EDITO, Sociedad

Opiniones extravagantes (Israel, Palestina, Cuba)

Por Ray Luna.

Ante la actitud reaccionaria, el progresista siente un ligero menosprecio, acompañado de sorpresa y desasosiego. Nicolás Gómez Dávila

Nadie está preparado para mirar a los ojos al basilisco. Te advierto que soy un reaccionario, puedo poner tu mundo de cabeza en un segundo. Si no eres una persona de mente abierta, es el momento de levantarte e irte. Tu alma está a punto de emprender un viaje sin retorno. No digas que no te lo advertí.

Si eres de los que cree que la democracia es un mercado libre de ideas, te traigo malas noticias. No es verdad. Agarra un periódico en tus manos o prende la televisión y sintoniza un canal de noticias por cinco minutos, cualquiera. ¿Ya? Bien, suficiente. Ahora te diré cuáles son los temas que más se reprimen: política, historia, economía, raza y género. El grado de represión varía de un medio a otro. ¿Me equivocó?

Créeme, es muy conveniente identificar cuando una opinión está siendo censurada.

La visión reaccionaria del mundo es opuesta la visión progresista, que es en buena medida la visión de la “derecha” —algo desideologizada— en casi todo el mundo hoy día. Los progresistas piensan que la manera más apropiada de ayudar a la gente “desfavorecida” es aniquilando en influjo de los grupos humanos mayoritariamente privilegiados sobre aquellos. Es una visión externalista. Básicamente, lo que dicen es que los pobres son pobres por culpa de los ricos. Esto se conoce como el Dogma de Montaigne.

El reaccionario, en cambio, tiene una visión culturalista de este asunto. Esto es, el modo más efectivo de ayudar a la gente “desfavorecida” es maximizando el influjo de los grupos humanos más exitosos sobre los menos exitosos.

Creo que sabes que los hombres somos naturalmente desiguales. Y, también, que no hay afirmación más anticientífica que “all men are created equal”. Eso suena muy bonito, pero es BS.

Te invito a reexaminar algunos temas tabú.

Tercer mundo y colonialismo

Tal como sucedió en la isla de Cuba, también en otros países, los movimientos por la independencia trajeron consigo el colapso total del sistema sanitario, la guerra civil y, a la postre, gobiernos muchísimo más corruptos que todos los anteriores. So pena del calamitoso resultado, se continúa arguyendo que se alcanzó la libertad.

En la escuela pública, en los medios y las universidades —entregadas al progresismo— se enseña y repite ad nauseam que los gobiernos coloniales eran un sistema de gobierno menos libre, pero esto es falso.

Para el maestrucho de escuela pública, el profesor universitario de manos suaves y el periodista ganapán,independencia y libertad son la misma cosa. Pero esto es, por supuesto, “falso de toda falsedad”. Porque independencia quiere decir que ya no se está bajo el patrocinio —o el control— de ninguna fuerza externa. Y, en 1898, Cuba cayó bajo la égida del imperialismo democrático estadounidense primero, para luego pasar a manos de los imperialistas soviéticos.

¿Hubo independencia? No lo sé Rick, parece falso.

Los gobiernos poscoloniales cubanos trataron —por todos los medios— de meternos en la cabeza una sola idea: que ya no eran controlados ni desde el otro lado del Atlántico, ni desde Washington, ni desde Moscú. No obstante, ningún gobierno cubano ha gozado de la soberanía que una vez, guardando las proporciones, tuvo la Gobernación de Cuba, después Capitanía General de Cuba.

Es muy fácil saber cuando uno mismo es libre (como ser humano, quiero decir). Lo difícil es determinar si uno vive en un país libre. En esto la isla de Cuba no es muy diferente a todos los países “liberados” desde 1960, quienes han recibido trillones de dólares en ayuda internacional.

En 1902 la isla de Cuba pasó a ser un protectorado estadounidense. De no ser esto cierto, sus estructuras de gobierno hubieran tendido a parecerse más a las monárquicas que a las republicanas. En su lugar, se instauró una república semiaristocrática que pronto degeneró en una democracia mucho más corrupta que cualquier gobierno colonial (desde el descubrimiento hasta 1898).

La forma de gobierno de un país verdaderamente independiente tiende siempre a parecerse a la forma existente antes de que fuera subyugado. Es así que todos los países del tercer mundo tienden a tener sistemas políticos prooccidentales. Precisamente, porque no son libres.

