Por El Debate.
Se han cumplido esta semana cincuenta años del fallecimiento del que durante cuarenta fuera dictador de España, Francisco Franco Bahamonde. Y pareciera como si el Gobierno que preside Pedro Sánchez quisiera aprovechar la ocasión para redibujar con énfasis las maldades del periodo autocrático y de paso redirigirlas a todos aquellos que en la vida española dicen no gustar de la izquierda socialista y de sus congéneres. Que no otro, como diariamente estamos contemplando, es el propósito que encierra la llamada Ley de Memoria Democrática del año 2022. Cuando lo conveniente y urgentemente necesario hubiera sido utilizar la fecha para la descripción real de nuestra reciente historia: cómo hace cincuenta años, bajo la ilustrada dirección de Juan Carlos I, comenzó el tránsito hacia la libertad de un país sometido a la negrura de las maldiciones políticas de uno y otro signo desde comienzo del siglo XX. Eso es lo bien llamado, y no siempre debidamente apreciado, la Transición española hacia la democracia. Donde desde pronto encontraron cobijo todos los españoles, fueran cuales fueran sus orígenes, su ideología o sus historias. Y que debería continuar como ejemplo del futuro del país. Precisamente para evitar los magnos errores que unos y otros, en la dirigencia nacional, venían cometiendo…
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