Por Gloria Chávez Vásquez.
La gente no tiene idea de hasta qué punto es arrastrada por el miedo. Un miedo que no es fácilmente definible y en ocasiones se convierte en obsesión. G.I.Gurdjieff
En la búsqueda de sí mismo, Shakespeare limita a su personaje, Hamlet, al dilema de ser o no ser. He ahí el problema. Es solo hasta principios del siglo XX, que un místico nacido en la Armenia del imperio ruso que se desmoronaba, propuso una solución a ese dilema, mucho más práctica: para ser, hay que hacer. No es suficiente pensar, reflexionar, contemplar o meditar. Hay que despertar la conciencia si se quiere experimentar la evolución personal y vivir el potencial de la vida.
Al ser parte del mundo material, el ser humano está sujeto al cambio continuo. No es el mismo por mucho tiempo. De acuerdo con la ley universal, todo está en movimiento y en constante transformación y por eso, solo es posible aprender por medio de la experiencia.
El individuo que carece de una conciencia que sincronice mente, cuerpo y espíritu en sus acciones, no tiene los pies sobre la tierra, vive en estado de letargo. Mucha gente se limita, por ejemplo, a pensar o a sentir su religión, en lugar de “vivirla” haciendo el bien. Otras prefieren esquivar la realidad y crearse una versión más cómoda o menos cruda. Lo cierto es que están evadiendo una experiencia necesaria para su crecimiento espiritual.
Pero según G.I. Gurdjieff, es posible despertar y lograr un completo potencial.
Los buscadores de la verdad
Disciplinado y enigmático, de amplia cultura tradicional, Gurdjeff atrajo muchos adeptos que buscaban evolución espiritual y humanitaria. Sus mismos discípulos, entre músicos, traductores, escritores, artistas, como Peter Ouspensky, Alfred Orage y Jeanne de Saltzmann le abrieron el camino para que pudiera impartir sus enseñanzas.
Motivado por la búsqueda de la verdad, desde muy joven, Gurdjieff desarrolló habilidades como escritor, compositor y maestro de danzas sagradas. De padre griego y madre armenia, era fluente en los idiomas, ruso, turco, griego y armenio. Después de una instrucción básica, fue pupilo de un sacerdote de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Su experiencia no se limitó a la religión. En 1890, se une brevemente a la resistencia contra el dominio otomano. Viaja a Egipto, Turquía e Italia y crea el grupo de “Los buscadores de la verdad” con quienes investiga y estudia las tradiciones del budismo, el sufismo, el hinduismo, el cristianismo ortodoxo oriental y la teosofía. En 1900 realiza su último viaje con “los buscadores” a la India. Seguidamente viaja al Tíbet, donde estudia con los Lamas.
Gurdjieff extrae lo mejor de esas enseñanzas, transmitidas por culturas milenarias con lo que forma un innovador conjunto de ideas interrelacionadas, cuyo objetivo es motivar la evolución personal del individuo. Gurdjieff cree que la evolución humana es el resultado del crecimiento y desarrollo interior del individuo; que esa apertura interior es la meta de todas las religiones, de todos los caminos. Esto requiere un conocimiento directo y preciso, que sólo se puede adquirir a través de un estudio disciplinado de sí y del trabajo sobre sí mismo.
El faquir, el monje y el yogui
En el método de Gurdjieff, existen tres caminos para desarrollar los poderes latentes del individuo: el camino del faquir, el camino del monje y el camino del yogui, cada uno de los cuales requiere que el iniciado abandone el mundo para poder hallar el sendero luminoso.
El cuarto camino ofrece la oportunidad de un desarrollo interno en los aspectos físico, intelectual y emocional, en el mismo ambiente cotidiano en que se vive. Requiere la responsabilidad de una persona que vive en el mundo y se enfrenta a los quehaceres cotidianos, sin necesidad de abandonarlo todo como sucede en los otros tres caminos. El individuo debe hacerse consciente de sus actos a medida que trabaja en su intelecto, emociones y cuerpo físico. En este proceso, es de suma importancia sublimar la energía sexual, la más poderosa que produce el organismo. Sin esa sublimación no se puede lograr nada. El mejor ejemplo de la evolución humana en el cuarto camino es el de un buen padre de familia.
Los filósofos del bosque
En 1915, Peter D. Ouspensky, futuro difusor del cuarto camino en EE. UU y Europa se convierte en alumno de Gurdjieff. El equipo de apoyo, en ese momento, está conformado por la condesa J. O. Ostrowska, esposa del maestro y varias parejas de artistas e intelectuales como los Stjoernval, los De Hartmann y Alexandre y Jeanne de Salzmann.
