Por Zoé Valdés.
Murió Diego Armando Maradona, uno de los mejores futbolistas del mundo y tal… En lo que a mí corresponde debo decir que no lo siento; murió el mismo día, vaya coincidencia, en que se fue su ídolo, el tirano Fidel Castro, el 25 de noviembre del 2016. Igual va y hasta lo entierran juntito al otro, empotrado en la misma piedra. Ojalá y no, porque sería otra afrenta a nuestro ilustre José Martí, sepultado en el mismo lugar a pocos metros.
Se partió ‘Maladroga’ a los sesenta años, una edad relativamente joven. ‘Maladroga’ -como era conocido en el ‘milieu‘-, recién había sido operado de algo por la cabeza, no estoy muy al tanto; seguramente su enfermedad y muerte han sido el resultado de su adicción compulsiva a las drogas. A partir de ahora empezaremos a leer y a oír las mentiras elogiosas acerca de su persona y del gran deportista que fue y patatí y patatá… Lo último no lo niego. Lo fue, y también dejó de serlo, para convertirse en el peor ejemplo para los jóvenes que aspiraban a ser como él o mejor que él.
Para colmo se hizo compinche de uno de los peores tiranos que ha tenido la historia: me refiero a Fidel Castro, cuya imagen se tatuó en una pierna. También era admirador del criminal Che Guevara, su coterráneo, al que llevaba tatuado en otra parte del obeso cuerpo.
En Cuba disfrutó de los lujos a los que ningún cubano tuvo jamás acceso, salvo los mandamases de aquella isla. Nunca se puso del lado del pueblo cubano, ni de la verdad, ni de la justicia y la libertad de ese pueblo.
Ha muerto otro miserable, un día muy apropiado. El 25 de noviembre debiera constituirse por ley el Día en que mueren los miserables.
Que descanse como pueda, si es que puede.
Zoé Valdés es escritora, artista. Fundadora y directora general de ZoePost.
Quién sabe, talvez quería estar al lado de su papá ideológico. Un mojoncito más en Santa Ifigenia.
Que esten todos juntitos donde merecen. No digo mas.
Demonios y servidores.
(En la muerte de un esclavo del mal)
Difícilmente descansa
quien su alma vende al diablo…
En lo alto de un retablo,
donde casi nadie alcanza,
y el vulgo pierde esperanza
observando a marionetas
enredadas en las transas
de mil y una piruetas…
¿Cuál es el fin y la meta
de tan gratuita maldad?
¿Es un juego de ruleta
que detesta la verdad?
¿Es feroz hipocresía
que busca la ilicitud?
¿Es acaso, cobardía
o alma de esclavitud?
Quien nace esclavo de mente,
y confunde los horrores
de algún tirano demente,
que redunda fácilmente
en desaciertos y errores
contra su pueblo sufriente,
no ha de ser inteligente,
ni ha de ser honesto y justo,
aquel que le alabe el gusto
por todas sus fechorías
y, a sus pies, como escabel,
se desdoble noche y día
cual serpiente cascabel
que repta y tan sólo ataca
al infeliz que carece de pistola,
de fusil, de piedra o tal vez estaca
con qué destruirle la cola,
y aplastarle la cabeza…
¡Es la sierpe tal combleza!…
tan cruel y hábil enemiga,
que a todos, por igual, hostiga…
mientras tiranos y demonios,
en su quehacer destructor,
confinan sus pueblos a telonios
con pagos de contribuidor…
en una espiral sin fin,
do ni el más claro magín
logra descifrar la huella
del arma que le degüella…
Así mismo es Zoe, murió un miserable. Que arda para siempre en el infierno junto a su querido Fidel y Che.