Por Emilio Bernal Labrada.
De la Academia Norteamericana de la Lengua Española.
Las noticias televisivas, de un canal cualquiera, nos obsequian sin falta y a diestra y siniestra los disparates más imprevistos.
Es sorprendente, por no decir lamentable, que con la mayor frecuencia oigamos y veamos por escrito la frase “PREDECIR EL FUTURO”. ¿Qué, ya no se “predicen” ni el pasado ni el presente? Es muy probable que ello se produce por obra y gracia del inglés, ya que “predict the future” constituye la norma, desplazando en un 99% lo correcto: simplemente “make predictions”, “foretell events”. Huelga decir que los equivalentes clásicos —“hacer pronósticos/profecías/ predicciones”— han desaparecido virtualmente, ya que seguimos copiando los errores ajenos, como si no nos bastaran los nuestros.
Luego tenemos el infantilismo “leer la mente”, cosa imposible como pocas, copiado —como sabemos— de “READ THE MIND”, como si uno tuviera un letrero transcrito en la frente con cada ocurrencia. Nuestros términos clásicos, “adivinar el pensamiento”, o simplemente “adivinar”, “presagiar”, “interpretar”, “ser clarividente”, se han esfumado como por arte de magia de los contextos y lugares más inesperados. Error copiado, error doble.
En la prensa en general, toman la noticia en inglés y, en lugar de formular los conceptos en español, la traducen palabra por palabra. Por ejemplo, hace pocos nos informaron que el Presidente Biden acudió al lugar de un trágico suceso y, según dijeron, “se puso los zapatos de los familiares de víctimas”. ¿Qué, los suyos se rompieron, le apretaban, o le molestaban los callos? No. Creo que quisieron decir que “se puso en el lugar de los familiares”, o “se solidarizó / identificó con ellos”. Son pocos, poquísimos, los modismos del inglés—como “put myself in your shoes”—, que pueden traducirse al pie de la letra. En la duda, a abrir el diccionario de modismos —haylos—.
Luego nos comentaron que el derrumbe en cuestión, por cierto muy lamentable, es la “peor desgracia sucedida desde el 11 de septiembre”. Tampoco lo creo. Se han producido muchas, muchísimas, con mayores pérdidas humanas y materiales. Tan sólo la pandemia ha cobrado 600,000 víctimas en EE.UU., por no hablar de innumerables huracanes, explosiones, accidentes y otros siniestros más graves. Agregaron que “hay que estar alertaS” (sic, con S) a posibles peligros. Tiene que ir en singular, pues alerta, siendo adverbio, es invariable (¿cuándo se ha oído “comúnmentes”, rápidamentes”?).
Sobre inmigrantes en precaria situación, nos comunicaron que “están peleando el asilo” (transliteración de “fighting for asylum”). Está bien que se defiendan, pero en buen español decimos que gestionan, litigan, reclaman, o incluso que pleitean para hacer valer sus derechos. Por favor, ¡a un lado las riñas y el pugilismo callejeros!
Los medios comentan incansablemente “EL SUEÑO AMERICANO”, por lo que concluimos que están dormidos. Me disculpan, pero una cosa es el sueño y otra el ensueño —lo que se sueña despierto, añora o desea—, en tanto que “americanos” somos todos los del continente. ¿Acaso no conviene diferenciar, siendo que unos somos hispanoamericanos, otros sudamericanos y aún otros centroamericanos?
LA PUBLICAD PECADORA. En este, nuestro habitual segmento, seguimos revisando los textos y aconsejando —gratuitamente, claro— a las agencias que presuntamente conocen el arte de anunciar al público todo género de productos y servicios. Pero nos encontramos con las faltas más elementales, que un niño de escuela podría mejorar. Por ejemplo, un suavizante de ropa proclama: “Siente la diferencia con Sedoso” [marca inventada] (¿quién “la siente”, él, ella o usted?). ¿No sería un poco más lógico así?: “!Con Sedoso, se siente la diferencia!” Así, con se, resolvemos el dilema de a quién va dirigido, ya que equivale a “uno” o “cualquiera”, y evita el “usted”.
Un producto de crema para la piel, llamémoslo “Neutral”, anuncia con cierta ironía que es “for people with skin” —pero así, conservando el lema en inglés—. Nos preguntamos, si se supone que el anuncio es en lengua española, ¿será tan difícil formular un equivalente adecuado? ¿No podrían decir, por ejemplo, “para proteger mejor su valiosa epidermis”? (El español no le teme a las voces elegantes, que el inglés rehúye por su tendencia hacia el más común denominador.) A flor de piel, digamos, está su desatino populachero.
Mi PRONÓSTICO, sin ser clarividente pero poniéndome en el pellejo de Biden, sería estar más despierto para no caer en tantas pesadillas.
Emilio Bernal Labrada, de la Academia Norteamericana, es autor de: EL BUEN USO IMPIDE EL ABUSO / GOOD USAGE PREVENTS ABUSAGE, ASESINATOS IMPUNES Y CRÍMENES DE CASTRO EN LA VIDA PÚBLICA DE EE.UU., LA PRENSA LIEBRE O LOS CRÍMENES DEL IDIOMA, y otras obras. Pedidos a emiliolabrada@msn.com o a amazon.com. “La fuerza sin razón es la sinrazón.”
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