La Revolución rusa obliga al grupo a trasladar su Instituto a Essentukí (Cáucaso); dos años después a Tiflis (Georgia) y luego a Constantinopla, donde son recibidos por Ouspensky. El grupo viaja a Berlín, luego a Londres y finalmente se instala en París. En 1922, adquieren el Château du Prieuré cerca de Fontainebleau, donde reabren el Instituto para el Desarrollo Armónico del Hombre. Se les conoce como los “filósofos del bosque”.
En 1924, el editor inglés Alfred R. Orage lleva al grupo a Norteamérica y presenta la compañía de danzas, en Nueva York y Chicago. De vuelta a París, Gurdjieff sufre un grave accidente automovilístico que restringe sus actividades. Se dedica a escribir (1924-1935) con la colaboración de Olga de Hartmann y de A. R. Orage. Su esposa fallece de cáncer en 1926. En 1933 se instala en un pequeño departamento en París. Fallece el 29 de octubre de 1949 en el hospital, en Fontainebleau, donde es enterrado junto a su madre y a su esposa.
- Krishnamurti, quien fuera su pupilo por varios años, comentaba que la disciplina utilizada por Gurdjieff para despertar la conciencia, era, en ocasiones, “brutal” aunque necesaria. El psiquiatra británico Anthony Storr, autor de “Pies de barro: santos, pecadores y locos”, calificó este método de “peligroso” para las mentes más débiles. De ahí que se seleccionara cuidadosamente a los aspirantes. Los regímenes totalitarios son los primeros en considerarlo una amenaza y querer eliminarlo pues enseña a pensar y ser independientes. Es el caso del instituto Gurdjieff en la isla caribeña de Carriacou, destruido por el gobierno comunista de Cuba tras la revolución de 1977. El centro holístico, funcionaba como granja y monasterio,
A pesar de las dificultades y los detractores, Gurdjieff supo captar la atención de la intelligentsia de su época. Tuvo alumnos prominentes, que estudiaron sus métodos con seriedad y por largos periodos de tiempo, entre ellos el arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright, la pintora mexicana Remedios Varo y la pintora y novelista Leonora Carrington. Influyó además en personalidades como P. L. Travers, Alan Watts y más reciente en el místico y filósofo hindú Rajneesh Osho.
La lucha de los Magos.
En 1923, se estrena con gran éxito, en el Théâtre des Champs-Élysées, el Ballet escrito por Gurdjieff con música de Thomas de Hartmann y coreografiado por Jeanne de Salzman, La lucha de los Magos, cuyo ritmo, movimientos y combinaciones precisos, evocan leyes universales. El mensaje se oculta bajo las formas visibles, protagonizadas por los bailarines en el ritual. Otras coreografías similares fueron conservadas por de Salzmann, bailarina y coreógrafa que acompañó a Gurdjieff por 30 años. La obra pianística de Gurdjieff-De Hartmann (compilada por su arreglista y compositor), fue grabada, finalmente, en 2001.
Encuentros con hombres notables
La autobiografía, de carácter alegórico y publicada póstumamente en 1963, fue llevada a la pantalla por Peter Brooks en 1979. La película, que describe la búsqueda, “casi arqueológica”, de Gurdjieff en pos de la verdad, obtuvo el premio al mejor film en el Festival de Berlín ese mismo año.
Entre otros libros, figuran: Del Todo y de Todas las cosas; Relatos de Belcebú a su Nieto: Una crítica imparcial sobre la Vida del Hombre; El heraldo del bien que vendrá; Los Aforismos: 38 sentencias inscritas en el toldo del Study House en el Prieuré.
El psicoterapeuta chileno Claudio Naranjo (1932-2019) creador del eneagrama de la personalidad escribió: “fue a través de Gurdjieff que nos llegaron por primera vez públicamente noticias de este cristianismo esotérico con raíces precristianas babilónicas (una influencia transmitida a través de la espiritualidad iraní) y que él caracterizó como un “cuarto camino” entre las formas de espiritualidad clásica. El eneagrama es una construcción geométrica simbólica que se ha dicho emblemática de esta tradición.”
Gloria Chávez Vásquez escritora periodista y educadora residen en EE.UU. Es autora de entre otros, Opus Americanus, Caliwood, Oda Perdida, Depredadores de Almas, Crónicas del Juicio Final y El Enigma de Mariposa Mentalis.