Por Santiago Carranza-Vélez/La Gaceta de la Iberosfera.
Desde el 25 de junio, cuando entró en vigor el alto el fuego con Israel, la República Islámica de Irán ha lanzado una nueva ofensiva contra los conversos al cristianismo, con al menos 43 arrestos en 21 ciudades. De Teherán a Kermanshah, la consigna del régimen es clara: quien abandone el islam será perseguido.
Los cargos son a menudo secretos, pero algunos incluyen la simple posesión de una Biblia, mientras que otros se amparan en una nueva ley que castiga con hasta diez años de cárcel cualquier supuesto vínculo con «Estados hostiles» como Estados Unidos o Israel…