Por Ana Martín/El Debate.
Casi todos los caminos en la política exterior del presidente del Gobierno conducen a Marruecos, el reino de Mohamed VI. Y la crisis diplomática que Pedro Sánchez ha desatado con Israel, de alcance y consecuencias aún desconocidas, también.
El Gobierno de Benjamin Netanyahu era y es el único que siempre ha tenido en su mano resolver el enigma del espionaje al teléfono de Sánchez, que puso en jaque la propia seguridad del Estado. Pero nunca ha querido. Su colaboración con la Justicia española ha sido nula, y ésa es una espina que lleva clavada el presidente español, quien este lunes vio cómo Israel cancelaba su participación en la reunión de la Unión por el Mediterráneo en Barcelona tras el incidente del viernes…