Por: Dr. Rafael Marrero
Cuando de circunstancias condicionales se trata, definitivamente, hay que hablar del COVID-19. Dado a conocer como emergencia de salud pública a fines de enero pasado, el coronavirus no solo pasará a la historia como el causante de casi un millón de muertes a nivel global, y contando, sino también como una pandemia que pudo prevenirse perfectamente.
Estados Unidos, enfrascado en la misión de descubrir qué fue lo que pasó, cuándo y cómo, ha dado a conocer un reporte con los resultados de una auditoría realizada por el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, en la que la República Popular China y la Organización Mundial de la Salud (OMS) no quedan muy bien paradas que digamos.
Yendo directamente al grano: si China no hubiera encubierto el brote en sus inicios y la OMS hubiera actuado rápidamente, alertando a la comunidad sanitaria mundial, tal como lo exige el derecho internacional, actualmente no estaríamos sufriendo el embate de una pandemia que ha puesto al mundo de revés.
A escala global, hoy suman más de 30 millones los contagiados y casi un millón los decesos, mientras que EE. UU. registra cerca de siete millones de casos y casi 200 000 fallecidos. El SARS-CoV-2 ha quebrantado así la salud y la vida de millones de seres humanos, al tiempo que ha socavado la economía de todas las naciones y, principalmente, la nuestra.
China: lo que hizo y lo que no
Aunque la nación asiática jura y perjura que el COVID-19 surgió en el mercado húmedo de Wuhan, cada vez se vuelve más evidente que el coronavirus emergió de un laboratorio militar relacionado con el Ejército Popular de Liberación del Partido Comunista Chino (PCCh).
Li-Meng Yan, viróloga china vinculada con ese descubrimiento y exiliada en nuestro país por temor a represalias de parte de los comunistas chinos, así lo afirmó recientemente a medios de prensa estadounidenses. Ahora que ha salido a relucir el citado reporte, escrito por miembros republicanos del comité demócrata, las evidencias encontradas ponen a China aún más contra las cuerdas.
Resulta que el gigante de Asia destruyó pruebas y enterró información importante referente al origen del virus mientras nacionalizaba las cadenas de suministros y entorpecía las exportaciones de 3M y General Motors, reprimió a médicos y periodistas para que callaran lo que sabían, se negó a entregar de inmediato datos sobre pacientes contagiados y se tardó en suministrar información a la OMS. Todo eso mientras el virus cobraba fuerzas y se extendía.
El reporte de la Cámara de Representantes de Estados Unidos detalla cronológicamente qué pasó a inicios de año en China, comenzando con el día 1° de enero, fecha en la que funcionarios del PCCh ordenaron el cierre del mercado húmedo de Wuhan y la destrucción de evidencia forense esencial.
El 2 de enero, prosigue, científicos del Instituto de Virología de Wuhan completaron la secuencia genética del virus y constataron que este era altamente contagioso, sin embargo, no compartieron esos resultados de inmediato.
El mencionado informe continúa diciendo que, si China hubiera sido transparente, definitivamente, habría contenido el brote, hecho que no solo habría reducido en un 95% los casos del mal en su territorio, sino que también habría evitado su expansión a otros países y, con ello, el surgimiento de la pandemia que enfrentamos hoy.
OMS: lo que hizo y lo que no
Desde el mismo nacimiento del coronavirus, la Organización Mundial de la Salud ha acaparado titulares en medios de prensa de todo el mundo por el manejo que ha hecho de la pandemia. Si bien es cierto que los chinos le informaron tarde en algunos casos y le ocultaron evidencia, en otros, también lo es el hecho de que no actuó ni rápido, ni acorde a lo previsto.
Siguiendo con la cronología de los hechos, luego de que China informara acerca del brote el primer día del 2020, la OMS hizo su anuncio oficial, vía Twitter, el 4 de enero. Más de dos semanas después, el día 20, fue que una comisión de la entidad recorrió Wuhan, un recorrido al que, dicho sea de paso, se les negó la presencia a expertos estadounidenses.
Pasó otra semana, y el 28 de enero, la OMS decidió elogiar a China por su “transparencia” respecto al COVID-19. Si bien de transparente no había nada de nada, lo peor es que el organismo sanitario mundial lanzó tal halago en momentos en que los chinos le estaban negando información. Según indica el citado reporte, de tal engaño hay evidencia.
Al finalizar enero, concretamente el día 30, el organismo de las Naciones Unidas declaró ante el mundo que estábamos en medio de una emergencia de salud pública. Para entonces, ya había 10 000 casos en 19 países, entre ellos, Estados Unidos.
Según ha trascendido también, durante varias semanas del propio mes de enero, la OMS igualmente ignoró al Centro de Control de Enfermedades de Taiwán sobre la transmisión del virus entre personas, informó incorrectamente al mundo sobre la transmisibilidad del virus de humano a humano y sostuvo las declaraciones del PCCh como si de verdades inviolables se tratara. Todo un rosario de equivocaciones.
EEUU: lo que dice y lo que exige
Teniendo en cuenta todo lo que ha salido a la luz desde que se iniciaran las investigaciones en torno al coronavirus, así como la implicación de China y la OMS en la expansión de la pandemia, dada a conocer en el reporte en cuestión, Estados Unidos considera que la nación comunista debe rendir cuentas porque ha destruido la salud física y económica del mundo.
Asimismo, sostiene que el director de la OMS, Tedros Adhanom, debe renunciar por la ineficiente y desacertada gestión que ha hecho sobre el COVID-19. De modo paralelo, sugiere la readmisión de Taiwán a la entidad sanitaria (por las alertas realizadas sobre la transmisión del virus de persona a persona) y la no retirada de EE. UU. del organismo mundial.
Mientras los demócratas intentan sacarle lasca a la particular situación de la nación americana en lo que respecta al coronavirus, y tratan de echarle la culpa de todo al presidente, Donald Trump, Estados Unidos condena a los verdaderos culpables del desastre sanitario actual: la conducta criminal de China y el silencio cómplice de la OMS. Innegablemente, el común denominador que les une, es, en una sola palabra, imperdonable.
Rafael Marrero es economista, empresario, y Editor de Economía de ZoePost.
China debe,y esperamos que el mundo le exija, rendir cuentas ante todo el mundo , es responsable por crimen de lesa humanidad, al banquillo de los acusados…
Pingback: COVID-19: China y OMS bajo el mismo común denominador – – Zoé Valdés
EXCELENTE ARTICULO DE MI COLEGAMIGO RAFAEL MARRERO SOBRE LA INNEGABLE PARTICIPACION DE CHINA Y LA OMS EN LA PROPAGACION MUNDIAL DEL COVID 19. GRACIAS, ZOE, POR INCLUIRLO EN TU MAGNIFICO ESPACIO.
Mira Waldo. Yo por lo menos, no tengo ninguna duda de la reelección a pesar de los desmesurados ataques de los zurdos con diferentes nombrecitos y grupitos belicosos. Confío en que son más los votantes inteligentes que los votantes estúpidos en USA. Trump puede caerme mal, pero inspira seguridad a los inversionistas, es directo con los enemigos, y desenmascara a los traidores. Necesitamos un liderazgo fuerte para el mundo, de lo contrario va a pasar como cuando Clinton y Obama, que ni los chinos ni los rusos los respetaban.