(Las corrientes independentistas hispanoamericanas del decimonónico a menudo recibieron financiamiento europeo y norteamericano. Valga mencionar que muchos próceres abogaban por establecer un sistema monárquico propio. En el caso de México este intento fue saboteado por Estados Unidos y otras potencias europeas.)

Durante el XX surgieron en todos los países del tercer mundo organizaciones llamadas Frentes o Movimientos de Liberación Nacional. Casi todos financiados, otra vez, con dinero del contribuyente europeo y estadounidense.

El M-26-Julio fue pionero en esto. Fidel Castro y su cáfila de inadaptados llegaron al poder porque tenían amigos poderosos en Washington y Moscú. De lo contrario, Batista los hubiera vencido.

Una característica propia de estos estados títeres radica en ser hostiles contra sus amos, aunque sólo en apariencia. En su día, podíamos observar a Yasser Arafat, Mugabe, o Fidel Castro comportarse como adolescentes. (Este fenómeno se conoce como la rebelión del dependiente.)

La creciente occidentalización del mundo no europeo es a ojos vista un claro síntoma de dominación. Todos esos países tienen estructuras de gobierno que, aunque muchas veces en manos de los nativos, se acompañan del comercio occidental, la protección de sus corporaciones y monopolios. En el caso de aquellos países liberados pacíficamente por Europa, nos hallamos frente a un colonialismo clásico nacionalizado con gobierno indirecto o de plano con un gobierno títere.

El maestrucho de escuela pública, que no es más que un funcionario del estado, nos enseña que las democracias del tercer mundo son una forma de organización social superior a la colonial. Lo cierto, sin embargo, es que en los países denominados del tercer mundo, antes de las guerras de independencia, no se veían ni la miseria ni el barbarismo que hoy en día predominan en casi todos ellos.

El nacionalismo

El maestrucho de escuela pública, el profesor universitario y el periodista son insidiosos en el tema del nacionalismo. Tienden siempre a confundir los conceptos de estado y nación. Tienden también a confundir el nacionalismo chovinista con el nacionalismo imperialista.

(No cometas el error de confundir la Nación Judía y la diáspora con el estado de Israel.)

Una nación se forma entre gentes con una misma herencia lingüística, étnica o racial, quienes deciden actuar colectivamente como ente político y perseguir un destino común.

Ahora bien, sostener que la nacionalidad es el aspecto más importante de la identidad de uno, no es un disparate. En esto no se equivocaron ni los romanos, ni los árabes, ni los españoles, ni los turcos, ni los padres fundadores, ni los fascistas, ni los nazis, ni los sionistas; ni se equivocan los movimientos nacionalistas que se oponen a la idea de que Estados Unidos y Europa se conviertan en una simple zona económica. Acaso la torpeza radique en definir la nacionalidad en términos raciales o genéticos.

No obstante, esto constituye una aporía, pues ¿cómo se puede ser un nacionalista si crees que la identidad nacional está por encima de la pertenencia biológica a un grupo étnico? No, nacionalismo y chovinismo racista son exactamente lo mismo. De lo contrario, no sería en absoluto nacionalismo.

Apuesto a que todo lo que sabes sobre la raza debes haberlo aprendido en las instituciones más progresistas del mundo: los departamentos de sociología de las universidades. Allí se enseña que el nacionalismo negro es cool. De hecho, se dice que todos los nacionalismos, excepto el blanco, son cool. Es decir, a los mexicanos, salvadoreños, vietnamitas, kurdos y checos se les anima a perseguir un destino propio. En cambio, los ingleses, los alemanes, los franceses o los americanos blancos deben perseguir un destino, el de toda la humanidad.

¿Notas ya la ambivalencia alrededor del concepto de nacionalismo? El nazismo fue algo muy malo, es verdad. Pero no eran malos por ser de derechas (en lo político). De hecho, el nacional socialismo es un ejemplo de todo lo que no debe hacer un gobierno reaccionario. Ahora, si lo que cuenta son los números, el marxismo está incluso por delante en eso de los asesinatos en masa. Además, los aliados mataron un par de millones también. Por supuesto, a la plutocracia bolchevique judía que gobierna Hollywood y los medios de comunicación no le interesa hablar de los pogromos y otros crímenes.

El maestrucho de escuela pública enseña que la Segunda Guerra Mundial fue una guerra por los derechos humanos, pero esa idea es simplemente ahistórica. La historia que aprendiste en la escuela está repleta de anomalías. Los narradores de este relato parecen tener una sensibilidad cambiante respecto a las violaciones de los derechos humanos.

