Por Carlos Carballido.
Por alguna razón el sueño americano se asocia con la compra de una casa. Hay épocas factibles para intentarlo pero otras, como la que vivimos en este verano del 2021, que tienen algunas características que debes tener en cuenta a la hora de hacerlo.
A finales del mes de mayo, el precio de una casa subió casi un 13,5 por ciento más que igual etapa del 2020. Es decir que una unidad familiar regular que rondaba como promedio los 150 mil dólares hace un año, hoy cuesta unos 20 mil dólares más para quienes gozan de buen crédito bancario. Dicho de otro modo, hoy usted paga 173 mil dólares por esa misma casa que hace un año se conseguía por menos y al haber mucha más demanda que oferta, los precios subirán quizás otros 20 por ciento más.
Varios factores han incidido en alza de precios pero el más importante es que con el cambio de administración, el presidente Biden retomó las regulaciones económicas de Obama y amenazó con un alza de impuestos al 28 % que podrían llegar al 39 en un corto plazo. Aún no está muy claro si esto será así o no pero las alarmas se han disparado tras la promesa de campaña y con ellos los precios en el sector.
Derivado de lo anterior, el mercado doméstico tiende a protegerse y como resultado impacta en mayores costos de la tierra, la mano de obra y los materiales de construcción que en su conjunto han afectado a los constructores de viviendas. Desde principio de este año se ha evidenciado un alza considerable de la madera, acero, cobre y materiales de construcción (en escasez incluso como el cemento tipo Portland). Con estas premisas el único efecto es subir el precio de las casas nuevas y por extensión quien desee vender una propiedad también lo hará a un precio más alto o cercano al tope de media.
Varios gobiernos estatales y municipales populistas han hablado de regular los precios de venta e incluso de rentas, pero así NO funciona el mercado, mucho menos el inmobiliario. Así que creer este enunciado es realmente disparatado.
Algunos economistas creían que al deteriorarse la economía se agotarían las casas en ventas, pero ha sucedido todo lo contrario. Los propietarios no quieren vender en ofertas récord porque saben que el precio está subiendo debido a los costos de los materiales de construccion antes descritos. ¿Y esto que efectos trae? Pues que actualmente haya solo en el mercado estadounidense 1.16 millones de unidades para la venta que en cifras representa un 20,5% menos que en igual periodo del 2020. Menos casas y más dinero circulante lo cual es una combinación fatal para comprar a buen precio.
Este aumento de precios en el sector inmobiliario está haciendo mucho más difícil que la clase media y media baja pueda cumplir con el sueño de ser propietario de una casa. En cambio es una puerta abierta a qué se especule en el sector mediante compras masivas de inversionistas cómo está ocurriendo en algunas ciudades como Miami con compradores de Rusia, China y Países Árabes. Este tipo de compras en zonas urbanas, digamos, al por mayor, es lo que causa el desplazamiento poblacional hacia sitios menos caros, sobre todo por los impuestos. Vivir hoy en zonas urbanas élites es cada vez más difícil e imposible.
Recomendación de ZoePost
Si usted está valorando la idea de comprar casa en este tiempo piense bien cuál es su motivación. Si es porque busca un lugar para vivir y no está dispuesto a rentar más, pues adelante. Es una decisión personal, pero entienda que comprará mucho más caro de lo que podría vender después en un corto a mediano plazo. Igual piense en su mortgage que es la razón fundamental por la que uno conserva o pierde un inmueble.
Una de los aspectos básicos a la hora de comprar una casa es tener en cuenta su pago mensual. Por regla general usted pagará mensualmente la cifra del mismo costo de su casa quitándole dos ceros finales al precio. Por una casa de 300 000 dólares, que es el costo promedio hoy en el mercado inmobiliario, usted pagará mensualmente unos 3000 dólares más o menos en dependencia del anticipo que haya dado, la tasa de interés y los impuestos de la zona. Así que saque la cuenta y valore si es preferible seguir rentando y esperar un poco más por una estabilización de precios en el sector.
Si lo que piensa es comprar una casa como inversión, yo siendo usted esperaría una estabilidad en el mercado que aumente la oferta y disminuya la demanda. Al no haber demanda, los bancos se ven obligados a reordenar el precio a una cifra más accesible a su presupuesto familiar. Este fenómeno ocurrió al final del segundo mandato de Obama cuando el nivel adquisitivo disminuyó tanto por el desempleo que había demasiada oferta de casas y muy pocas personas que pudieran comprarla.
Fuentes:
- S&P CoreLogic Case-Shiller National Home Price Index.
- National Association of Home Builders
Carlos Carballido es periodista y Vicedirector de ZoePost.
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