Por Víctor García/La Nación.
Los chilenos acuden a las urnas en otra jornada con voto obligatorio en la que todas las encuestas apuntaban a un regreso de la derecha al poder.
SANTIAGO, Chile.– Chile vota este domingo en un balotaje que se vive, dentro y fuera de la política, como una carrera prácticamente resuelta.
En las calles, en los comandos y en el clima general del país domina la idea de un triunfo asegurado de José Antonio Kast. No hay nerviosismo electoral ni expectativa de sorpresa: se impone la convicción de que la derecha recuperará el poder y que la única incógnita real es el tamaño de la diferencia frente a Jeannette Jara, la candidata comunista del oficialismo.
Desde las horas previas, el despliegue ha sido el habitual de una elección presidencial, pero sin tensión. Militares y carabineros ya se encontraban instalados en los locales de votación, los recintos fueron habilitados sin contratiempos y el ambiente era más administrativo que político. El último debate televisado fue el momento de mayor nerviosismo: un intercambio áspero, muchas veces un diálogo de sordos, que no dejó ganadores claros ni alteró el escenario...
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