Por Carlos M. Estefanía.
Entre los muchos que han tronado contra el trovador Fernando Bécquer y su condena, se encuentra el influencer cubano, radicado en Estados Unidos, Alex Otaola. Su discurso es toda una señal del modo en que los tiempos cambian.
Otaola, desde su trono, cual adalid de la nueva moral en boga, señala con dedo acusador los pecados de esta suerte de Barba azul moreno, mostrando con fotos lo leve de su castigo. En ellas vemos como el condenado se desplaza libremente por las calles de La Habana. A estas suma otra imagen, aún más comprometedora. Allí se ve al artista junto a Fidel Castro. Ahí sí que lo ha fastidiado, al menos de cara a los exiliados. Pero sin quererlo Otaola ha puesto en evidencia lo poco que importa en la Cuba de hoy el haber posado alguna vez junto al extinto dictador. Si se trata de usarte como chivo expiatorio y escarmiento, no te salva ni la imagen del viejo.
Resulta un tanto contradictorio el rol de árbitro moral, asumido por el mismo que se burla de mujeres y acosa sexualmente (según la mojigatería verbal vigente) a cuanto ejemplar masculino, más o menos dotado, le pasa por delante. Lo hace usando alusiones eróticas incluso con invitados acompañados de esposas. Un acto que de haber sido realizado en relación a una mujer ya le habría costado perder el trabajo y una buena demanda, tal como están las cosas.
No hablemos ya de como se olvida el influencer de haber sufrido en carne propia una campaña de difamación lanzada desde Cuba sobre su presunta atracción desenfrenada por jóvenes. Al final es casi lo mismo que perdió a Bequer, la diferencia radica en el tipo de orientación sexual del implicado, una diferencia que pone en evidencia el modo en que la moral ha cambiado.
Oscar Wilde como paradigma
El Estornudo, la publicación digital que acabó con la vida donjuanesca de Bécquer, asegura no estar interesada en practicar el puritanismo, más el estilo con el que aborda el caso del artista nos retrotrae en cierto sentido a los tiempos de las doble, más que estricta, moral victoriana solo hay que hacer un ligero cambio de signo.
El caso del trovador afrocubano, por el modo en que le ha tratado nuestra “media independiente”, tiene mucho en común con un escándalo desatado en Inglaterra a finales del siglo XIX. Me refiero a las consecuencias del pleito entre Oscar Wilde y el marqués de Queensberry, padre de un joven con quien Wilde mantuvo relaciones desde 1891.
Oscar Wilde, por sus inclinaciones, fue un Otaola de su tiempo, quizás un poco más discreto, aunque infinitamente superior en intelecto.
La cosa es bien retorcida pues el lio del escritor con su amante lord Alfred Douglas,” Bosie” Douglas, parece que era algo normal en la familia del segundo. Se rumoraba que el hijo mayor del Marqués, Francis Douglas, mantenía relaciones íntimas con el primer ministro británico, Archibald Primrose, e incluso con el ministro de Asuntos Exteriores, lord Rosebery. Pero lo mismo en Cuba comunista que en la Inglaterra imperialista, los moralistas se detienen donde comienza el poder.
Veamos el caso decimonónico: Sin importarle mucho con quien se metía en la cama su hijo mayor, el padre de “Bosie” había calificado en una esquela a Wilde de Sodomita ostentosos, rumor que el aristócrata no dejaba de regar por doquier, cosa que, al escritor, en la cumbre de su fama, no le convenía. Por eso fue él quien metió al estado en el problema y fue ahí que se le fastidió todo. El escritor irlandés (ojo al detalle de su pertenencia minoritaria) llevó a los tribunales, por difamación, a quien, en la Cuba de nuevo código familiar, ya podría perfectamente convertirse en su “suegro”.
