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ED. «Francia podría convertirse en república islámica si seguimos en esta dirección»

Por José María Ballester Esquivias/El Debate.

A Éric Zemmour no le ha sorprendido el reciente estallido de violencia en las banlieues. «Llevo 20 años denunciando los peligros de esta inmigración totalmente incontrolada. La llegada de poblaciones enteras procedentes del Sur, tan alejadas de nuestros cánones culturales y civilizatorios, sólo podía desembocar en este tipo de violencia», explica a El Debate, en la primera entrevista con concedida a un medio extranjero desde el estallido de la crisis.

«Nuestro país está al borde de la guerra civil», prosigue sin tapujos. «Lo digo desde hace tiempo, y las recientes escenas de guerrilla lo demuestran».
–¿A qué, o a quien, apuntan?
–No nos equivoquemos, estas revueltas son sobre todo revueltas contra Francia. Son más violentas que las anteriores, y si no hacemos nada, le aseguro que las próximas escalarán otro peldaño de violencia, hasta que no podamos hacer nada más. Si la gente me hubiera escuchado, no estaríamos donde estamos hoy.

No quieren ser franceses y no son considerados como tales por el resto de la comunidad nacional

–El número de detenciones se ha duplicado desde los disturbios de 2005. ¿Qué ha empeorado desde entonces?
–En 2005, escribí sobre aquellos disturbios que «la fraternidad francesa no es más que una palabra hueca para estos jóvenes compatriotas de origen inmigrante que no quieren ser franceses y que no son considerados como tales por el resto de la comunidad nacional. Desde entonces, nada ha cambiado, salvo una cosa.
–¿Cuál?
–Las cifras. Los alborotadores de 2023 son los hijos de los alborotadores de 2005. Añada a eso los cientos de miles de extranjeros que Francia ha acogido desde entonces y tendrá respuesta.
–¿Son los políticos los únicos responsables del empeoramiento de la situación?
–Todo el sistema es responsable. Están los políticos, por supuesto, que, por ideología o por miedo, desvían la mirada de esa evidencia que llamo la «gran sustitución» [de una población por otra]. Algunos piensan que el francés es un consumidor como cualquier otro, que puede venir de cualquier parte, sin cultura ni raíces. Otros temen decir la verdad y ser acusados por los medios de comunicación, como me ocurrió a mí, de «echar leña al fuego». Los medios también son responsables.
–¿También?
–Durante la primera noche de revueltas, saqueos e incendios, un canal de televisión francés evoco una «noche de emoción». ¿Se da cuenta? Luego, está el fracaso de nuestro sistema escolar que, además de haber dejado de cumplir su misión primordial de instrucción, ha irrigado a estos «jóvenes» con una retórica antifrancesa desde una edad temprana. Está, asimismo, el sistema judicial, que es lo más laxo posible cuando se trata de las minorías de este país. Está la Policía, que hace lo que puede, pero no tiene más remedio que retroceder ante una violencia de tal magnitud. Y, por último, están todos esos padres que han renunciado a educar a sus hijos, esperando que el Estado lo haga por ellos.
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