Por Regis Iglesias Ramírez.
No había tenido, previo a esta, mucha experiencia participando en procesos electorales o votaciones. Hace apenas un mes voté por primera vez a mis 51 años en unas elecciones, las celebradas en Madrid para elegir el gobierno de la Comunidad Autónoma más importante de España. En 1997, junto a 9 activistas del Movimiento Cristiano Liberación avalados por las firmas de cientos de vecinos de varios municipios, nuestras candidaturas a Diputados Nacionales fueron presentadas ante las comisiones electorales correspondientes, pero el régimen una vez presentadas legítimamente las ignoró.
La constitución cubana, la draconiana constitución socialista cubana, reconoce que para elegir y ser elegidos los ciudadanos deben ser mayores de edad y estar en pleno uso de sus facultades y derechos, lo que en teoría permitiría que los cubanos pudiéramos ser elegibles para cualquier cargo de gobierno si fuera el deseo de los vecinos de nuestros municipios de residencia. Pero el régimen tiene atado el impedir las candidaturas contrarias a su ideología criminal, pues las comisiones de candidatura, integradas por no más de 10 personas integrantes de organizaciones satélites del partido comunista, como la juventud comunista, la central de trabajadores, la federación de mujeres y los veteranos combatientes del régimen escogen a quienes mejor representen los intereses de esa tiranía ya sean cantantes, deportistas, pintores, religiosos o militares y otros absolutamente abyectos, negando a cualquier ciudadano la posibilidad de proponer, elegir o ser elegido a un cargo legislativo en la Asamblea Nacional desde donde poder proponer nuevas leyes, derogar otras y tener capacidad para comenzar a desmontar una tiranía.
Cuando me invitaron como Observador Internacional a las elecciones mexicanas sabia que pese a las dificultades probables que encontraría estaría asistiendo a un proceso donde los mexicanos libremente escogerían en la pluralidad a quienes mejor les pudieran representar en el gobierno del país.
Ni la violencia de semanas anteriores a los comicios, que costó la vida a más de 90 candidatos y políticos en todo el país impidió que las personas ejercieran su derecho soberano al voto, ni la corrupción tan impregnada en el sistema mexicano restó un ápice de transparencia al ambiente democrático de tan trascendental momento.
Yo pude junto a Sandra Alarcón Farreiro, vicepresidenta alterna para la región andina de ODCA y Presidenta de UDC Ecuador y Oriette Schandendorf Capriles, activista venezolana de derechos humanos exiliada en México y colaboradora del PAN, recorrer más de una docena de colegios electorales tanto en el centro de la capital como en el barrio popular de la periferia Álvaro Obregón.
No hubo mayores incidentes, pudimos conversar tranquilamente con los miembros de las mesas, con los representantes del instituto Nacional Electoral, con los representantes de los partidos políticos en contienda que desde temprano y hasta el final estuvieron en los colegios y con electores que depositaron su voto en las urnas. Solo en un colegio nos impidieron tomar fotos, nos requirieron nuestros nombres y nos amenazaron con denunciarnos si no borrábamos las fotografías, nada de particular.
Sin embargo Daniel Brea, Presidente del Partido Popular Panameño y Tamara Siju, activista venezolana exiliada que dirige en Madrid el Instituto CASLA encontraron grupos hostiles de individuos que a la usanza de los “colectivos” paramilitares en Venezuela suelen amedrentar a los contrarios del socialismo “de siglo 21” como se le llama ahora al comunismo criminal de toda la vida.
Ellos relatan que estos individuos les tomaron fotos y en actitud amenazante, haciendo gestos como si llevaran armas ocultas en sus espaldas, les siguieron un tiempo aunque no hubo que lamentar más que una desagradable recepción a su presencia. Peor suerte llevaron los senadores del Reino de España que encabezados por Javier Maroto fueron rodeados por una turba amenazante que les conminó en tono belicoso a abandonar el lugar, algo que debieron hacer de inmediato gracias a la oportuna intervención de Mariana Gómez del Campo, Secretaria de Asuntos Internacionales del PAN, quien sin perder un minuto les pudo sacar en un automóvil de la zona.
