Por Gloria Chávez Vásquez.
En la bóveda principal del Panteón de París, suspendido en la altura, oscila el péndulo construido por León Foucault en el siglo XIX para demostrar el movimiento de rotación de la Tierra. La ley del péndulo determina, no solo esa acción mecánica (que corresponde a la reacción contraria de fuerza equivalente) en el péndulo, sino en objetos como el columpio.
La ley del péndulo no es otra que la de causa y efecto ilustrada también en el flujo y reflujo de los mares. Como toda ley, la del péndulo evita que los extremos salgan despedidos por el aire o revienten la cuerda que los suspende, cuando es su turno de balancear el movimiento. La duración o amplitud de la curva depende de las fuerzas de oposición.
En la Enciclopedia de la política el jurista y expresidente de Ecuador, Rodrigo Borja (1935) explica el efecto péndulo como la manera gráfica de referirse al movimiento dialéctico que suele producirse en el vaivén político de los pueblos.
En la política, es la fuerza opositora la que provee ese equilibrio. Unas veces detienen el extremismo conservador y otros el liberal. El problema es que cuando uno de esos extremos se aferra al poder, el hilo de donde cuelga el péndulo se enreda o revienta. Es ahí donde se producen las revoluciones o las guerras civiles.
De derecha a izquierda y viceversa
La historia contiene muchos eventos de antagonismos insalvables, como el de la democracia contra las dictaduras e ideologías de hoy en día. Ejemplo más reciente es el de las conocidas tendencias de izquierda y derecha y sus extremismos: la ultra derecha y la ultra izquierda.
Los nombres de las dos principales tendencias políticas que han regido el mundo en los últimos tres siglos, surgieron durante el periodo de la Revolución francesa en el siglo XVIII.
El debate suscitado en la asamblea constituyente del 28 de agosto de 1789 en Francia, integrada por realistas y revolucionarios, era tan apasionado que los contrincantes terminaron colocándose estratégicamente en la sala según sus afinidades. De un lado, a la derecha del presidente del organismo, se sentó el grupo conservador partidario de que en Francia se instalara una monarquía constitucional y un parlamento al estilo inglés. En la izquierda se congregaron los revolucionarios que querían eliminar la monarquía mediante la ejecución inmediata de la familia real y sus seguidores.
Según los registros del Senado francés, la votación de ese día la ganaron los que estaban sentados a la izquierda, con 673 votos frente a los 325 que emitieron los de la derecha. Esto marcó el curso de la Revolución francesa y el destino del país.
De allí en adelante, los asambleístas siguieron ubicándose en la sala por afinidades. Y la dicotomía no tardó en colarse en el lenguaje político, algo que terminó siendo más cómodo para los editores de las primeras actas de la Asamblea y de los primeros periódicos revolucionarios. El péndulo oscilo hacia la derecha con la aparición de Napoleón Bonaparte y la breve restauración de la monarquía. Y así sucesivamente.
Blanco vs Negro
Para Pierre Brechon, politólogo francés y profesor emérito de ciencias políticas, una de las razones por las que los términos se quedaron en el vocabulario político se debe a su simpleza. El pensamiento tiene este aspecto dicotómico y para entender, al menos en un primer momento, necesitamos de cosas simples. Podríamos haber encontrado otros términos que pudieron haberse difundido mundialmente, pero lo que es importante es que se necesitaba un vocabulario simple.
Junto a las etiquetas de las tendencias, se extendió esa noción de la política como una oposición de fuerzas, en blanco y negro, en lugar de ese espectro diverso que en realidad es. Esta especie de daltonismo político ha logrado polarizar a las naciones y las reacciones a la política son semejantes a las que se exhiben en los partidos de futbol.
Desenredando el péndulo
Cuando los electores o votantes se cansan o se desilusionan de un líder o de un partido en el poder, buscan en las fuerzas de oposición la opción alternativa. Así se produce el movimiento pendular. Unas veces votan por la izquierda y otras por la derecha, en un vaivén que tiene un cierto ritmo y regularidad —e, incluso, una cierta previsibilidad— en los países que carecen de partidos políticos hegemónicos. Esto produce una oscilación en el ámbito político de un lado al otro, que con frecuencia se expresa también en el ámbito electoral. Gana una elección un partido y la próxima la gana su contrario. Alternan oposición y gobierno.
En Estados Unidos suelen triunfar alternadamente demócratas y republicanos, aunque por varias décadas ya, los demócratas, ahora progresistas (eufemismo para el socialismo comunista) buscan el unipartidismo. Los países nórdicos de Europa oscilaban entre el socialismo demócrata y los conservadores, hasta que se rompió el bipartidismo. De ahí los gobiernos desastrosos como el de España y Francia donde, aunque gane un candidato conservador, los mini partidos de izquierda se alían con el perdedor y le dan la victoria. El resultado son gobiernos que van eliminando las opciones democráticas que buscan reformar el poder judicial y la constitución para tratar de mantenerse en el poder.
La oscilación hacia la derecha ocurrió en las más recientes elecciones en Argentina, Chile y Estados Unidos. El efecto péndulo más notable fue el que actuó en repudio del modelo soviético en naciones que estuvieron bajo el yugo comunista, como Polonia, Hungría y Rumania.
La curva y la pirámide
Aunque la pareja de opuestos más popular es la de izquierda vs. derecha, bajo la misma lógica Brechon describe el fenómeno de forma más gráfica.
Su estudio sobre la identidad política en Francia, realizadas durante las elecciones presidenciales de 2017 revelaron la existencia de más de 80 partidos y movimientos políticos como los de progresista vs. reaccionario, conservador vs. liberal o demócrata vs. republicano.
Su conclusión es la de que, más que oscilar como un péndulo los cambios políticos funcionan ahora como una pirámide. Tienen más en común con las antiguas monarquías. Entre los modelos actuales se cuentan el Globalismo, conocido como Nuevo Orden Mundial, la Internacional Comunista y el Estado Profundo como se conoce en Estados Unidos.
Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista, educadora reside en Estados Unidos.