Por Juan Abreu.
Domingo, 7 de marzo de 2021
Refunfuñaba mientras tomaba el té matinal el diario especialmente aburrido qué horror me decía cuando alguien me envió una entrevista con Abilio Estévez, escritor bucólico y nostálgico cubano. Y. ¡Albricias! Adiós aburrimiento. Qué divertida entrevista no podía dejar de soltar risitas mientras leía. Aconsejo a todos los interesados en la literatura isleña leer esta entrevista. Es un clásico del gimoteo exculpatorio y la flacidez moral, pero sobre todo un clásico del casi. Todo es casi en la entrevista y en la vida isleña del escritor Estévez: casi lo expulsan de la Universidad, casi le dejaron sin trabajo, casi no le dieron una plaza en El Caimán Barbudo libelo oficial (pero el esbirro Padura ayudó), casi no informó pero ay lo obligaron a informar sobre la catadura moral de Virgilio Piñera, casi se pone la insignia de los represores y patrulla las calles en 1980 mientras acosaban y maltrataban a los futuros marielitos (fue apenas un rato ¡y lo que sintió es lo que importa!, dice ahora pobrecillo), casi no lo publican, casi lo condenan por hablar con un pepillo en la puerta de su casa pero nada pasó (en la misma isla donde a René Ariza le destruían el cerebro en Mazorra, metían a las locas en campos de trabajo o Arenas iba a la cárcel y le robaban los manuscritos), casi le dio el premio a quien se lo merecía cuando era miembro del jurado del premio Casa de las Américas, pero ay lo presionaron; y así todo. Casi. Casi sufrió de todo el universitario y casi fue decente el luego burócrata cultural Estévez (muy lánguido Estévez, eso sí). Su vida era el infierno del casi. Pobrecillo. ¡Aún se estremece si escucha el timbre de la puerta! ¡En Barcelona! ¡A pesar del tiempo transcurrido el terror del casi no lo abandona! Y así varias páginas de cantaleta victimista mamalona, de pejiguera engolada y grave.
¡Ni siquiera falta el mensajito solapado: ¡no me he negado jamás a que publiquen mis libros en Cuba! Y Tusquets, su editorial, tampoco. Qué se va a negar. Y pensar que Estévez podría reducir la entrevista a una frase: Yo era un adolescente muy bonito en esa época.
Pero. No quiero extenderme que ese estado de cosas intelectual isleño llorón farsante y nostálgico, ese tono ¡mogotes de viñales cuánto los extraño! se pega.
Juan Abreu es escritor y pintor.
Como me has divertido. Gracias.
Por lo visto es el elegido del “casi”….así hay varios otros!