Por Zoé Valdés.
Gran parte del mundo civilizado y normal teme por Colombia, allí se celebran elecciones este domingo y la ultraizquierda internacional corrupta que inspira portadas a la revista Time apoya a Gustavo Petro. Siento decir directo, al duro y sin guante, que Petro será sinónimo de extrema pobreza para Colombia. Los colombianos antes de votar deben mirarse en el espejo de Cuba, Venezuela, Argentina, Perú, Chile, Bolivia… A todos esos países el castrocomunismo los consume, les degrada, los aniquila. Petro significará miseria, y miseria moral y humana, la peor de las miserias sumada a la de la hambruna.
No sé a dónde se irán los colombianos si sucediera lo peor, rodeados como están de estruendosos fracasos. De países gobernados por gentuza con un pasado irremediablemente violento y delincuencial que de forma invariable hunde a las sociedades hasta metamorfosearlas en verdaderas pesadillas económicas. Petro no es más que eso: la pesadilla ultraizquierdista de Colombia. Entiendo que Colombia no se merece un porvenir pleno de inseguridades y de sufrimiento, aunque el mal de la distopia va royendo ahí donde menos se le espera ni se le ha reclamado.
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