Por Luis Miguel Medina.
He leído el último libro de Michel Houellebecq, Anéantir, la semana pasada. Es un tocho al que hubiera podido recortar 150 páginas y sería redondo.
Toca demasiados temas y algunos no muy bien para como él puede hacerlo. Es un visionario que anticipa un nuevo tipo de terrorismo informático sofisticado, esta parte del libro está deshilachada y no convence;
Otro argumento del libro es la política francesa y europea a través de su protagonista, asesor del principal ministro de Macron a quien no nombra en todo el libro pero que todos sabemos que está ahí. Los hechos ocurren en vísperas de la elección presidencial en mayo del 2027. Houllebecq, dicho sea de paso, debiera pedir disculpas ya que, en su anterior libro, Soumission en 2017, avanzaba la hipótesis de un presidente musulmán llevado al poder gracias al voto musulmán, muy importante si se moviliza; pero, sobre todo por el apoyo de todo el magma centrista dominado por el PSF para impedir la llegada al Eliseo de Marine Le Pen. Houllebecq se columpió y en vez de un musulmán de consenso llegó y arrasó Macron.
En Francia se vota cada cinco años. Anéartir se sitúa en mayo de 2027, comprendemos que Macron ganó las elecciones de 2017 y volvió a ganar las elecciones en mayo de 2022. Un presidente de la Vª República solo puede optar a dos mandatos consecutivos por eso está maniobrando para que un hombre de paja sea elegido presidente en 2027 y volver a presentarse en 2032. Todo el imperio mediático que aupó a Macron trabaja para que a la segunda vuelta lleguen Macron y la candidata Marine Le Pen de la Agrupación Nacional, partido de extrema derecha, que no será rival para Macron y su imperio mediático.
Yo no lo tengo tan claro. Macron es un “botones” de Bilderberg a quien le da todo igual. Francia, a pesar de su poderío nuclear, no es nadie en el tablero mundial. Macron es un oportunista inteligente que hoy se declara heredero de De Gaulle y mañana predicará una política a las antípodas del gaulismo. Es un banquero con buena formación y con un ego que no cabe por la puerta. Houellebecq conoce muy bien ese mundo.
El tercer tema del libro es la familia y ahí está sublime. Yo no tengo capacidad para juzgar su estilo o su maestría literaria. A mí me emociona, con una frase describe un estado de ánimo o una situación determinada de forma brillante. Me pasa lo mismo con Bolaños.
El nudo de Anéantir es la sanidad pública o privada. El padre del protagonista sufre un AVC y el mundo se cae. En el hospital de Lyon en el que ingresa hay competencia, pero no hay cariño. El padre del protagonista, que ha sido un alto funcionario, se enfrenta a la vejez y a la enfermedad con el único afecto de su compañera sentimental, que ha sustituido a una esposa difuminada y que siente un amor desinteresado por el enfermo. El paciente es eyectado del hospital para dejar sitio a otro paciente con más posibilidades de curación. Aterriza en una residencia para viejos. En esa residencia hay una parte gestionada por un médico ideal y otra paralela en la que los enfermos conviven con muy pocas atenciones y en unas condiciones deplorables. Esta parte del libro me ha hecho polvo. Tengo dos primas en una residencia mucho mejor que la que Houellebecq describe en Madrid, pero el fin de la sanidad es evidente. Los viejos estorban, no aportan nada y consumen en exceso. Hay que aparcarlos y que se mueran cuanto antes. Es terrorífico ver las salas comunes de una residencia.
El personaje de la compañera es magnífico tanto como el de una cuidadora social de origen africano que derrocha humanidad. Este último año me he encontrado con personas muy parecidas en el trato con mis familiares; les estoy agradecido ya que no es la norma y desempeñan su trabajo en condiciones muy duras.
Las dotes de visionario de Houellebecq se ratifican una vez más, a pocas semanas de la llegada de Anéantir a las librerías ha estallado un escándalo nacional sobre el trato a los mayores en residencias privado concertadas con el sistema de sanidad nacional de la empresa Oropea.
Las últimas doscientas páginas son extraordinarias. El protagonista, gran fumador, contrae un cáncer de garganta con resultados espantosos; su mujer, de quien se había distanciado, vuelve a su lado, mantienen una actividad sexual sorprendente y toda la relación familiar se transforma. Hay un personaje típico de Houellebecq, la mujer del hermano pequeño que representa todo lo que Houellebecq desprecia: una periodista progre, borde y malvada que muy bien podemos identificarla con muchas podemitas. Una arpía que lleva al suicidio a un ser indefenso. No llegamos a ver la muerte del protagonista, pero el descenso a los infiernos está claramente dibujado. Tampoco vemos el resultado de las elecciones en las que un candidato de paja de Macron va a intentar conservar El Eliseo, para que el déspota Macron vuelva cinco años después. No sé si Michel Houellebecq vota ni por quién lo hace. Supongo que votó por Macron en 2017, o quizás se abstuvo y que votará a Eric Zemmour en 2022.
En Anéantir hay decadencia, hay menos sexo que de costumbre en los libros de Houellebecq, hay sobre todo amor. A mí el personaje de Michel Houellebecq como ante lo fue el de Serge Gainsbourg no me atraen; pero, el talento como sociólogo de su tiempo es enorme. Observa con una precisión de cirujano los vaivenes de la sociedad. Su escritura es brillante y minuciosa, He hecho una primera lectura de Anéantir durante dos días completos, he disfrutado como siempre con su escritura. Volveré a releerlo con más tranquilidad para subrayar el texto, hay páginas grandiosas.
En Torremolinos a, 28 de enero de 2022.
Luis Miguel Medina es español casi parisiense, frutero, hotelero, viajero, y amante de Hispanoamérica.
¡Qué deliciosa reseña, escrita con el pulso de un lector, más que de un crítico! Muy sabrosa.
Zemmour es mi candidato favorito