Pero por fortuna no hubo que lamentar una nueva “noche triste” al final del día.
La organización de estas elecciones fue impecable, no determinan un par de incidentes o una docena para empañar las más grandes elecciones del país, donde estaban en juego 500 escaños parlamentarios, 15 gobernaturas y 30 Congresos de Estados, 1000 Ayuntamientos y fundamentalmente 16 Alcaldías en el importantísimo Distrito Federal. Recomendamos el voto asistido para las personas con discapacidad, pues estas deben asistir físicamente a los colegios o no pueden ejercer su derecho a elegir. También una mejora en las condiciones en los que observadores empoderados por los partidos y miembros de mesas electorales deberían pasar las muchas horas haciendo su trabajo.
El Partido Acción Nacional logro el compromiso del Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democrática, este último antigua plataforma de donde salió López Obrador, para intentar cortar el paso al Movimiento de Regeneración Nacional, MORENA, e impedir alcanzaran una mayoría legislativa que sin problemas le permitiría al radical de izquierda desmontar las instituciones que velan y garantizan el funcionamiento de la democracia en México.
El objetivo fue logrado, MORENA no puedo alcanzar la mayoría absoluta que necesitaba para gobernar en solitario. De los 500 puestos en la Cámara esta vez los de López Obrador se quedaron cortos con un bajón de 256 a 197 diputados. Sumándole a sus aliados Verdes y del Partido del Trabajo se quedaran cortos con sus 279 y no llegarían a los 334 escaños que necesarios.
Mi observación a nuestros hermanos del PAN fue que si bien en esta ocasión el objetivo fue alcanzado y así impedir manos sueltas a los radicales para desmontar el sistema democrático e implantar la agenda del Foro de Sao Pablo que tanto mal ha hecho a América Latina, las miras del centro derecha deberían ponerse en lograr rescatar lo que se logró a finales de los 90s cuando gobernaron en solitario, pues las alianzas contra natura nunca en ningún lugar llevan a buen puerto. Los ejemplos de Chile donde el Partido Democratacristiano casi ha desaparecido después de años de alianza con socialistas, los de España donde el precio de los votos nacionalistas vascos o catalanes e incluso de un centro tránsfuga ha costado que el independentismo esté a punto de desmembrar España y muchos gobiernos nacionales como el de Mariano Rajoy o recientemente de algunas comunidades autónomas se hayan perdido por el veletismo de Ciudadanos.
Los amigos del PAN están claros, deben volver a las bases, acompañar y no decepcionar al pueblo. Deben ser coherentes con sus valores. No será fácil, el agotamiento de la lucha contra la corrupción y la violencia pasa factura, aunque observé una nueva generación de jóvenes dispuestos a tomar la bandera y andar el camino.
Estoy seguro que así será y les deseo viento favorable para que la travesía hacia una sociedad más democrática, justa y próspera sea feliz.
Me voy de nuestro querido México, hoy más libre, con humilde satisfacción por haber cumplido el rol que junto a muchos amigos de Iberoamericana vine a realizar, velar para que el proceso electoral fuera trasparente y justo, para que la soberanía popular se garantizara a nuestros hermanos mexicanos.
Me voy agradecido de este país y sus gentes, sobre todo de las personas solidarias que generosas también tuvieron una palabra para Yandier García Labrada, joven activista del Movimiento Cristiano Liberación secuestrado por el régimen cubano demandando su libertad. Gracias a nuestros amigos del PAN, gracias amigos de la Organización Demócrata Cristiana de América.
Regis Iglesias Ramírez es ex preso de la Primavera de Cuba, desterrado en España; portavoz del MCL.
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