Lamentablemente la tortilla se le viró al escritor cuando los abogados del Marqués encontraron los testimonios de una decena de sus amantes. Más o menos lo que más de un siglo después haría El Estornudo con la red de querindangas de nuestro infortunado cantautor.
Con el afrocubano, como con el irlandés (quien para colmo era medio anarcoide) el rol de la opinión pública fue fundamental para la condena. En el caso del juicio británico se aplicó una ley de 1885. Estaba respaldada por las feministas, pues incluía disposiciones para la protección de mujeres y niñas, amen de que fortalecía la legislación existente contra la prostitución. Esta ley también perseguía la homosexualidad pero en ese momento el asunto traía sin cuidado a las sufragistas.
Vale la pena detenernos para analizar la evolución de los vínculos entre feministas y homosexuales. En los años sesenta se les endosa, sin la menor lógica, al movimiento lésbico y como consecuencia terminará serrando filas en general con el movimiento homosexual. Todo sea con tal de destruir la masculinidad imperante como símbolo del Patriarcado. Y tanto les concedió el poder vigente en este terreno (Parece que muy machista no es) que terminaron cavando la tumba de su propio movimiento. Odiaron tanto al hombre, que sus hijos ya no quisieron serlo, otorgándole ese derecho bajo la dictadura de género. Ahora en países como España cualquiera puede ser mujer sin tener siquiera que aparentarlo, para espanto de las que defienden más que la igualdad, la superioridad legal del humano hembra. A ver si nuestras aguerridas feministas cubanas toman nota, ahora que todavía hay tiempo.
Pero volviendo a aquella Inglaterra de Wilde. Por supuesto que tanto los asistentes al juicio como la prensa aplaudieron la decisión. En el caso del acercamiento de nuestra prensa disidente, la condena del acusado no es menor, pero juega a hacer disidencia diciendo que el castigo no fue lo suficientemente fuerte, de ese modo la mano peluda del lobo de género se nos cuela embadurnada con la harina de la crítica las leyes de la isla, sin reconocer que cada vez se acercan más esa ideología misándrica, no menos nefasta que la marxista leninista.
Y no deja de resultar curioso, volviendo a Inglaterra, que el amante principal del escritor irlandés por el que se había desatado el escándalo se fuera “de rositas”. Es lo que suele ocurrir cuando prensa y justicia ocupan el púlpito sobre todo bajo la doble moral anglicana.
La nueva censura
Extrañamente aquella historia se repite, es verdad que casi como una parodia, gracias a Dios. Por el momento Bécquer no tendrá que ir a galera, pero en el caso de sus émulos futuros no estaría yo muy seguro.
Lo que, sí comparten los dos creadores, el irlandés y el cubano, es haber sido víctimas anticipadas de lo que hoy se denomina cultura de la cancelación, palabreja para hablar de la censura de toda la vida. La misma que en Cuba se reservaba a los exiliados, disidentes y opositores, pero que ahora mete a Bequer en el mismo aro. Así de grave habrá sido su infracción frente a los novedosos valores de las postrimerías del Raulato.
Veamos el caso de Pistacubana, portal muy elogiado por la prensa oficial, especializado en visibilizar música de los intérpretes y compositores de la isla. La plataforma fue creada en 2010 por Geovanys Federico García Vistorte. Se trata de un escritor, guionista, editor y director de programas televisivos y ex presidente de la filial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en Camagüey.
Pues bien resulta que Pistacubana, tiene el mérito de haberse convertido en el primer medio que reconoce abiertamente haber suprimido a Fernando Bécquer de sus registros. Como si el delito contaminara sus canciones.
No es que ocurra por primera vez en Cuba este fenómeno. La censura ha sido en Cuba el pan nuestro de cada día, en primer lugar, contra quienes se opusieron al llamado proceso revolucionario o no encajaban del todo en él. Luego contra los que aún estando dentro de la revolución resultaron un tanto incomprendidos al menos por un sector de su nomenclatura. Tal sería el caso inicial de los fundadores de la llamada nueva trova, hasta que burócratas con mejores puntos de miras se percataron de la gran utilidad propagandística que se les podía sacar, sobre todo de puertas afuera, a Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y al resto de sus seguidores de primera, segunda o tercera generación.
