Por Emilio Bernal Labrada de la Academia Norteamericana de la Lengua Española
SEÑORA, SEÑORITA, SEÑORITO
Amigos, y sobre todo amigas (hay casos en que importa destacar el género): ¿se han fijado en la curiosa discriminación en el uso del diminutivo “señorita”?
Hace tiempo que lo venimos meditando, pero nos lo pone de relieve una reciente película en que el uso de “SEÑORITA” nos ha dado un puñetazo en el mentón, causándonos no la inconsciencia, sino al revés: la toma de conciencia. Se trata de “Judy”, sobre la famosa Garland, una pseudobiografía en que constantemente se dirigen a la protagonista con el respetuoso título de “Miss”, voz que los subtítulos traducen intempestiva y disparatadamente con “señorita”. Lo siento, pero si bien se trata de un tratamiento dEferente (y “dIferente”) en inglés, ¡EN ESPAÑOL NO! Sobre todo tratándose de una dama de cierta edad, casada y con hijos. Habría que brindarle, con toda la debida consideración, el tratamiento de “SEÑORA”.
Lo cual trae a colación el uso panhispánico y antiquísimo de “señorita” (con su innecesaria insinuación de virginidad) para las mujeres solteras, ya fueren jóvenes, mayores o hasta ancianas. ¿Por qué seguir diferenciándolas, si al hombre siempre le dicen “señor”? ¿No sería más justo y deferente tratarla de “señora” —como “señor” al sexo masculino— una vez llegada a la mayoría de edad? Sabemos que, en España, llámanle “señorito” al varón joven de la familia, para diferenciarlo del señor de la casa. Se nos ocurre que, si quieren usar el título de “señorita”, podrían aplicarlo igualmente a la jovencita del hogar, pero hasta ahí nada más.
Entendemos que ya en Francia se ha abolido oficialmente el empleo de “mademoiselle” para la demoiselle mayor de edad, medida que nos parece muy justa, considerando la igualdad de los sexos en todos los ámbitos. En inglés, por cierto, hace mucho que se ha adoptado apropiadamente la variante “Ms.” para no diferenciar a la soltera de la casada —tema de la vida privada—, reservándose “Miss” para dar trato respetuoso a la mujer, a cualquier edad. A base de lo cual cabría preguntar si el español se está quedando a la zaga de este acertado movimiento verdaderamente feminista.
Atrevámonos a preguntar: ¿Será hora de que las Academias de la Lengua modifiquen la 4ª acepción de “señorita” que en el Diccionario de la Lengua Española (DLE) reza: “tratamiento de cortesía aplicado a la mujer soltera”?
La publicidad pecadora. Prosiguiendo con nuestro segmento, salta a la vista un anuncio tan enigmático que ni siquiera se imagina uno el producto o servicio en cuestión, si bien adivinamos que contribuiría al bienestar de jóvenes madres.
Reza así: “Tus mañanas están llenas de altos y bajos. Usa [nombre del producto] para encontrar el impulso de mindfulness [sic] que necesitas, a cualquier hora del día.
Nuestra (gratuita) revisión: “Mamita: Si madrugas sacudida por un cachumbambé de locuras, [nuestro producto] te dará, a toda hora, el alivio e impulso que tanto te faltan.”
Con el familiar “mamita” le damos un toque leve e informal a un aviso cuyo original suena rígido y mecánico; el “madrugas” es auténticamente hispano y más breve que “tus mañanas”, en tanto que suplantamos el resto de esa palabrera transliteración con algo más íntimo y simpático. El colmo de todo ello es “mindfulness”, ocurrencia anglómana que no da la sensación de estar “alerta” a nada, siendo una alusión erudita al estado de ánimo de la consumidora; si tiene ella que rascarse la cabeza, ya el anuncio es inútil. Para colmo de males, reposan en indescifrable misterio las funciones y presuntos beneficios del producto que así pretenden promover —valga la aliteración—.
En conclusión, SEÑORAS y SEÑORES, sería modernamente más aceptable —con la excepción de “mamita” 😊—, tratar a todos los mayores de edad sin “-ITAS” ni “-ITOS.
Emilio Bernal Labrada, de la Academia Norteamericana, es autor de: EL BUEN USO IMPIDE EL ABUSO / GOOD USAGE PREVENTS ABUSAGE, ASESINATOS IMPUNES Y CRÍMENES DE CASTRO EN LA VIDA PÚBLICA DE EE.UU., LA PRENSA LIEBRE O LOS CRÍMENES DEL IDIOMA, y otras obras. Pedidos a emiliolabrada@msn.com o a amazon.com. “La fuerza sin razón es la sinrazón.”