Por Adrián Morales/Redacción ZoePost.
*“Fragmentos del Este/Doğudan Fragmanlar” aspira a la “Golden Orange” del Antalya Film Festival.*
Nota de prensa:
Del 24 de octubre hasta el 2 de noviembre, ¡a por la “Golden Orange”!. Incluida en el marco de la 62 edición del prestigioso Festival Cinematográfico de Antalya, se estrena la película “Fragmentos del Este/Dogudan Fragmanlar” del afamado y joven director turco Erkan Yazici, la productora Mahpare Tanın (MTKey Film Production, Estambul, Turquía), Myriam Carrel (NETT Digital, Zaragoza, España), y el artista multiversal cubano/español Adrian Morales AdriaNomada de Barcelona, España (música y dirección de arte).
Filmada íntegramente en las montañas de la nororiental ciudad de Trabzon, en las escarpadas montañas de la Turquía profunda, ribera del mar Negro, frontera que colinda con Georgia e Irán.
Se trata de uno de los festivales internacionales de más prestigio, incluido en la lista de FIAPF junto a Cannes, San Sebastián, Venecia, Málaga, Sao Paulo y la Berlinale.
Distinguidos en Turquía:
Una sociedad y una cultura milenaria de aproximadamente 85 millones de habitantes, con tantísimo creadores e innumerables productoras cinematográficas y consagrados clubes del gremio, donde este largometraje brilla con luz propia.
Ser seleccionados entre las exclusivas 12 películas nacionales a certamen, entre otras tantas internacionales incluidas en el certamen, resulta desde ya un gran honor.
Espectacular plataforma de Premier y Presentación.
Solo por aportar algunos datos:
Según la plataforma Smartscraper, existen 1 091 empresas productoras de cine en Turquía, con cientos de proyectos cada año. Este dato está alineado con la categoría general de «Film Production Companies» y refleja un recuento actualizado al 2025 de Rentech Digital.
Otras estadísticas, como las de IBISWorld, reportan que hay 1 165 empresas en el sector más amplio de “Film, Video & Television Programme Activities” (que incluye producción, postproducción y televisión) en 2024 informó ibisworld.org. Este número cubre el espectro más extenso de actividades audiovisuales, y no solo productoras de cine.
Por su parte, otro informe de IBISWorld enfocado estrictamente en él área de “Film, Video & Television Programme Production” indica que en 2024 había 703 empresas dedicadas específicamente a la producción dentro de este segmento.
Con semejantes datos estar entre las exclusivas 12 películas a certamen, en un país con más de 85 millones de habitantes, constituye un acontecimiento de enorme envergadura. Reconocimiento, tanto para su director Erkan Yazici, y su equipo, entre los que se encuentra el hispano-cubano AdriaNomada en la dirección de arte y la banda sonora. Los actores y actrices turcos Turgay Atalay, Güldestan Yüce, Elvin Köse; y Hüseyin Taš, el brillante asistente de dirección Ersinn Dogann y el estatismo fotográfico de Vedat Oyan, por citar algunos nombres.
Debemos agregar, relativo a las “cuotas” de género, o la cuestión del cacareado “techo de cristal”, que se trata de un proyecto liderado por dos feroces mujeres productoras: La abogada y CEO de MTKey Film Mahpare Tanın, toda una celebritie en la gestión, la administración, la negociación ministerial de la coproducción turco/española, plus la logística; así como la prionera española en educación digital, y producción electrónica, CEO de Sontic Art Lab & NETT Digital Myriam Carrel, poderosas mujeres conduciendo contra viento y marea a buen puerto, este sofisticado y ambicioso proyecto cinematográfico.
Sinopsis:
Se trata de un film de época, que cuenta la historia de dos mujeres maltratadas que alrededor de los años 1915/17 han decidido escapar y cruzar toda la zona nororiental de Trabzon, atravesando Turquia por intentar llegar a Europa, huyendo por un lado de los comunistas (el ejército rojo) y también de la persecución zaristas, otro ejército. Más los desafíos del camino, la guerra interior y exterior en plena circunstancia.
Una metáfora casi metafísica del viaje, el trayecto, el nomadismo, paradójicamente tratado desde una narrativa no antropocéntrica, acaso vista por la naturaleza misma salvaje, en primer término, como centro no descriptivo, evitando la constante subjetiva de la perceptualidad, aportando un punto de vista “distinto”, con una lentitud y una paz encomiable, que se agradece al introducir “eo tempore adversus” otra sintaxis cinematográfica diferencial -si se quiere novedosa-, frente a esta cargada actualidad violenta, del marketing, repleta de drops, lógicas paralelas, sobrexposición, superproducciones, saturación estratégica performatizante, truca, corte y edición.
La honestidad de este films es justo lo contrario, al proponer una mediación/meditativa compartida, en su intento de evitar en lo posible, la injerencia invariable y excesivamente problemática del tech-non gnóstico, ejercicio del foco en el registro de la descriptiva fotográfica.