La comunidad internacional es un depredador

La razón por la que Batista nunca hubiera podido vencer a la guerrilla insurreccional de Fidel Castro (ni el terrorismo en las ciudades) es la misma razón por la que Israel no puede vencer a HAMAS.

¿Te preguntaste alguna vez por qué nunca hubo movimientos guerrilleros de derechas? Al menos, una sola guerrilla a la derecha del partido en el gobierno que haya tenido éxito. Franco no cuenta para este propósito. Era de derechas y tuvo éxito, pero el franquismo era una fuerza política y militar mucho más disciplinada y organizada que la republicana. Los Alzados del Escambray estaban ciertamente a la derecha del poder, pero fueron aplastados ¿por qué?

Se supone que la causa del terrorismo y la insurgencia Sandinista, en la Sierra Maestra, Senderista, Zapatista, etc., era la opresión. Pero ¿por qué nunca hubo movimientos insurgentes en la URSS? ¿Por qué no hay en China o en Korea del Norte? ¿Acaso no vivían oprimidos los soviéticos? ¿Acaso no hay opresión en China? Por muy progresista que seas, no podrás negar que hay opresión en China, Cuba, Venezuela, Irán…

Bien, te diré por qué: la verdadera causa de la insurgencia revolucionaria no es la opresión sino gobiernos débiles. La insurgencia revolucionaria y el terrorismo son el complemento tradicional de la democracia. O sea, la democracia es un requisito sine qua non para que exista la insurrección revolucionaria. En este sentido, los bolivianos corrieron con suerte, aunque no por mucho tiempo. La única forma de acabar con la insurrección revolucionaria es dejando bien claro que no va ganar, nunca.

Lo que sucede en Israel y en Colombia son fenómenos muy parecidos. Tal como le sucedió a Batista (un dictador bastante blando, por cierto), las guerrillas —urbana y rural— producen la violencia en Colombia al tiempo que los políticos de izquierda la repudian de manera oficial. Exactamente como sucede en Israel. Los políticos y los periodistas de izquierda repiten como papagayos que la única manera de parar la violencia es atendiendo a las demandas de los terroristas.

Al igual que en la Cuba de Batista, los políticos, los periodistas y los terroristas son muy amigotes. Muchas veces ni siquiera tienen que ponerse de acuerdo para obtener beneficios de las acciones de los otros. Fue esa velada cooperación la que acabó derrocando a Batista y ha doblegado a Piñera y Duque. No obstante, es difícil denunciar este hecho dada la completa ausencia de conexiones incriminatorias. (Por supuesto, no es que estos gobiernos sean, precisamente, un modelo a seguir, en absoluto.)

Lo natural es que, en igualdad de condiciones, cualquier ejército profesional venza a su oponente no-profesional.

Existe una fuerte corriente antimilitarista en el Knésetque le impide a Israel ser determinante frente a HAMAS. Esa misma corriente progresista es, por ejemplo, la que impide al gobierno mexicano deshacerse del zapatismo en Chiapas. El efecto de las políticas pacifistas de los progresistas otorga un margen de posibilidades de vencer a los insurgentes, siempre. En poca palabras, el pacifismo produce conflictos armados.

Los progresistas colombianos ni siquiera apoyan abiertamente a las FARC; sin embargo, todas sus políticas están dirigidas a entorpecer las tácticas militares del gobierno mediante intrincadísimos procesos jurídicos. (Claro está, eso no funcionó con el gobierno de Uribe.)

Lo que produce la guerra en Israel es, justamente, la corriente pacifista en el congreso.

Uno pensaría que los gazatíes están todos dementes. Nada de eso, promover el odio contra Israel constituye la principal industria de Palestina. El 100% del PIB de Palestina se genera en los bolsillos del contribuyente estadounidense y europeo. Atacar a Israel garantiza que ese dinero siga llegando a las arcas de HAMAS.

Muchas de las naciones que odian a Estados Unidos dependen económicamente de a Washington. Las políticas públicas estadounidenses y europeas son muy exitosas si de crear dependencia se trata. Los casos de Cuba y Venezuela son ejemplares.

En otras palabras, si Washington y la Unión Europea desaparecieran, mucha gente en Estados Unidos y en Europa sufriría hambre, pero sobre todo, muchos niños y ancianos en La Franja de Gaza. Palestina pasó de ser una colonia inglesa a manos de Israel —un puesto de avanzada de Washington en Oriente—. Sólo que Israel, comparado con Inglaterra, es un pésimo colono.

