Por María Victoria Olavarrieta.
Desde hace 8 años paso en Dakota la Semana Santa y mis vacaciones de verano. Las tierras de Sacagawea nunca estuvieron en mi bucket list, pero desde que un americano guapo se cruzó en mi camino, la nieve, los venados y estos inhóspitos parajes empezaron a formar parte de mi mundo.
Tanta tierra sin gente me da miedo. A veces conducimos por más de dos horas y no se nos cruza un alma en el camino. Muy pocos árboles y este año, como no ha llovido, se perdieron las cosechas. No hay una brizna verde, hierba seca por todas partes.
Ayer, mientras conducíamos por un camino rocoso nos encontramos un faisán.
–Por favor, detén la camioneta –le pedí a Rob.
–Si quieres, podemos salir un día a cazar faisanes –me propuso él enseguida.
Yo solo quería llenarme de sus colores. El faisán es un ave distinguida, camina con una elegancia que te hace erguirte y sacar el pecho. En medio de aquella tierra tan seca y uniformemente ocre, las plumas del ave me conectaron con la vida, con la brillantez del mundo tropical al que pertenezco.
Siempre ando lista para tomar fotos de cualquier detalle interesante que pueda encontrar. Me concentro en los puntos bellos para no dejar que la aridez del lugar me reseque el alma.
Habíamos dejado el terraplén detrás y tomamos la carretera 1804 que nos lleva a Bismarck, capital de Dakota del Norte. Aprovechando la vista que nos proporcionaba la altura de la colina, Rob detuvo la camioneta para que pudiera tomar unas fotos de Beaver Bay, punto donde nuestra carretera cruza el majestuoso río Missouri. El contraste tan grande entre mi vida citadina y estos paisajes tan extensos y solitarios a veces me zarandea y siento miedo. Los celulares no tienen cobertura en muchas zonas; si tienes un accidente, ¿quién te socorre?
Caminaba y miraba al horizonte buscando alguna casita que apaciguara mis temores y casi tropiezo con una nevera plástica muy parecida a la que usamos en Miami cuando vamos a la playa.
Algo así debe haber sentido Sherlock Holmes cuando descubría una pista importante, ¡había gente cerca!
–Mi princesa querrá hacerme tortilla española con huevos frescos esta tarde? –me dijo Rob mientras me mostraba el contenido de la nevera: huevos criollos. Un granjero de los alrededores los dejaba allí cada día, justo al borde de la carretera. En una especie de alcancía se podía depositar el dinero, aunque se veían billetes sueltos mezclados con los huevos que quizás viajeros con mucha prisa no tuvieron tiempo de introducir en la ranura.
Para una cubana como yo que tuve una amiga en La Habana, que cuando colgaba la ropa en la tendedera del patio tenía que vigilarla hasta que se secara para que no se la robaran, esta muestra de la nobleza que todavía se vive en las Dakotas me conmovió.
–¡Qué hombre tan confiado este granjero! Me gustaría preguntarle si nunca le han robado. ¿Me llevas hasta su finca? –le pedí a mi esposo, asumiendo que él tendría que conocerlo y que la finca estaría oculta detrás de alguna colina.
–Nunca lo he visto, no tengo idea quién es, solo sé que llevo años pasando por este lugar y a no ser los días de mucha nieve o intenso calor, ahí está la nevera. Bondades de Dakota, cubanita, que no pierdo las esperanzas de que tú vuelvas a ver en tu tierra –me dijo Rob, alentador.
Cuando se ha vivido rodeado de personas en las que puedes confiar así, es natural esperar lo mejor de los demás
Maria Victoria Olavarrieta es Profesora de Español y Literatura. Miami, Florida.
Muy bello tu escrito, vives entonces allà? Eso de los huevos me reçuerda cdo yo vivia en un pueblucho a 6 horas al North Oeste de Miami. Yo vivia en una semijungla, rodeado de bosques y de reservas naturales, muy cerca de mi casa vendian miel de abeja, me recuerdo que los frascos de tamaños diferentes estaban situados como a media milla de la casa, a la entrada de la vereda que conducia a la misma, tenia un aviso rùstico hecho de carton, con los precios casi inelegibles y muy debajo, cerca de la tierra una cajita con una ranura añejada por la lluvia y el sol. Eso me dejò perplejo y por un momento me entrò la picardia cubana y pensè “dejame mirar a ver si no hay camaras que me vean”, absurda idea para esos parajes. Al final, me dije, vivo en USA, le debo todo lo que tengo y tengo que hacer como ellos, depositè el dinero con un pequeño tip, cogì mi pomo de miel y me fuì. No hace mucho tiempo que me regresè a Miami y acostumbrado a dejar la ventanilla del carro abierta, un dia cdo me bajè en un Supermercado, al regresar me percatè que me habian saqueado lo poco que tenia adentro, nada, cosas de nosotros los latinos y de otra forma de vivir en la urbe……
Me ha encantado su historia !
Sabe usted que cuando pasea por los pantanos de los Everglades en Florida…en una embarcación muy ruidosa que navega por encima del pantano…lo llevan a una casa de los nativos de la tribu de los miccosukee… en ese lugar dejan una nevera con agua y refrescos…también un lugar donde poner el dinero. Ellos confían en que las personas le van a pagar. Y les pagan!
Como siempre, Mavi, me haces disfrutar con tu pluma. Me sumergiste en Dakota. Mil gracias.
Siempre me conmueve la honestidad del norteamericano que vive fuera de las grandes urbes. Para una cubanita que tenia que vigilar su ropa en la tendedera es impactante.
Una belleza de relato… En la sequía se puede sentir la Divinidad claramente.
Debe ser hermoso el ugar en primavera, si en verano es así de bello para el que lo quiere ver y sentir. Me encantó, gracias!
Una belleza de relato… En la sequía se puede sentir la Divinidad claramente.
Debe ser hermoso el lugar en primavera, si en verano es así de bello para el que lo quiere ver y sentir. Me encantó, gracias!
Es la Señora Olavarrieta!
lo amo es supur bueno eres muy buena asiendo estas cosas.
Wow,great story!!!
lo amo es supur bueno eres muy buena asiendo estas cosas.
no me gusto es muy largo y no es interesante
Me gusta como describiste todos los paisajes! Muy lindo
Me gusto la lectura.
Me encanto todo sobre tu experiencia! Muy bonita.
Esta lectura era muy interesante y yo aprendi muchas cosas de esto. Una cosa era lo de huevos y otro era lo de creer en personas. Y yo tambien a ido a los Everglades en Florida. A mi me encanto esta historia y que hagas muchos mas!
Yo me gusto el parte donde tu encontraste personas en la playa
Me encanto cuando usaste Sherlock Holmes para describir algo y tampoco sabian que robaban ropa en Cuba si no la vigilabas. Gracias por tu historia me encanto!
Yo me gusto el parte donde tu encontraste personas en la playa.
El articulo fue increible
Me gusto la historia y mas me gusta que tenga un buen mensage.
Wow, me encanto! La belleza de la naturaleza es una belleza muy cierta. Me haces quierer it a Dakota.
Con amor: Tu alumna Luciana.
Me gusta mucho la historia, también me asusto un poco cuando me doy cuenta de que no hay mucha gente en un lugar muy grande, y me gustó cómo puedes confiar en la gente, eso es muy sano. Pero no me gustó mucho la parte en la que Rob sugirió cazar faisanes porque no me gusta mucho la idea de eso, pero aparte de eso, realmente me gustó la historia.