Lo que nunca se había visto es que, en un país, cuyo estado, una vez superada cierta intolerancia sexual de origen estalinista, ha sido el primer promotor del libertinaje y la promiscuidad como contrapeso a la asfixiante falta de libertad política, fuese censurado un artista convicto y confeso de sus lascivias. Es lo que ha ocurrido con Bécquer, quien, para alegría del feminismo supuestamente opositor, ha sido excomulgado al menos mientras dure la condena impuesta al músico. El anatema lanzado contra el artista reza así:
“El portal Pistacubana ha decidido suspender los registros del trovador Fernando Bécquer, teniendo en cuenta la sentencia judicial que acaba de ser dictada en La Habana por el delito de lascivia que determinó una sanción de 5 años sin internamiento.
Aunque la sanción impuesta no le imposibilita que siga ejerciendo como músico, la decisión del portal parte de la gravedad del hecho y el impacto social de su delito. Consideramos que se hace necesario socializar esta condena, para algunos tibia, como forma de ayuda y apoyo a decenas de mujeres que sufren, han sufrido o podrían sufrir situaciones similares con otros hombres. De esta manera acompañamos a las víctimas y nos sensibilizamos con su causa, que consideramos merece toda la atención de cada uno de los actores de la sociedad cubana.
Por esta razón consideramos que no es pertinente que se le ofrezcan los mecanismos de promoción a él y a su obra bajo ninguna forma dentro de Pistacubana.
Hasta el momento el trovador contaba con 10 canciones registradas que tampoco podrán ser visitadas dentro del portal, así como ninguna referencia a conteos o noticias relacionadas con su obra.
Los enlaces que aún persisten en los buscadores sólo llevan a una página aclaratoria de que los registros solicitados no se encuentran disponibles, hasta que en el lapso de un tiempo desaparezca toda referencia.
En Pistacubana estamos pendientes de todo lo que ocurre alrededor de la música y aunque no sea parte de nuestra política editorial el restringir el acceso a nuestros contenidos, era hora de dar el primer paso. Primer paso que nos va a exigir de ahora en adelante nuevas decisiones de esta naturaleza.
Hasta el día de la sentencia se podían encontrar los datos de Fernando Bécquer en nuestro catálogo, que ya suma más de 6 000 artistas. Desde el 19 de octubre de 2022 a partir de las 20:00horas GMT-5 el cantautor cubano no podrá ser indexado ni consultado, y no se compilarán sus puestas en ningún medio de comunicación.
Aclaramos que nuestra decisión no guarda ninguna relación con la política a seguir en este caso por la radio y la televisión cubanas.”
Se puede dudar de que la plataforma lo haya suprimido sin contar con el aval político del sistema. Por lo que no resulta arriesgado adivinar que esta sea la primera de las puertas que se le cierran al músico. Con tal censura cuesta creer que un realizador televisivo o radial cubano se atreva a pasar la música “becqueriana”.
Pensar que el agua volverá a su cauce cuando se termine la condena del cantautor cubano es olvidar lo que ocurrió con Oscar Wilde al cumplir los dos años de sentencia. Es verdad que el escritor irlandés recibió́ la libertad con el plan de recuperar su vida y que la experiencia de sirvió para escribir una gran balada sobre la prisión de Reading que fue un éxito editorial, pero no pudo hacer mucho más lastimado por la experiencia. Veremos cuánto pesa sobre su capacidad creadoras el ostracismo, un tanto parecido al de Wilde, que deberá soportar Bécquer durante un lustro.
