Por Antonio Marrero.
“Dad gracias al Señor porque es bueno. ¡Porque su misericordia es eterna!” (Sal. 118,1)
En los niveles de interpretación de los textos de la Sagrada Escritura encontramos el místico. Para el místico el estudio de la revelación representa un desplazamiento, un recorrer y atravesar el texto en sus diferentes etapas, detenerse en cada una de ellas, para aproximarse a una verdad.
Karl Rahner, es para muchos el mas grande teólogo del siglo XX, sin lugar a duda es el que mejor une teología y vida según el Espíritu, para él la espiritualidad cristiana de hoy tiene como punto de partida una relación personal e inmediata con Dios, con esto quería decir que el cristiano del futuro será místico, es decir, una persona que ha experimentado algo, o no será cristiano. Esa relación inmediata con Dios nos lleva aceptar esa manifestación de Dios como el verdadero misterio de la existencia.
La Sagrada Escritura presupone la existencia de una realidad oculta que está detrás de todo aquello que vemos todos los días y es lo que da sentido a lo que vivimos a diario. A esa realidad se accede espiritualmente, pero también podemos hacerlo a través de una serie de acciones. La primera de ellas es agradecer que amanecimos, que abrimos los ojos a la luz de un nuevo día, y agradecer con palabras propias o tomadas de la misma tradición. En la espiritualidad hebrea encontramos una bella plegaria: el “Mode Ani” (te agradezco), que agradece a aquel que me permitió recuperar mi alma, para que alma y cuerpo puedan gestar la posibilidad de un nuevo día.
Te agradezco.
Te agradezco Señor todas las mañanas, que me hayas devuelto la vida.
Te agradezco por la vestimenta, que vino a mi cuerpo.
Ya no estaré solo porque Tú me proteges.
Te agradezco todas las mañanas.
Sobre el Hecho que me has hecho luz.
Te agradezco por el pan que llega a mi mesa. Porque no padeceré hambre, y no conoceré el dolor. Por las innumerables sonrisas.
Tea gradezco… por todos mis talentos y por mis canciones.
Y todo el mundo las dedicara a Ti…
Reconócelo, reconócelo para agradecer solo a Él.
Voy a gritar su Nombre Poderoso. Hay que invocar al Eterno.
Tuya es mi vida, mi corazón y mi gratitud.
Tu debes invocar al Señor.
Te agradezco todas las mañanas, por la fuerza de mi Padre y de mi Madre.
Agradezco porque nos dio la lluvia en los campos, por no estar preocupado.
Porque me diste la vida.
Por el día de descanso te agradezco, por la abundancia y por la bendición.
Por la familia, todo es solamente por Ti.
Reconócelo, Reconócelo para agradecerle solo a Él.
Voy a gritar su Nombre Poderoso. Hay que invocar al Eterno.
Tuya es mi vida, mi corazón y mi gratitud.
Tu debes invocar al Señor.
Por todas mis fallas te agradezco, por todos los miedos, las desilusiones y los obstáculos, todos ellos están a mi favor…
No hay otro en mi corazón, solo Tu… por eso te agradezco.
Reconócelo, Reconócelo para agradecerle solo a Él.
Voy a gritar su Nombre Poderoso. Hay que invocar al Eterno.
Tuya es mi vida, mi corazón y mi gratitud.
Tu debes invocar al Señor.
En el libro del Genesis se nos dice: “Entonces Yahveh Dios formo a Adán del polvo de la tierra, y soplo en su nariz aliento de vida. Y fue Adán un ser viviente.” (Gen. 2, 7), por eso agradecer la primera inhalación de la mañana me devuelve la conciencia de lo sagrado que habita en mí.
Jesús da Gracias al Padre, por haber escondido estas cosas a los sabios y entendidos y revelárselas a la gente sencilla, a los humildes de corazón, (Mt. 11, 25-26), porque al Padre le ha parecido bien. Para Cristo un corazón agradecido siempre tendrá más de aquello por lo que agradece y por lo cual sabe dar gracias al Eterno. El secreto supremo al alcance de todos es saber dar Gracias al Creador.
Feliz Dia de Acción de Gracias.
Antonio Marrero, teólogo y biblista.
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Un texto muy alentador en estos días de oscuridad.