Arango y Parreño

Francisco Arango y Parreño

La mayoría de los medios no quieren aceptar el hecho de que China es el nuevo poder colonial en África; ya comienza a mover sus hilos en países como Perú, Ecuador… Hay quienes ven esa inyección de capital y tecnología como una especie de intervención humanitaria para África. Pero olvidan que el PCCH es intrínsecamente corrupto. Sin embargo, la pregunta que se sigue ¿por qué Occidente no hace lo mismo? Pues porque el progresismo lo impide. Hands off Africa, white men! 

Juguemos un juego. ¿Estás listo? Ok.

Supón que el marqués de la Gratitud se levantase de su tumba. ¿Qué crees que diría, no ya de la situación en la que se encuentra la Isla de Cuba, sino del joven estado de Israel? Lo primero que diría es que vivir en una colonia no es lo peor que te puede suceder. En segundo lugar, diría que, comparado con María Cristina de Borbón, Netanyahu es un pésimo colonizador.

Esta tesis, lógicamente, repugnaría al historiador marxista —de hueso colorado— Moreno Fraginals, quien no hizo más que calumniar al marqués y deformar la realidad económica cubana a lo largo de su prestigiosa historia azucarera. El historiador a menudo describe situaciones y hechos con estricta objetividad, mas yerra en sus interpretaciones. Fraginals nunca pudo entender que la esclavitud, como institución, como ente transhistórico, es solamente un tipo de empleo. Muy mal pagado, por cierto. (Aunque no debe sorprendernos el hecho de que un progresista no entienda a Aristóteles.)

Tampoco pudo entender que esta institución estaba en vías de extinción, principalmente, gracias al desarrollo del capitalismo isleño, impulsor de la aplicación constante de nuevas tecnologías que, a la postre, terminarían suplantando la mano de obra esclava por la obrera.

Pero vale la pena desarrollar aquí esta tesis usando el método misesano de las construcciones imaginarias. 

Supón que nuestro más grande aristócrata de finales del siglo XVIII y principios del XIX tomase las riendas del poder en Israel. Enseguida notaría lo siguiente: Israel no está obteniendo beneficios y recursos de sus colonias. He aquí su plan de gobierno reaccionario:

Paso #1: anexión de todos los territorios palestinos.

Paso #2: Otorgar a todos los palestinos los mismos derechos que tienen los israelíes, excepto por el derecho a votar.

—Tampoco podrán manifestarse en contra de Israel. En tal caso serán penado con la muerte (un tiro en la frente, para resumírtelo).

¡Listo, ya está! Es un plan muy simple, ¿cierto? Bien, la pregunta que se sigue es ¿sería esta nueva situación superior a la actual? Definitivamente, sí.

La gente tiende a confundir —injustificadamente— la libertad política con la verdadera libertad. Bajo la colonización israelí, los palestinos ya no tendrían que preocuparse de bloqueos, ni pasaportes, ni sanciones, ni de crisis económica. La única preocupación del nuevo palestino-israelí será no ser fusilado; y eso se evitará fácilmente no hablando mal de Israel. Esta es, justamente, la misma situación que tuvo Palestina durante la colonización inglesa: si no quieres un plomazo en la cabeza dedícate a lo tuyo y olvídate de la política.

Tal vez no sea una situación óptima, pero posiblemente sería mucho mejor que la que tienen ahora. Con todo, este sistema de cosas funcionó muchísimo tiempo. Durante la colonización inglesa, quiero decir. Y nunca se vieron las barbaridades que hoy se ven en Palestina, a cuyos habitantes, los progresistas, les han estado metiendo en la cabeza —desde que tengo uso de razón— que conquistar su independencia es lo más genial que pueda sucederles.

Eso por un lado; por el otro, los progresistas israelíes impiden que Israel acabe de una vez y por todas de anexionarse Palestina del mismo modo, por ejemplo, en que Rusia se anexionó Crimea y China terminará por anexionarse Hong Kong y Taiwán.

Ray Luna es bloguero reaccionario.

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4 Comments

  1. Esteban

    Y los judios en USA siguen botando en masa por gobiernos que los desmoralizan internacionalmente, tanto en fondos como en propaganda. El cancer es mas extendido de lo que aparenta.
    Brillante articulo.

  2. Pingback: OPINIONES EXTRAVAGANTES (ISRAEL, PALESTINA Y CUBA) | Retórica Socialista

  3. hago una simple pregunta cuantos años tienen los partidos de izquierda en Cuba?y en que año hubo un partido de derechas ? quien se de la respuesta ya sabe porque y por donde llegaron los tiros

  4. Pingback: Opiniones extravagantes (Israel, Palestina, Cuba) – – Zoé Valdés

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