Dice la declaración de Pistacubana que no se le ha prohibido a Bécquer seguir ejerciendo como músico, bueno al menos le queda su canal de YouTube “elbecquerdecuba” para seguir exponiendo su obra. Parece que dentro de Cuba otro espacio no tendrá.
Pistacubana lo que ha hecho es dar el ejemplo de lo que se debe hacer con el apestado. De un plumazo ha borrado de su lista a uno de sus artistas de más largo currículo. No les ha importado la obra realizada por Fernando Daniel Bécquer Cifuentes, desde 1989, cuando se inició como trovador hasta ayer mismo como quien dice.
El silencio de los corderos
¿Quién se lo diría a aquel joven cantautor? Me refiero al chico cargado de ilusiones cuando en 1993 ingresa al Centro de Superación Profesional Musical Félix Varela donde recibirá las clases de guitarra y canto popular que luego usará sus composiciones. Piezas que, si bien no son extraordinarias, al menos tendría su público, como demuestra tanta chica llevada a la cama. ¿Cómo podía sospechar la exclusión que le aguardaba mientras las seducía? ¿Qué Orisha se atrevería a avisarle al santero, cuando los invocaban con el fin de seducir mujeres, del aislamiento social que le aguardaba, precisamente a causa de ellas?
Lo que seguro el cantante avizoraba en la llegada del triunfo mientras participaba de innumerables peñas culturales, programas radiales y televisivos, así como en producciones discográficas. Por ejemplo, cuando en el 2008 formaba parte del grupo de miembros destacados de su generación que conformaban Tony Ávila, Yamira Díaz, Eduardo Sosa y en particular el afamado y siempre fiel al comunismo Ray Fernández para grabar “La voz del diablo”. CD producido por la discográfica estatal cubana EGREM. Evidentemente al maligno no le gustó mucho la participación de Bécquer bajo uso de su nombre, y terminó cobrándole al final sus servicios en esa y otras ocasiones.
¿En que estarían entretenido sus santos protectores cuando el artista, entre conquista y conquista, grababa en el 2007 su CD “Cubano por donde tú quieras”. El que incluye el tema “Necesito”, cantado a dúo con Silvio Rodríguez. Ese Obatalá de los cantautores cubanos cuyo manto protector no ha sido lanzado sobre Bécquer.
Hablamos del mismo artista en el que nadie vio a un violador, ni lo detectó un miembro de Comité de Defensa de la Revolución, ni un agente de los tantos que vigilan a los artistas, cuando le seleccionan para a homenajear a otro gran mujeriego y seductor verbal autorizado, por demás” apóstol de la independencia” de Cuba, y al que el nacional feminismo debe mirar con cierta suspicacia. Es decir, cuando Bécquer fue llamado a sumarse al proyecto “Los jóvenes cantan a Martí”, álbum de 2004. Y eso que, según El Estornudo, el hombre veía dando guerra desde la década anterior. Este disco fue producido también por la EGREM, pero con la asociación de Artistas Hermanos Saiz, la misma organización presuntamente no gubernamental a la Bécquer pertenecía, y que desde su caída en desgracia no ha levantado un dedo para defender, sino los actos sexuales, al menos la obra musical de su inquieto miembro, nunca mejor dicho. Es la misma y muy oficialista sociedad que no tuvo el menor reparo en incluir al artista en otro álbum editado con EGREM: “La estrella de Cuba” (2003), una estrellita que, para el caso del cantautor, irónicamente, ya se ha apagado.
¿Dónde estarán hoy las voces de quienes le acompañaron grabando el CD “Definitivamente jueves” donde se interpretan textos del poeta cubano Waldo Leiva musicalizados, ¿por el impepinable (no más que el propio Bécquer) cantautor Augusto Blanca? Fue en el 2000, cuando ser inicia según las crónicas semi pornográficas de El Estornudo del milenio caliente de Bécquer.
