Por Zoé Valdés.
He leído atentamente las declaraciones del señor John Piechwoski, subsecretario adjunto de Estado, quien le expresó a CubaNet sus opiniones sobre las últimas sanciones del gobierno estadounidense contra al régimen cubano y que ponen por fin contra la espada y la pared, al menos en Estados Unidos, a los militares de GAESA y al ex yerno de Raúl Castro, el general de brigada Luis Alberto Rodríguez López-Calleja.
Es cierto que las medidas han sido continuas y contundentes desde hace cuatro años, y que los cubanos agradecemos al gobierno de Donald Trump su buen hacer. Pero, debemos añadir que no son suficientes.
El régimen castrista no ha durado más de 61 años en el poder si no entretejiera muy bien sus mañas, bordara las maneras de reinventarse cada vez; y la prueba es que todavía sigue ahí, haciendo y deshaciendo, aunque cada vez menos a sus anchas, hay que reconocerlo.
El embargo norteamericano en realidad no ha hecho mella en el régimen castrista por la sencilla razón de que nunca fue extremadamente firme y duro, y porque no se ha exigido a otros países que por fin impongan un bloqueo absoluto y total al castrismo.
Antes de la caída del Muro de Berlín y del campo comunista Fidel Castro apenas se refería al embargo. En cuanto cayó el comunismo en los países del Este, Castro I y II se aferraron al concepto del embargo como una lapa, y de ahí no los han sacado hasta ahora.
Por el contrario, el embargo lo han usado para conseguir suculentos préstamos europeos que jamás pagarán. Con la jodientina del embargo destrozaron a Venezuela y otros países de América Latina, y afianzaron relaciones peligrosas con los más indeseables líderes del planeta, entre ellos Rusia e Irán.
Reitero, los cubanos estamos agradecidos de la administración Trump por esas medidas, pero no son las que verdaderamente, a mi juicio, acabarían con la tiranía castrista. Rasguñarán bastante, pero no lo suficiente como para potenciar al pueblo cubano hacia su libertad definitiva.
Si bien en los últimos meses han demostrado que, crisis y pandemia mediante, se encuentran ahogados, no olviden que siempre los vampiros consiguen en el camino de sus nocturnidades alevosas alguna víctima ingenua, inocentona, a la que vampirizar.
Hasta la llegada de Trump, el régimen castrista campeó por sus respetos en USA, desde el día uno en que pudieron sembrar a sus agentes, espías, y desde que inocularon al exilio induciéndoles el terror usando la separación familiar, las amenazas, el chantaje, y, por último, el “cultureo” y la “nostalgia” como gancho para una fraternización de un solo lado, del lado conveniente a la Isla de los hermanos Castro.
A eso añádanle que los 17 mil millones que ingresó Cuba -según cifras de la CEPAL-, durante el último año del gobierno de W. Bush los aligeraron suficientemente como para urdir planes y nutrir esperanzas.
El plan birmano de Obama (al que desde los inicios esta que les escribe criticó y por lo que la quisieron crucificar) fue nefasto no sólo en materia de derechos humanos y en la creación de una disidencia muy acorde con el “cambio-fraude” (término de Oswaldo Payá).
Además, en el ramo de la economía, el pueblo cubano se hizo más dependiente de las decisiones de un régimen que un día autorizaba un permiso a un pequeño emprendedor para, por ejemplo, abrir una peluquería o un pequeño negocio de restaurante (paladar), y al día siguiente, si al régimen le daba la gana, por meras razones políticas le arrebataba sus mínimas ganancias, sus derechos como emprendedor, porque “legalmente” el régimen mantenía y mantiene la garra puesta sobre ellos.
Los cubanos libres debemos aprender a negociar frente a USA como país, como iguales, como individuos que nos merecemos lo mismo que cualquier ciudadano del mundo, y de ninguna manera como indigentes, y mucho menos como mendigos al que después de tanto tiempo le deben lanzar migajas para atraer sus votos.
Los cubanos no somos sólo votantes, somos ciudadanos del mundo, como lo fueron los panameños y los granadinos cuando, intervenidos militarmente en el pasado por Estados Unidos, les devolvieron sus derechos y sus voluntades.
Estados Unidos debiera reconocer que los cubanos sabemos cuál fue su papel en la imposición de Fidel Castro en nuestro destino, como también no olvidamos el rol que jugaron cuando abandonaron a los expedicionarios cubanos en Bahía de Cochinos.
Nos la deben y es hora, desde hace rato es ya hora, de que nos la devuelvan.
Pedirle a un pueblo robotizado y cansado al extremo que tome las calles y las riendas resulta, como mínimo, utópico y hasta irrisorio. El pueblo entero venezolano se lanzó a las calles y los muertos los pusieron ellos, ¿hizo algo Estados Unidos? ¿Hizo algo el resto del mundo? ¿Cambió la situación de los venezolanos? No, nadie hizo nada, ni tampoco nada cambió.
Entonces los cubanos, que también hicieron lo suyo en su momento, y mucho más que los venezolanos, porque crearon guerrillas en contra del castrismo, como la del Escambray, que durante siete años operó sin el apoyo internacional que merecía -y pudiera seguir citando lo que hicieron y hacen los cubanos de bien- viéndose en ese espejo y recordando su propia historia, debieran no sólo saber, deben estar hartos del manejo de bajo perfil, de la mota pasada con suavidad.
Lo estamos, de hecho. Cierto que esas medidas son muy bienvenidas, pero a mi juicio y al de no pocos cubanos, mejor sería una operación quirúrgica radical para exterminar el cáncer desde la raíz y de cuajo.
Zoé Valdés es escritora y artista. Fundadora y directora de ZoePost.
Bravo. De acuerdo 100%.
Gracias, Heidys.
Así mismo es, querida amiga. Se ha intentado todo lo demás y no ha dado ningún resultado. Ya es hora de una solución definitiva. Como el esparadrapo, de un tirón duele menos.
De que no las deben ,es una verdad más grande que un templo,y con lo que estás reclamandoles hace ya tiempo es lo que no deben darle más vaselina,y actuar ya.
Estoy de acuerdo
Pero hasta que los Estados Unidos no vea un leader al que apoyar no van a hacer mucho más de lo que están haciendo No van a intervenir para después buscarse un dolor de cabeza con un país sin ningún tipo de liderazgo
Muchas gracias por comentar. ¿Qué líderes tenían Panamá, Granada e Irak? Además, apoyaron a Guaidó y mire usted lo que dio como resultado. Cuba tiene líderes muy serios, por sólo dar dos nombres Eduardo Cardet y Antonio Rodiles. Pero esos líderes además debieran ser puestos mediante elecciones libres una vez liberada Cuba.
Estoy 100% de acuerdo con tu post. Por eso seguiré repitiendo hasta no cansarme nunca, que el exilio cubano, sobre todo el de USA, necesita imperiosamente, actuar. Quisiera aclarar que no hablo de los recientemente auto nombrados representantes del exilio popular, hablo de la diáspora que se relaciona y opera a niveles influyentes dentro del gobierno estadounidense. Claro que los exiliados de a pie, los electrones libres, los que compartimos tu opinión en este caso, tenemos que hacernos escuchar y exigirle a los Marco Rubio o Ted Cruz de USA, por poner algunos ejemplos, que presente ante el presidente Trump un sumario de pruebas que acrediten el pedido, acompañado de una petición de intervención firmada por el exilio. Tal vez no sea suficiente, desconozco los detalles de los requisitos. Lo que sí sé es que nuestro empuje tiene que ser mayor. ¡El próximo cubano que haga una petición al presidente de USA no puede ser uno que solicite un plebiscito!