Por Gloria Chávez Vásquez.
El infierno es vivir día a día sin saber la razón de tu existencia.
Mickey Rourke (1952) actor estadounidense
La aceptación llegó de manera gradual a aquellos que tenían ojos para ver y oídos para escuchar. Como el mensaje de buscar al Niño Dios en la epifanía de Gaspar, Melchor y Balthazar, o en las visiones de Dante Alighieri y John Milton, quienes con su genio y disciplina crearon una Divina Comedia(1308) o un Paraíso Perdido (1667).
Mi curiosidad sobre ¿qué sucede a los individuos que contribuyen con fervor a destruir la vida humana y con ella al mundo? se fue resolviendo de manera elaborada. De súbito vinieron a mi mente las imágenes. Contrario a Arquímedes de Siracusa (287-212 A.C) no grité ¡Eureka!, pero entendí por fin, el valor y propósito de la epifanía.
¿Cómo sabes si la Tierra no es más que el infierno de otro planeta? Aldous Huxley (escritor y filósofo inglés).
En medio de la duda global de la teoría de la evolución que popularizó el biólogo inglés Charles Darwin (1809-1882),mucha gente había descartado lo sagrado en beneficio de lo profano. Esta llamada civilización parecía estarse apagando para descender en una época oscura, en una era de progresiva extinción.
Dado que cada vez más gente se refugiaba en el mundo de la fantasía, las drogas o ideologías falsas con tal de bloquear a Dios; dado que los cimientos morales se habían desintegrado;dado que la plebe negaba la verdad como si fuera un insulto, a fuerza de violencia, los creyentes asumimos las consecuencias de una guerra espiritual en la que toda la maldad se expurgará en algún espacio como en el mas bíblico de los infiernos. El mal se destruye solo, lo sabíamos, pero había que acogerse a las fuerzas del bien para que así fuera.
Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en épocas de crisis moral. Dan Brown (escritor estadounidense)
En un mundo donde reinaba el caos, aquellos acomodadosen la ignorancia se añadían a la idea de crear una utopía que enalteciera sus complejos y disfuncionalidades. Los que jugaban a ser el rey Midas, siguiendo el ejemplo de George Soros, sembraban confusión y desbarataban las leyes universales y el incipiente orden logrado a costa de sufrimiento por una civilización todavía imperfecta. En el proceso de destruir se autodestruían, descubriendo al final, que su destino era la condena eterna. Así ocurrió en el llamado Juicio Final, en el que se les juzgó de acuerdo a la justicia divina y se describieron con lujo de detalles sus delitos y fechorías. Era la lección final, y con la que debería vivir su alma durante la larga condena.
No es Dios quien nos lanza al infierno, somos nosotros quienes vamos allí con nuestros propios pies. La misericordia de Dios es infinita. Siempre está dispuesto a acogernos con los brazos abiertos, hasta el último instante de nuestra vida. Padre Gabriele Amorth (exorcista italiano).
Evidentemente el infierno estaba desbordado y para hacer espacio, Lucifer abrió todas las esclusas dando así licencia a las almas muertas para volver al mundo a exacerbar la psicopatía de los poseídos y promover a todo vapor, los vicios que deforman el cuerpo y el espíritu. Los condenados se identificaban con tatuajes reptilianos y diabólicos y otros símbolos de esclavitud espiritual. Mientras tanto se construirían infiernos más sofisticados para recibir las almas malditas.
En el proceso se incrementó el satanismo que contribuyócon sus ritos y hordas infernales a causar toda clase de calamidades. Según la política de revolución siniestra que perseguía la religión, los fanáticos la convertían en política. Las leyes se encogieron y el crimen alcanzó el nivel de los tsunamis.Los abusadores y pedófilos, muchos de ellos padres, sacerdotes, maestros y entrenadores, profanaban la niñez, los hijos aprovechaban cualquier excusa para convertirse en parricidas, matricidas, fratricidas o masacrar a toda su familia. El amor había sido reemplazado por la idolatría, la obsesión sexual, un desmán, un malabarismo, una violación acuciada por el efecto de la propaganda, las malas influencias y las drogas.
Aquellos que caían en el fuego eterno como moscas, se convertían en esclavos luciferinos condenados a construireternamente las futuras versiones del infierno que no daba abasto. Los tiranos y los déspotas enloquecidos por el hambre de poder, al mejor estilo de Fidel Castro, tenían su propia cámara de torturas donde se castigaba la crueldad en todos y cada uno de los crímenes cometidos en su vida.
Como un alma en pena, deforme y malévola, Jeffrey Epstein había sido condenado a recrear su isla en el fuego eterno, para recibir en ella a infames clientes como Prince Andrew, donde serian ellos las victimas per secula seculorum.
Para los difamadores y sirvientes de las tiranías y cómplices del mal, entre ellos muchos escritores y periodistas de renombre, se había diseñado especialmente un recinto con luces y sonidos insoportables, donde escucharían los ensordecedores ecos de sus maliciosas palabras repetidas por toda la eternidad.
De cómo me quedé helado y atónito, no lo inquieras, lector, que no lo escribo, porque cualquier hablar poco sería. Dante Alighieri
Toda mi imaginación no alcanza para describir la variedad de sufrimiento que existe en ese averno donde espero no tener que compartir con los servidores del mal en esta u otras vidas. Pero si invito a todo el que no crea que existe la intervención y la justicia divina cuando ya ha dejado de operar en este mundo, a que arriesguen la jornada por una de esas nuevas construcciones en las que hay acomodo para todo tipo de maldad y vicios.
Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista, educadora reside en Estados Unidos.















