Por Redacción ZoePost.
Bergoglio provenía de una rama argentina de la teología de la liberación, menos «guerrillera» que la centroamericana por sus conexiones con el socialismo peronista y eso marca muchos de sus escritos y declaraciones, que no se ajustan a la doctrina, el magisterio y la tradición de la Santa Madre Iglesia, que no es el seguir a uno u otro Papa.
Eso que se le atribuye del «acercamiento a los menos favorecidos, a los inmigrantes y a los no católicos» habría que medirlo en el grado de conversiones y el de vocaciones, sin embargo no parece que eso se de.
No se debe olvidar que la principal misión de la Iglesia es salvar almas.
El mundo es uno de los tres enemigos del alma y es el mundo el que debe acercarse a la Iglesia, no la Iglesia al mundo.
Es más, la visión mundana, desde hace tiempo, ha hecho que una gran cantidad de órdenes, tanto masculinas como femeninas, hayan tenido carencia de vocaciones y abandonos (especialmente los jesuitas, que están al borde de la extinción desde que olvidaron la doctrina de San Ignacio y abrazaron la progresía).
Los seminarios vacíos y el «demasiado mariconeo» en ellos (polémicas palabras del propio Francisco), la proliferación de lo que se podría denominar «sectas» dentro de la Iglesia Católica, con sus múltiples, y en ocasiones, peregrinas interpretaciones, y hasta con cultos particulares; todo parece una increíble contradicción.
Y lo más curioso es que son los enemigos de la Iglesia los que alaban estás posturas.
Da qué pensar.
