Por Zoé Valdés.
Repaso las noticias: una de esas pomposas agencias europeas tendenciosa hacia la ultraizquierda anuncia, de manera muy efusiva que, en Cuba, mi país, el domingo se decidirá mediante votación acerca del matrimonio homosexual, y subrayan que la Iglesia está en contra; enseguida me salta una pregunta, que sería una verdad de perogrullo: ¿qué querían, que la Iglesia estuviera a favor? Vamos, milennials del periodismo, se trata de la Iglesia, etcétera y demás…
El caso es que sabemos cómo se vota bajo tiranías y dictaduras, salvo en Estados Unidos, que con una supuesta sólida democracia se cometió uno de los fraudes electorales más grandes de la historia. El voto bajo tiranías y dictaduras, nenes del periodismo, y nenes en general, no sirve para nada, como no sea para limpiar la imagen de los tiranos y represores.
El voto bajo tiranías y dictaduras es la máscara para ocultar la ausencia de libertad. Cuando no hay libertad ¿de qué sirve el voto, como no sea para lavarle la cara al régimen que oprime?
Entonces, se me caerá la lengua de repetir que #BajoTiraníaNOsevota. Aunque, si quieren seguir en esa candanga reiterativa existencialista e ilusionista, pues allá ustedes, sigan 63 mil milenios más, como dice la cancioncita de marras que dio respuesta a la de Patria y Vida; y la que, por cierto, está comprobando lo que ya sospechaba yo desde el inicio, que la canción en respuesta se cumpliría mejor y a cabalidad que la primera. ¿Conocen la razón? Seguro que no, o no han querido conocerla, pero lo explicaré en el párrafo siguiente.
Esta es la basura a la que piensan que obedezcamos, como continuidad al castrismo. Conmigo que no cuenten
Patria y Vida ha devenido en Patria y Pira, todo el que ha participado de esa canción desde dentro se ha tenido que largar de Cuba no sin antes pactar con la tiranía, porque sin el pacto hubiera sido cárcel o pira, y la mayoría eligió ‘pira’, me refiero a los que les dieron la posibilidad de elegir. Patria y Vida era y sigue siendo una canción elitista impuesta desde el exterior y desde un grupito selecto a un pueblo que la acogió en el mejor sentido de su necesidad. La otra, ya lo sabemos, fue un encargo promovido por la tiranía. Y déjenme recordarles que la tiranía rara vez se equivoca, ¿por qué? Ah, bueno, porque lo que tienen enfrente es la mayoría de las veces una banda de zocotrocos oportunistas fáciles de manejar y de manipular al antojo de los tiranos y esbirros.
De modo que el Movimiento San Isidro, más los del Artistaje Liberal Progresista (Tania Bruguera, Yunior García Aguilera, Carolina Barrero), no han sido más que las fichas que desde hace un tiempo y todavía ahora la tiranía ha colocado y sigue ubicando en el exterior para hacer la labor de agentes, sabiéndolo o no ellos (estoy casi segura que muchos lo saben, de ahí que hayan podido largarse por la puerta grande), y representando a la oposición cubana desde el social-progresismo con los cómplices gobiernos español y norteamericano.
Nada de positivamente real le ha dado a Cuba lo orquestado alrededor de una canción banal donde sólo se nombraban a los opositores que convenían al régimen castrista como al Gobierno norteamericano para el cambio-fraude, como no sea premios y más premios, y dinero y más dinero, y no para Cuba, no, para los autores/compositores, que más veletas y volubles con relación a la libertad de Cuba no pueden ser. Sólo hay que ver en un vídeo reciente a la que se hace llamar feminista, Beatriz Luengo, coautora de la canción y esposa de Yotuel Romero, coautor y cantante, cuando le preguntan cuál objeto ella colecciona en demasía. Su respuesta: se pregunta qué hubiera respondido Bad Bunny (el filósofo y lingüista del momento), para añadir después que ella colecciona rouges labiales, de todos los tipos; o sea, ya podrán imaginar qué profundidad de pensamiento habrá en idear e imaginar esa gran variedad que pretende esta señora que existe en los pintalabios rojos. Ese es el nivel, Maribel, como reza el refrán. Apaga y echa un pie. (…)
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Grandioso…