¿Qué va a pasar ahora con la obra de Bécquer recogida en compilaciones discográficas, como las Antologías 1 y 2, A guitarra limpia, editadas por el ese tanque del pensamiento oficialista cubano que es el Centro Pablo de la Torriente Brau?
¿Qué dicen de esta exclusión los tantos artistas que compartieron escenario junto a Bequer en durante años; en 1992 durante el I Festival de la ya mencionada Asociación Hermanos Saiz; los que hicieron otro tanto en 1997 durante el Encuentro Canciones de la Rosa y la Espina, auspiciado por la Casa de las Américas, conformando desde entonces, junto a él, ¿el grupo de trovadores conocido como Cantores de la rosa y la espina?
¿Qué dirán del anatema las a destacadas figuras de la música nacional e internacional que tocaron y cantaron junto a Bécquer en 1999 en lo que se denominó Puente Musical Cuba-Estados Unidos o las que en el 2000 estuvieron junto a él en el Festival Longina celebrado en Santa Clara y dedicado la Joven Canción Trovadoresca?
¿Qué tendrán que declarar ahora los funcionarios responsables de las múltiples giras del terrible “canta-depredador”, enviándolo a hacer de las suyas a Venezuela como parte de la Misión Cultura auspiciada por el Ministerio de Cultura de ese país; al Festival Universitario de Sinaloa, en el Estado de Culiacán en México; al del Festival de las Artes Bambú en Honduras; al Festival de Solidaridad Cuba-Venezuela 2003, a la Jornada de la Juventud Caribeña en la isla de Martinica, o la de 2005, cuando integró la delegación artística que representó a Cuba en el Festival Internacional de la Juventud y los Estudiantes, celebrado en la ciudad de Caracas, Venezuela. Extraño que entre sus víctimas no aparezcan venezolanas, mexicanas, hondureñas etc., parece que El Estornudo no terminó la tarea.
¿Qué dirán hoy de nuestro lampiño barba azul sus afamados camaradas musicales de antaño; David Torrens, Kelvis Ochoa, y Adrián Berazaín los tres acompañantes de Béquer en el CD “Talco y betún”, producido por Caribbean Production y grabado en vivo en el emblemático Pabellón Cuba.
¿Qué dicen hoy los amigos le acompañaban en peñas culturales como la del Martes Universitario o en La Pérgola del ya mencionado Pabellón Cuba? Que dicen de la venida a menos del artista los que le ayudaron en la realización del video “Chao, Lulú” o “Cubano por donde tú quieras”, una especie de autobiografía audiovisual del artista, donde le acompaña prestigiosos músicos como Barbarito Torres, Lázaro Rivera y Roberto Riverón, el Chino Verdecia, Marcos Alonso, Eduardo Saldiñas, Eduardo Lavoy, Frank Padrón, Emilio M. Padrón, Claudia Vega, Yuliet Canfux, Carlos Valdés, Miguel Ángel de Armas, Niurka Reyes, Saily Aguiar, Oriandine y Eduardo Saldiñas, Emilio Vega, el ingeniero de sonido Tony Carrera y hasta el propio Silvio Rodríguez, quien accedió a compartir una de las composiciones de Bequer.
Ninguno dice, ni dirá algo sobre el mujeriego venido a menos, so pena de que le tilden de machista, una palabra que hoy guarda la misma carga negativa que ataño cargaba la de maricón.
Nadie quiere comprometerse con Béquer. Así debió ocurrir con Oscar Wilde, nadie dice nada bueno tras la caída del cantante cubano. Como tampoco decían algo malo en sus tiempos de fama. No parecen haberse enterado entonces de la clase de pervertido heterosexual que los acompañaba, como tampoco de dieron cuenta otras figuras sagradas de la música cubana, algunas ya fallecidas y por tanto más sabias por viejas que por diablas, que compartieron tablas con el trovador. A saber: Teresita Fernández, Marta Valdés, Sara González, Omara Portuondo, Pablo Milanés (en estos momentos muy enfermo), Vicente y Santiago Feliú, Noel Nicola, Carlos Varela, Frank Delgado, Gerardo Alfonso, Dúo Buena Fe, Grupo Moncada, Compay Segundo, el Septeto Nacional Ignacio Piñeiro, etc., etc. etc.
