Por Zoé Valdés/El Debate.
De que la ONU y la nada es lo mismo, lo vengo escribiendo desde hace rato. Desde que le regalaron la Vicepresidencia a un estado totalitario como el de Cuba, y el departamento de defensa de las mujeres a Arabia Saudí, y desde que la Alta Comisionada Michele Bachelet se limpió su trasero con la carta firmada por veinte mil cubanos pidiendo la investigación del asesinato del opositor cubano Oswaldo Payá, uno no puede sino preguntarse qué sentido tiene confiar en instituciones que, en lugar de defender los derechos humanos, parecen premiar a quienes más los vulneran. La credibilidad de la ONU se ha visto gravemente erosionada por estas y otras numerosas decisiones, dejando a millones de personas sin esperanza real de justicia o protección.
En días recientes, sólo algunos pocos discursos lograron salvar, aunque sea mínimamente, la imagen de la ONU. Entre ellos destacan el del presidente Donald Trump, cuyo atrevimiento y valentía no dejó indiferente a nadie, dijo todas las verdades del barquero; el de Benjamín Netanyahu, durante el que la mayoría de los miembros de esa organización -por ahí ya se podrá calcular el nivel- se levantaron y abandonaron la sala en señal de protesta; el del presidente Prabowo Subianto, de Indonesia, quien, siendo de confesión musulmana, aportó una visión contraria y auténtica de la guerra de Israel contra Hamas; y también el del paraguayo Santiago Peña, que sorprendió por su claridad y contundencia. Estos discursos, aunque excepcionales, resaltaron aún más la falta de coherencia y compromiso del organismo en su conjunto. El resto de discursos revisados por mí, no alcancé a oírlos todos, estuvieron para tirárselo a los perros y envenenar a los pobres animales.
Hubo quienes se extrañaron del nivel tan bajo del presidente francés, de su desconocimiento de la historia, de su ignorancia, en fin; yo no, nada me extraña ya de este sujeto. Es un tecnócrata, todo dicho, que vigila por sus intereses personales, Francia no le importa. El resto se dedicó a soltar su matraca islamocomunista y su agenda 2030. Hasta el Rey de España se prestó para ir en la comparsa. Lamentable no, lo siguiente. Sigue siendo mi Rey, y yo su súbdita, aunque vuelvo a recordarle, ¿de verdad era necesario, Majestad? ¿No es que no se debe meter en política? Porque aquí la ha metido hasta el fondo.
En cuanto a Israel, no se hagan ilusiones, citaré la Torah, Profetas, Zacarías, capítulo doce; tal como me la recordó un amigo francojudío esta mañana:
«Palabra de Jehová acerca de Israel: Palabra de Jehová, que extendió los cielos, fundó la tierra y formó el espíritu del hombre:
«12.2 He aquí, yo pongo a Jerusalén por instrumento que aturdirá a todos los pueblos de alrededor; así Judá como él estará allí cuando Jerusalén sea sitiada.
12.3 Ese día haré de Jerusalén una piedra pesada que todas las naciones levantarán; todo el que intente levantarla será severamente desollado. Y todos los pueblos de la tierra se unirán contra ella…
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