Por Redacción ZoePost/Agencias.
BRASILIA, 2 oct (Reuters) – Los brasileños votarán el domingo en la primera ronda de las elecciones más polarizadas de su país en décadas, con el izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva como favorito para vencer al titular derechista Jair Bolsonaro.
La mayoría de las encuestas han mostrado a Lula con una sólida ventaja durante meses, pero Bolsonaro señaló que podría negarse a aceptar la derrota, avivando los temores de crisis institucional o violencia postelectoral.
Un mensaje proyectado en la estatua del Cristo Redentor de Río de Janeiro antes de la votación decía: “Paz en las elecciones”.
La mayoría de las encuestas de opinión favorecen a Lula, quien fue presidente de 2003 a 2010, por 10 a 15 puntos porcentuales. Si obtiene más del 50% de los votos válidos, como muestran varias encuestadoras al alcance eso aseguraría una victoria absoluta, renunciando a una segunda vuelta.
Se podría anunciar un ganador horas después del cierre de los colegios electorales a las 17:00 hora de Brasilia (20:00 GMT).
Si ningún candidato gana más de la mitad de los votos, excluyendo las boletas en blanco y nulas, los dos primeros clasificados irán a una segunda vuelta el 30 de octubre, lo que prolongará la tensa temporada de campaña.
Bolsonaro amenazó con impugnar el resultado de la votación, luego de hacer acusaciones infundadas de fraude, acusando a las autoridades electorales de conspirar en su contra y sugiriendo que los militares deberían realizar un recuento paralelo, lo que se negaron a hacer.
Una victoria decisiva de Lula el domingo podría reducir las probabilidades de una transición tumultuosa. Los críticos de Bolsonaro dicen que otro mes de sus ataques al proceso democrático podría generar disturbios sociales como el asalto al Capitolio de los Estados Unidos en 2021 por parte de los partidarios del expresidente Donald Trump.
Bolsonaro dice que respetará el resultado de las elecciones si la votación es “limpia y transparente”, sin definir ningún criterio.
Los brasileños también votarán el domingo por los 513 miembros de la cámara baja del Congreso, un tercio de los 81 miembros del Senado y los gobernadores y legislaturas estatales.
Aunque Lula lidera la carrera presidencial, se espera que la coalición conservadora que respalda a Bolsonaro tenga la mayoría en ambas cámaras del Congreso. Eso podría presentar desafíos para que la izquierda gobierne un país con hambre creciente, alto desempleo y una recuperación desigual de la pandemia de COVID-19.
Lula y Bolsonaro han prometido un gasto social más generoso el próximo año, lo que aumenta la presión sobre el presupuesto federal y lleva a ambos a buscar alternativas a las reglas de gasto actuales.
La autonomía recién establecida del banco central de Brasil y la elección de Lula de un ex rival centrista como compañero de fórmula tienen tranquilizó a algunos inversores que no provocaría una ruptura disruptiva en la política económica.
Lula prometió alejarse radicalmente de las políticas ambientales de Bolsonaro luego de que la deforestación en la selva amazónica alcanzara un máximo de 15 años. Lula se ha comprometido a combatir la tala, aumentar la protección del bioma y de las tribus locales, y hacer de Brasil un protagonista en diplomacia climática.
Al igual que en elecciones pasadas, el ejército de Brasil se ha movilizado para aumentar la seguridad en unos 477.000 colegios electorales, utilizando máquinas de votación electrónicas que permiten la rápida tabulación de los resultados por parte de la autoridad electoral nacional (TSE).
Tras las críticas de Bolsonaro a los sistemas de votación de Brasil, el TSE invitó a un número récord de observadores electorales extranjeros, incluidas misiones por primera vez de observadores estadounidenses en el Centro Carter y la Fundación Internacional para Sistemas Electorales (IFES).
Información de Anthony Boadle; Editado por Brad Haynes y Daniel Wallis
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