Por Carlos Manuel Estefanía.
Suecia está viviendo un cambio histórico en su política de defensa. Su adhesión a la OTAN marca el fin de su tradicional neutralidad y abre una nueva era de cooperación militar. Sin embargo, esta decisión no está exenta de controversia dentro del país. A pesar de la adhesión formal, una parte significativa de la población sueca sigue manifestando su desacuerdo con este giro estratégico. En un primer momento, los partidos ecologistas y el Partido de la Izquierda votaron en contra de la adhesión, reflejando el sentir de cerca de una cuarta parte de los ciudadanos, aunque luego se sumaron al resto del establecimiento político en la aceptación de la entrada del país en la organización militar.
El pacifismo, considerado un pilar fundamental de la identidad sueca, sigue generando controversia, aunque su voz ha sido acallada en comparación con las manifestaciones de los años sesenta. Estas posturas críticas subrayan las tensiones internas que acompañan el nuevo paradigma de seguridad en Suecia. Si bien los partidos de izquierda finalmente han aceptado la política del Estado, varias personalidades suecas, más o menos asociadas con ellos, han enarbolado las ajadas banderas pacifistas, expresando críticas a la entrada de Suecia en la OTAN:
- Anna Sundström, secretaria general del Centro Internacional Olof Palme, ha calificado la retórica del primer ministro Ulf Kristersson sobre la amenaza de guerra como «imprudente» y «extremadamente peligrosa».
- Kerstin Bergeå, presidenta de la organización pacifista Svenska Freds, ha descrito el ingreso de Suecia en la OTAN como una «confusión de prioridades histórica» y ha criticado la falta de espacio para voces disidentes durante el debate.
- Emma Berginger, diputada del Partido Verde y miembro de la Comisión de Defensa del Parlamento, afirmó que la solicitud de ingreso fue precipitada y debería haberse sometido a un mayor debate público.
- Kajsa Ekis Ekman, editora de la revista Parabol, ha señalado la falta de un referéndum sobre la pertenencia a la OTAN, destacando que los suecos «aman la neutralidad».
- Mike Winnerstig, de la Agencia Sueca de Investigación de Defensa, ha criticado que la opinión popular no tuvo mucho que decir sobre el «profundo cambio de nuestra política de seguridad».
Estas críticas se centran principalmente en la rapidez de la decisión, la falta de debate público y el abandono de la tradicional política de neutralidad de Suecia.
- Suecia en la OTAN: Dependencia Estratégica de Otros Poderes
La decisión de Suecia de unirse a la OTAN es, sin duda, el giro más radical en su política de seguridad en dos siglos. Al integrarse, Suecia se acoge a la protección del artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, que establece la defensa colectiva. Este paso disipa cualquier ambigüedad sobre su rol en la región y refuerza la seguridad en el norte de Europa. Sin embargo, los críticos advierten que esta decisión marca el fin de más de dos siglos de neutralidad y no alineamiento militar, una tradición que muchos consideran esencial para la identidad nacional.
Aunque oficialmente Suecia refuerza su seguridad, en la práctica, su ingreso a la OTAN la convirtió de inmediato en un aliado subordinado a las estrategias de EE.UU., con una autonomía militar disminuida. La OTAN, más que una alianza equilibrada, funciona bajo la dirección evidente de Washington, lo que podría implicar que Suecia termine involucrada en conflictos donde sus intereses nacionales no son prioritarios. Con el cambio de política en Estados Unidos, evidenciado por la negativa de Trump a mantener el intervencionismo que caracterizó a gobiernos anteriores, y el protagonismo adquirido por el Reino Unido en favor de la confrontación, ha quedado claro que era Londres quien, escudado tras EE.UU., azuzaba la beligerancia de la OTAN y su política expansionista hacia Rusia. La incorporación de Suecia a la organización la involucra en esta línea, quiéralo su pueblo o no.
- Modernización de la Defensa: ¿Fortalecimiento o Dependencia?
El gobierno sueco ha emprendido la mayor modernización militar en décadas. El presupuesto de defensa ha alcanzado los 143 mil millones de coronas suecas, duplicándose en apenas cuatro años. Este esfuerzo busca garantizar que Suecia no solo sea un socio en la OTAN, sino un aliado capaz y autosuficiente. Sin embargo, esta inversión masiva también implica una dependencia creciente de la industria militar estadounidense, lo que limita la capacidad sueca para desarrollar una estrategia de defensa independiente.
Las inversiones clave[i] en coronas son las siguientes:
- 60 mil millones en municiones y misiles.
- 48 mil millones en tanques y vehículos blindados.
- 27 mil millones en aviones de combate.
- 22 mil millones en defensa aérea.
- 15 mil millones en equipamiento personal.
- 8 mil millones en artillería.
- 7 mil millones en buques de guerra.
Gran parte de este equipo proviene de proveedores estadounidenses, consolidando paradógicamentem, aún más, la influencia de EE.UU. sobre la defensa sueca. La rápida eliminación de obstáculos burocráticos para la adquisición de material militar no hace sino agilizar esta dependencia, al margen de la crítica permanente de la que es objeto el gobierno de Donald Trump, tanto por la prensa establecida como por la clase política del país escandinavo.
- Implicaciones Geopolíticas y Relación con Rusia
La entrada de Suecia en la OTAN no solo afecta su política interna, sino que también tiene repercusiones importantes en sus relaciones con Rusia. Las principales implicaciones incluyen:
- Ruptura de la Neutralidad Histórica: Rusia ha sostenido que la política de no alineación militar de Suecia era un fundamento para mantener relaciones beneficiosas. La adhesión a la OTAN es vista como un cambio estratégico que podría perjudicar la cooperación previa.
- Reacciones Militares y Geopolíticas: Moscú ha advertido sobre «consecuencias sustanciales», lo que podría incluir un aumento de las fuerzas militares en las fronteras cercanas a Suecia. Aunque un ataque directo es poco probable, es posible que Rusia intensifique sus acciones de guerra híbrida, como ciberataques y campañas de desinformación.
- Cambio en el Equilibrio del Mar Báltico: Con Suecia en la OTAN, la alianza controla prácticamente todo el litoral del Mar Báltico, lo cual aumenta la capacidad defensiva de los Estados Bálticos y reduce la influencia estratégica rusa en la región.
- Dependencia Estratégica de EE.UU.: Suecia ya no decide por sí sola su postura ante Rusia, sino que debe seguir la línea establecida por Washington y la OTAN en su conjunto.
- Impacto en la Industria Militar Sueca
Suecia cuenta con una industria militar avanzada, con empresas como Saab desarrollando tecnología de punta. Sin embargo, la integración en la OTAN podría debilitar la competitividad de la industria sueca al favorecer la compra de armamento estadounidense.
Conclusión: ¿Fortaleza o Pérdida de Soberanía?
La adhesión de Suecia a la OTAN no solo intensifica las tensiones con Rusia, sino que también altera el equilibrio estratégico en Europa del Norte. Si bien la integración en la OTAN ofrece seguridad colectiva, también representa una cesión de soberanía en favor del Reino Unido e indirectamente, de EE.UU. sobretodo si el país norteamericano retornara a su política expansionista tradicional.
Fuente:
[i] Rueda de prensa efectuada el lunes 24 de marzo, con el ministro de Defensa de Suecia, Pål Jonson
Carlos M Estefanía es disidente cubano radicado en Suecia.
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”La vida es una tragedia para los que sienten y una comedia para los que piensan”
Redacción de Cuba Nuestra
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