Por Le Figaro.
En una foto, flequillos rectos enmarcan sus rostros redondeados. En otra, miran atentamente a la lente, como si respondieran al llamado de un padre que inmortaliza un momento de la vida. Pero no hay nada familiar en estas fotografías. Las dos niñas llevan medias blancas y ligas y tienen las piernas abiertas. Luego vemos a una niña, con tacones de aguja y lápiz labial carmesí, en una posición sugerente en un sofá. Luego viene un primer plano de las partes privadas de una, iluminado por un flash que revela los detalles más pequeños de su anatomía. Aquí están los niños fantasmas. Estas pequeñas niñas de Filipinas abusadas por adultos pagados por internautas del otro lado del mundo. Estas niñas son objeto de un “ catálogo de perversidad ”, del que no conocemos ni la historia ni la identidad. Las fotografías fueron desenterradas del caché del teléfono de Bolhem B., un reconocido diseñador gráfico en el mundo de la animación, que participó en las películas Ratatouille y Los Increíbles . De 59 años, estaba siendo juzgado desde el martes ante el Tribunal de lo Penal de París por haber ordenado la violación en “live streaming” de niñas a las que llamaba “ cerdito ”. Ante el tribunal, la ex favorita de los estudios Pixar y Disney admitió: “ la pedofilia está en mí ”.
Tras una deliberación de más de seis horas, fue condenado el jueves por la tarde a 25 años de prisión penal, con una pena de seguridad de dos tercios, por complicidad en violación, agresión sexual reiterada a menores y complicidad en trata de seres humanos agravada. El tribunal también mantuvo la circunstancia agravante de actos de tortura y barbarie en relación con los actos de complicidad en violación.
Una “nebulosa de la masturbación gratificante”
“¿Me detendrás si es demasiado?” , interrumpió el martes la investigadora Bénédicte B., una mujer pequeña con traje negro cuya mano se mueve como la de un director de orquesta. Pero no hay nada armonioso en la historia que se desarrolló durante largos minutos en el estrado. Estas son las instrucciones que se encuentran en las conversaciones de WhatsApp entre el acusado y los perpetradores adultos, en su mayoría mujeres, que viven en Filipinas. Todo ello, sobre niñas de 5 a 10 años, con al menos una víctima de 2 años. “ Si la perra es sólo un poquito…