Por último, ya para no agotar al lector uno se preguntaría, ya que tendría que aportar esta cuestión del borrón del trovador en la pista cubana Antonio López Sánchez. El investigador que llegara a declarar que: Fernando Bécquer se parece a sus canciones y sus canciones se parecen a la vida. Pues bien parece que esa “vida” ya no es bienvenida para ser, conocida escuchada y bailada desde la pistacubana. Así es la “cancelación”.
El del Tosco como ensayo de este caso
Cuán diferentes resulta esta reacción a la que tuvieron no hace mucho los compañeros y amigos de otro músico cubano, José Luis “El Tosco” Cortés, fundador y director de NG La Banda, acusado de maltratos por una ex cantante de su grupo; Dianelis Alfonso, más conocida como la Diosa de Cuba. Esta campaña antimachista la Diosa fue apoyada desde Miami por el mismo Otaola, si que las autoridades cubanas pareciera interesarse en esta colaboración.
Resulta que “El Tosco” también cayó en la mirilla de las feministas criollas y sus aliados masculinos. Y si bien no lograron llevarlo a la cárcel, quizás porque se les murió antes o porque estaba mejor apadrinado que Bequer o por ambas cosas. El caso es que al Tosco a diferencia de Bécquer no le faltaron defensores, incluso mujeres que atacaron desde el mismo género a la Diosa.
En los sendos obituarios que le dedicaron al fallecimiento del Tosco medios gubernamentales como Juventud Rebelde y Cubadebate, solo se dicen flores del fallecido. Cuan diferente es esto al silencio cómplice cuando no aprobación de la condena que tuvieron los medios oficiales en el caso de Bécquer. Pocos han señalado esta diferencia. Entre ellos se encuentran feministas cubanas por cuenta propia (no de la oficial Federación de Mujeres Cubanas), quienes, si bien no pudieron salirse con la suya en aquel caso, al menos les sirvió para afilar armas. Así lo evidencia la llamada: “Declaración sobre el acceso a la justicia de las víctimas de violencia de género en Cuba”, publicada en el sitio “yo si te creo en Cuba”. En el comunicado se correlaciona la denuncia pública y formal realizada contra el Tosco por Dianelys Alfonso, con el surgimiento de una plataforma similar a la muy anglosajona #MeToo, con el fin de apoyar a quienes definen como “Personas afectadas por la Violencia de Género . Se trata precisamente del sitio #YoSíTeCreoenCuba. En clara referencia al desaparecido fundador de la banda musical NG, puede leerse lo siguiente en la declaración:
“…La muerte de un agresor totalmente impune no es castigo ni reparación para las víctimas y, decimos “las” porque Nelly no ha sido la única que sufrió del maltrato sistemático de una persona con poder para cometer delitos sin ninguna consecuencia. A ella mandamos nuestro abrazo y fuerzas para superar este momento tan difícil, cuando resulta re victimizante y penoso que hasta personas que se consideran aliadas se rasguen las vestiduras.
Y no se trata de desconocer el talento y aporte de este músico a la cultura cubana, ni de desconocer o no comprender el dolor de sus familiares, personas allegadas y seguidores. Se trata de que, en medio de esa magnificación mediática e institucional, polarización política y casi beatificación alrededor de la muerte, se olvida y hasta niega una vez más a sus víctimas. A todas ellas les decimos: “Yo Sí Te Creo, hermana…
Llamamos la atención sobre el doble rasero de condenar sin reparos al trovador Fernando Bécquer, quien para muchas personas no es talentoso ni popular, al tiempo que se obvia la violencia de José Luis Cortés en virtud de su virtuosismo como músico. Lo anterior fomenta aún más la impunidad. Es como si unos fueran más condenables que otros. En temas de justicia, los dobles raseros solo crean inconformidad y descrédito de instituciones, que deben garantizar un actuar igualitario para todas las personas. Se puede ser talentoso y también un agresor. Es más, muchos agresores son personas aclamadas en sus entornos.
