campamentos gubernamentales y en el reclutamiento militar de niños.

Aunque el gobierno de Cuba niega su participación en la promoción del turismo sexual, las condenas dictadas por las autoridades son mínimas y delatan la complicidad de los funcionarios del gobierno al permitir que estos crímenes queden impunes.

«Se estima que hay más de 89.000 prostitutas en Cuba, muchas de las cuales son menores de edad» informa Gabriela Blanco, vocera del Proyecto Disidente y de Gideon International, así como miembro de la Alianza de las Damas de la Libertad.

En carta enviada por el representante de la Florida, Carlos Giménez a la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, el congresista estadounidense incluye una lista de más de 100 funcionarios del gobierno cubano vinculados a abusos de los derechos humanos y complicidad por parte de la dictadura en el tráfico de personas, incluyendo niños. Muchos de esos funcionarios que estuvieron directamente involucrados en la construcción de un sistema que se beneficia del abuso de menores se han radicado silenciosamente en los EE. UU, –informa Giménez– quien además solicita una investigación inmediata y la deportación de estos individuos, por representar un peligro para los exiliados cubanos y el sistema de inmigración estadounidense.

“Es inadmisible que ese tipo de gente se beneficien del abuso de menores y luego vengan a los Estados Unidos a jubilarse cómodamente mientras siguen sirviendo a sus amos sin enfrentar ninguna consecuencia”, –dice por su parte, Gabriela Blanco. “Puede que no tengan antecedentes penales en Estados Unidos o en Cuba, pero son criminales y deben rendir cuentas por estos horrores, sin importar a dónde vayan”.

Tráfico laboral

Cada año, el gobierno cubano envía decenas de miles de trabajadores a todo el mundo en virtud de acuerdos de cooperación plurianuales negociados con los países receptores. Entre ellos predominan las misiones médicas que representan el 75% de su mano de obra exportada. El régimen se beneficia de otros programas de exportación de mano de obra, como el de maestros, artistas, atletas y entrenadores, ingenieros, técnicos forestales y casi 7.000 marinos mercantes de todo el mundo.

El régimen cubano recauda entre 6.000 y 8.000 millones de dólares anuales por su exportación de servicios, un programa que suministra la mayor fuente de ingresos extranjeros para la dictadura comunista. Según las denuncias presentadas ante la Corte Penal Internacional y la ONU, algunos de los trabajadores no se ofrecen voluntariamente, pero la mayoría si lo ven como una posibilidad de escape, aunque no reciban contrato y no sepan cuál será su destino. El régimen de Cuba confisca entre el 75 y el 90% del salario de cada trabajador. A muchos les confiscan los pasaportes una vez que llegan al país receptor. Los jefes de misión les imponen un estricto toque de queda, someten a los trabajadores a vigilancia y les asignan “cuidadores” que les impiden relacionarse libremente con la población local.

Cuando el trabajador médico protesta, se enfrenta a castigos y represalias. Quien abandona el programa, o busca asilo es catalogado como “indeseable”. El estado le prohíbe regresar a Cuba durante ocho años, y les impide visitar a sus familiares. El gobierno cubano ha sancionado a más de 40.000 profesionales en virtud de estas disposiciones, y para 2022, había separado a 5.000 niños de sus padres.

Verdad vs propaganda

Aunque el gobierno cubano promociona a los trabajadores como profesionales y especialistas, lo cierto es que muchos carecen de una formación médica adecuada. En 2021 se calculaban más de 28,000 trabajadores médicos cubanos en 60+ países. La mayoría de los fondos recaudados de las misiones médicas cubanas no se invierten en programas de beneficio social, sino que van directamente a las arcas de la élite militar.

La Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC) creada el 1992 por cubanos en el exilio, realizó una conferencia orientada a examinar el estado de los trabajadores médicos cubanos en América Latina y Europa Occidental. La Primera Conferencia Internacional Combatiendo el trabajo forzado en las misiones médicas cubanas expuso la falta de transparencia en el proceso de contratación de profesionales, y otros problemas relacionados con uno de los negocios más lucrativos del régimen cubano. A esto se añade el adiestramiento de sus enviados para el espionaje.

El estado cubano trafica con sus propios ciudadanos a través de esquemas elaborados donde la propaganda describe a Cuba como un proponente humanitario global y una potencia líder en salud pública a través de su ‘diplomacia de misiones médicas’. Pero la verdad, respaldada por evidencia y testimonios de primera mano, revela una práctica corrupta de trata de personas que genera miles de millones de dólares en divisas, desviadas de la salud pública para satisfacer su deuda externa y sectores públicos ineficientes.

El balance de la lucha contra el tráfico de personas es liderado por Estados Unidos, Canadá, Colombia, Chile, Argentina, Las Bahamas y Guyana que están en el tier 1 con las mayores políticas contra este delito.

Referencia Cubanet.

 

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Photo by Carlos Torres on Unsplash

 

Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos.

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