En el marco de la quincuagésimo tercera asamblea general de la Organización de los Estados Americanos, y en el turno de intervenciones oficiales, el representante de la diplomacia de España eludió hacer mención alguna a las crisis provocada por las dictaduras de Nicaragua y Venezuela, que centran gran parte de las discusiones, y que han encontrado en un renovado bloque de izquierda liderado por el nuevo presidente de Brasil a su gran valedor.
Tuvieron que ser los otros países europeos representados como observadores sin voto en la OEA los que pidieron apoyo a la democratización de las dictaduras en el continente, dada la gravedad de la crisis migratoria tanto en Venezuela como en Centroamérica. Italia, Francia y los Países Bajos expresaron preocupación por la situación de derechos humanos en Nicaragua y Venezuela, instando a ambos países a realizar elecciones libres y democráticas, aun a pesar del decisivo apoyo de Brasil a ambos regímenes.