A las personas que exigen pruebas y el veredicto de un tribunal para condenar al Tosco, les recordamos que todavía no existen en Cuba ni tribunales ni policías especializadas ni Ley Integral contra la Violencia de Género. El asunto de la violencia machista es estructural. Un momento clave para colocar el asunto fue sin dudas la denuncia en 2019 de Dianelys Alfonso…”
Así que ya sabemos los que quieren para Cuba nuestras hermanas feministas, entre otra cosa: tribunales de excepción y una policía moral similar a la iraní, aunque invertida. La persa va a por las mujeres sin velos y los que aman su propio sexo, la que piden nuestras hermanas para Cuba estaría especializada en perseguir a otro sector de la población, el que está marcado por su pene. De lo que se trata es de implantar un sistema judicial donde el género del que delinque o simplemente del sospechoso o acusado se entienda como agravante, mientras se cree ciegamente a la parte con vagina, sobre todo en el caso de violencia, doméstica o abuso sexual. Es decir que a los defectos propios de la justicia sectaria de corte leninista oriental se agreguen los vicios que las legislaciones sexistas que ya imperan en occidente.
¿Cuánto tardará el sistema cubano en hacer estas concesiones, más que a las feministas, a los poderes globales que las mantienen? Eso no podemos saberlo. Pero de lo que no cabe duda es que con todo lo que se armó, en el terreno legal, cultural, mediático y de redes con el caso Fernando Bécquer, ya se ha dado un primer y significativo paso en esa dirección.
Referencias: Pulse aquí para leer Condena de un mujeriego. El arte de ajustarnos a la ideología de género (I).
Carlos Manuel Estefanía Aulet.
Nacido en La Habana en 1962, realizó estudios de Filosofía en las Universidades de La Habana y Moscú, licenciandose en 1987 en la especialidad de Materialismo Histórico. Posteriormente hizo estudios de postgrado en economía, relaciones internacionales, periodismo, lingüística, teoría de la comunicación y semiótica. Así mismo recibió cursos por encuentro en la Facultad de Derecho en la Universidad de La Habana, en materias tales como: Historia del Estado y el Derecho, Teoría del Estado, Derecho de Familia, entre otras.
En mayo de 2009 recibió el título de Magister en Pedagogía del Español y de Ciencias Políticas por la Universidad de Estocolmo.
Radica en Suecia desde 1993, donde fue fundador e integrante de la directiva de la Sociedad Académica euro cubana, así mismo se desempeñó como presidente de la Asociación de Graduados Extranjeros en Suecia. Ha sido además miembro de la Asociación de Corresponsales Extranjeros en Suecia (PROFOCA) y del Colegio Nacional de Periodistas de la República de Cuba en el Exilio.
Como parte de su labor docente ha impartido cursos de teoría socialista, semiótica, Comunicación, Filosofía, Religiones y Lengua Española. Pertenece actualmente a la Federación Nacional de Maestros de Suecia.
Es autor del libro. “Pasión y Razón de Cuba”, así como de: “Y Juanes cantó en La Habana”. Igualmente ha participado en las antologías: “Cuba: Miradas Cruzadas” y “El Libro Rojo del Marxismo Cultural”.
Fundó en 1994 la revista Cuba Nuestra y ha publicado artículos en diferentes medios de comunicación impresos y digitales de Europa y América. Ha colaborado con emisoras radiales en Cuba, así mismo ha realizado y conducido programas radiales emitidos en Estocolmo y en Miami.
Redacción de Cuba Nuestra.
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