En cada escena el director hábilmente distrae la mirada del espectador abierto, obligándolo a una voluntad contemplativa, donde jerarquiza la vista general, en lugar del close up, restituyendo la voz del Mundo y la naturaleza, que enmudeció bajo el excesivo monólogo “naturalista” antropocéntrico. Así evita internarse en ningún ámbito doméstico, (habitáculos y estancias donde a ratos se desarrolla la trama) colonizados por la “civilidad” emergente, herederos de la ratio y un empobrecido sesgo cartesiano, sometido y distante del ámbito natural.
Todo una rareza al borde, un film “edge” tremendamente contenido, pleno de experimentación y riesgo.
Más allá del contexto político que traduce la circunstancia y la época de la trama en sí, este largometraje propone una semiótica distinta, y podría inscribirse con letras mayúsculas, como instalación visual reflexiva de un LandArt, que le devuelve al espectador, cierta hipnosis arriesgada, en permanente cortocircuito, al filo donde ocurren constantemente (des)equilibradas rupturas. Un viaje que no permite adormecernos en estériles complacencias, repletos de cuestiones atroces, actos forzándonos a una introspección tan reveladora como inquietante, “arte, parte, humanidad, paisaje y cultura”. El monte invariable como escape, amparo, alienación y refugio al mismo tiempo. Modo en que la naturaleza, “noética”[1] aparentemente (a)estática y no descriptiva nos mira, nos invita y nos acoje. Pues lo que “nos queda no es/será ¿siempre? Paris”, -Paris no fue, o quizás también ha muerto-, incluso antes de ser (como centro decisorio) para tan ¿lejanas? personas y trasuntos como estos, -contrariando la lógica mecanicista y moderna en frase del otrora periclito Humphrey Bogart- en cambio, todo es y se vuelve Naturaleza, Monte remoto acentrado y “piedras de(l) (un) camino” (al decir del poeta cubano José Martí), que también se extingue(n), bajo la homologadora bulldozer acelerada del supuesto “progreso” inescrupuloso, invasor, hipócrita, pagano, postcolonial y beligerante.
Esta frágil película es un ejercicio contemplativo minimals de una fotografía impecable, hablándonos del milagro que nos perdemos, absortos en la contrariedad “humana, demasiado humana”, todo eso que no evita la dialógica referencia Nietzscheana enfrentado al más clásico Heidegger de “Ser y Tiempo”. Aunando el pensamiento filosófico que amplia el margen de la creatividad, dando lugar a una antropología del paisaje, entendido como (proto)lengua, verdadero hogar, yacimiento del “Ser” y el “Logos”, (trayecto que es, se busca, se pierde y se encuentra en perenne estado de Babel) cuyo legítimo atrevimiento de restitución, le devuelve al vórtex homo antecesor, donde el “anima mundi”, aún puede y nos mece.
Fiel al contenido de la obra y el encuadre conjunto del brillante pensador filosófico japonés Tetsuro Watsuji y su antropolgía del paisaje, integrando clima, cultura y religión… originalmente entendido en japonés como, “Fûdo”, una figura retórica compuesta de dos ideogramas: “Viento” y “Tierra”, que designa clima, paisaje, humanidad y cultura, in continuum perpetuum mobile sin escinsión. Quizás lo que para el pensamiento ecológico transversal del visionario Eric Dardel sería igualmente “el hombre y la tierra”, una exploración (out/in)side, sin frontera entre lo uno y lo otro, sujeto y objeto monista de una misma subtrama y (quizás) única reflexión, “El Todo”.
Film de fuerte tendencia simbólica relativa a un personalismo ético, que búsca con apasionada austeridad la belleza, y que en medio de cualquier circunstancia, (sea la que fuese) la inmensidad de la cósmica floresta nos devuelve.
Hablo precisamente de una descriptiva filosófica atemporal para su ubicua, indeterminada y descentrada inseparabilidad de/en el “Yo Plural”, sin el secuestro tradicional de nuestra mirada moral sobre el Mundo, usurpada voz que a propósito enmudeció por el exagerado humanismo histórico y arrogante monólogo del sujeto (i)logicus, frente a la opacidad irracional de las cosas, cuando -contrario al dilema aristotélico- es el bosque fractal y el flujo sin bordes del universo entero, quien habla, y por fin consigue ser evocado, reconocido y sentido al menos así, como y cuanto es, “otro” (quizás “el” verdadero) parámetro holístico de un único e integrado(r) sistema poético.
Adrián Morales es un músico y artista cubano exiliado.
Links pág oficial del Festival y otros asociados:
https://www.antalyaff.com/tr/
https://www.instagram.com/p/
https://fiapf.org/festivals/
[1] Con noética se entiende la rama de la filosofía que estudia el pensamiento, especialmente el objetivo inteligible. Se usa habitualmente en relación con Aristóteles, cuya «noética» sería su doctrina de la inteligencia (del intelecto, y el entendimiento). En nuestro lenguaje contemporáneo puede entenderse también como algo similar a «mente intuitiva» y/o “conocimiento interior”.