Por Alfonso Rojo/Periodista Digital.
Vengo del Bierzo, directamente de mi casa familiar en Molinaseca a la redacción de Periodista Digital y no les voy a decir que llego emocionado, porque tengo las pelotas negras del humo de mil combates y ya no me enternece casi nada, pero si estoy indignado.
Con sabor a ceniza en la boca.
Cuando llegué me estalló en la cara la noticia de que Las Médulas estaban en llamas y habían cortado las carreteras.
Y a lo largo de una semana apestosa a humo y a pavesas, he visto como ardía el Valle del Silencio y como subía feroz el fuego desde la Herrería de Compludo hasta el Camino de Santiago.
Y esta noche, antes de iniciar viaje de vuelta a Madrid, desde una de las torres de nuestra casa pude ver hasta el resplandor rojizo y los rescoldos en las laderas de los montes que separan León de Zamora.
Durante la pasada semana pregunté varias veces como es que no había aviones o helicópteros lanzando agua y porque apenas se atisbaban militares o palas excavadores. Por qué los bomberos se tenían que limitar a proteger los pueblos habitados. Y la respuesta oficial fue una y otra vez que no había medios.
¿Cómo que no hay recursos?
Miren… hoy, 19 de agosto de 2025, es el primer día de este año en que usted, yo y todos los españoles de bien trabajamos para nosotros mismos.
El resto del año, los 228 días transcurridos desde Nochevieja, hemos estado laborando para pagar impuestos.
Son 16 días más de los que penamos en 2024 y 51 días más de los que dedicábamos a esa ingrata tarea en 2018, que fue cuando este malandrín apellidado Sánchez ocupó La Moncloa con su cuadrilla de maleantes.
IRPF, IVA, cotizaciones sociales, tasas autonómicas e impuestos locales, representan el 54,5% de la renta disponible de cada ciudadano español.
Como suena y llega el COVID y dejan morir como peces fuera del agua, sin respiradores, a decenas de miles de ancianos de esa generación colosal, que levantó España cuando aquí no había ni internet, ni cajeros automáticos, ni televisión en color, ni autopistas, ni casi nada.
Y lo mismo con la DANA, con el volcán de La Palma, con la delincuencia callejera o la seguridad de tu casa, que aparentemente no debe garantizar la Policía, sino un contrato con Prosegur o los forzudos de Desokupa.
Y ahora los fuegos.
Pues no señores, no.
Irritante ha sido ver los furgones de putas pagados con nuestro dinero, sus comisiones, la mansión de Zapatero en Puerta de Hierro, los millones chinos que acumula Pepiño Blanco, los viajes gratis de los políticos, sus suculentas dietas, sus macizas ‘sobrinas’, sus chiringuitos y mangancias varias.
Pero coincidirán conmigo que lo de Sánchez en la tumbona de La Mareta, poniéndose moreno harto de zampar jamón del bueno y marisco caro con sus parientes y amiguetes, mientras España arde por los cuatro costados, bate récords de escaqueo, caradura e irresponsabilidad.
Y todo con nuestros impuestos.
Y para taparse el culo, echan la culpa al cambio climático cuando ya hay 30 tipos detenidos acusados de pirómanos.
Damas y caballeros, en España no hay una emergencia climática como claman el amo del PSOE y sus compinches.
Aquí, lo que padecemos es una emergencia democrática, un déficit criminal de vergüenza y dignidad.
A por ellos, que son muchos, pero cobardes.
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