Por Mathieu Bock-Côté/FigaroVOX.
CRÓNICA – El gobierno de Michel Barnier debería ser una versión reelaborada del anterior, sin añadir elementos demasiado “conservadores”. Una clase política al final de su camino que aún logra mantenerse en el negocio.
En pocos días, la derecha, que creía haber vuelto al poder, comprendió que en realidad no era así. Ciertamente, Michel Barnier parece tener su sede en Matignon. Pero sólo pudo formar su gobierno en dos etapas y multiplicar las contorsiones para lograrlo: el Elíseo, primero, y los restos parlamentarios del bloque central, después, juzgando su primera propuesta demasiado LR. Michel Barnier finalmente no tuvo las manos libres. El nuevo gobierno será, esencialmente, una versión reelaborada del anterior, sin la adición de elementos demasiado “conservadores”. El gobierno de Barnier se presenta menos como un recurso para reparar y reunificar lo mejor posible un país políticamente fragmentado que como el último espasmo de un régimen moribundo, y que sabe serlo…