Por Gloria Chávez Vásquez.
Una de las más populares entre las “teorías de conspiración”, es la de la Sociedad de los Iluminados (Illuminati), la organización “secreta” que controla los asuntos mundiales a través de gobiernos y corporaciones modernas desde la época que precede a la Revolución francesa (1789). Se cree que sus actuales miembros son responsables de las maniobras que buscan establecer un Nuevo Orden Mundial.
Esta sociedad sería la continuación de la Orden de los Iluminados de Baviera, originada en la época de la Ilustración (1776), que se oponía a la influencia religiosa y a los abusos de poder del Estado. La orden se disolvió, tras su prohibición en 1785. Pero, como lo ha probado una y otra vez la historia, estos movimientos no se disuelven, sino que más bien, hacen pausa.
Los testaferros
Ante las confusas condiciones de los actuales gobiernos en América y Europa, los observadores no tenemos otra alternativa que cuestionar, cual es el verdadero poder ejecutivo en muchas naciones, en Estados Unidos, por ejemplo. Obviamente ya no lo es el mandatario o los representantes políticos electos por los votantes. Cada vez es más evidente que el gobierno del llamado estado profundo, que opera detrás de bastidores, conformado por personajes muy influyentes que comulgan con una ideología que ha dejado de ser la democrática, han optado por colocar alegres subordinados como gobernantes títeres.
Este estilo de gobierno ya se venía dilucidando cuando Dan Smoot (1913-2003), un ex agente del FBI publicó “El gobierno invisible” (1962) un libro que se vendió como pan caliente, pero que poco después, desapareció convenientemente de las librerías.
A Smoot se añadieron otros escritores, periodistas, profesores e investigadores que describían la manera como, gradualmente, se infiltraban los gobiernos y se colocaban testaferros para representar o formar parte de poderosas organizaciones como el Consejo de Relaciones Exteriores, la Comisión Trilateral, el Grupo Bilderberg, el Chatham House y el Foro Económico Mundial.
Otras organizaciones internacionales se fueron añadiendo, como la Unión Europea, la ONU, la Organización Mundial de la Salud, la OTAN, en cooperación con los bancos internacionales y las instituciones financieras como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco de Pagos Internacionales y sociedades de inversión.
En el complot desfilan ahora los cabilderos y grupos de presión, centros de información o investigación, filántropos multimillonarios como George Soros y Bill Gates, élites globalistas y organizaciones supranacionales que pretenden manipular la política para su propio interés o para servir a una agenda más amplia que ya no es tan oculta.
Carroll Quigley (1910–1977) profesor en Georgetown University, historiador estadounidense y teorista de la evolución de las civilizaciones, sostenía que una élite bancaria anglo-americana (Rothschild) ha colaborado durante siglos para difundir determinados valores a nivel mundial. Como estudioso del ascenso y la caída de las civilizaciones, Quigley encontró que la desintegración social se debía a la sustitución gradual de los instrumentos sociales, en instituciones. Tradiciones y oficios que funcionan para satisfacer las necesidades sociales reales, son reemplazadas por instituciones que pretenden “ayudar” a los más necesitados pero que en realidad sirven a sus propios fines.
En su libro “Nadie se atreve a llamarla conspiración”(1971) Gary Allen, vocero de la Sociedad John Birch, explica que los grupos que conspiran están conectados entre sí y son cómplices de la Gran Conspiración. El autor británico John Coleman, afirma en “Un orden mundial: la dictadura socialista” que este tipo de ideologías solo conducen a la esclavitud.
El investigador lituano, Daniel Estulin, (1966) se ha enfocado en el Club Bilderberg, una conferencia anual a la que solo se puede acceder por invitación y que reúne a las élites de los negocios, las finanzas, los medios de comunicación, el ejército y la política. En su libro, el conferencista y autor de “La verdadera historia del Club Bilderberg” documenta la naturaleza de las reuniones anuales de los miembros del Club como Henry Kissinger, líderes del mundo y la realeza europea. El grupo ha tomado importantes decisiones políticas, económicas y sociales desde su primera reunión en 1954.
Elecciones 2024
Como predijo Thomas Jefferson, la democracia parece haberse auto destruido y lo que resta de ella se ha convertido en una versión de un enloquecido absolutismo. Lo que antes se descartaba como rumores de conspiración han terminado por ser ciertos.
Es evidente que muchos de los candidatos que han terminado por ser soldados del Nuevo Orden, no son elegidos por los votantes sino por los mismos políticos “progresistas” y sus oscuros manipuladores. Tampoco los eligen por su trayectoria. Ni por sus contribuciones sociales. Ahora los eligen por su cociente radical. La inteligencia artificial de las compañías digitales está al servicio de los que buscan programar las encuestas y las maquinas electorales.
En 2020 la campaña de Joe Biden resultó sospechosa debido a que el candidato permaneció encerrado en un sótano desde donde seguía el tejemaneje de encuestadores y estrategas electorales. Ahora, “proteger” a Kamala de las entrevistas serias sobre las políticas fallidas de la administración Biden-Harris, es también una prioridad de sus avaladores, temerosos de su retórica cantinflesca. El desafinado historial de Tim Walz, candidato a la vicepresidencia, solo sirve para resaltar el patético dúo seleccionado por el gobierno de la sombra.
Como en cualquier república bananera, en USA también corren peligro de muerte los opositores y los periodistas que no comen cuento. Esta pasada semana, las autoridades federales apresaron a un sicario pakistaní, acusado de participar en un complot para asesinar a “un político en Estados Unidos”, una noticia relegada por la prensa servil, como el de las sospechosas fallas mecánicas del avión en que viajaba, este fin de semana, Donald Trump. Nada de esto es de sorprender, debido al reciente intento de asesinar al candidato republicano.
La Agenda 2030
La periodista española Cristina Martín Jiménez (1974), conocida por su investigación sobre las élites globales, acaba de lanzar su libro “Agenda 2030 ¿Tiranía o libertad?” en el que cuestiona el papel de un periodismo que debería estar explicando quiénes son “los dueños del mundo” y cuáles son sus intenciones.
Martín Jiménez señala que la segunda guerra no terminó en 1945, sino que de alguna forma continua con la propaganda y la desinformación. En la pasada reunión del club Bilderberg en España, entre mayo y junio de este año, en la que Cristina Martin fue la única periodista española presente, la prensa se volcó en el concierto de Taylor Swift y los partidos de futbol,ignorando de lleno la convención.
En su libro, la escritora identifica a los enemigos de las élites y su agenda para destruir la familia, y crear una sociedad dividida entre amos y esclavos. “El papel de la inteligencia artificial en el Nuevo Orden Mundial es hacer que dejemos de pensar y que dejemos las decisiones a las maquinas”. Las pandemias por demás, no se predicen, se planifican.
Como dar sentido a la información
Cuando se trata de dar sentido a un flujo de información, el médico y activista Robert Malone aconseja guiarse por el método de las múltiples hipótesis en acción. Evitar las explicaciones simples, teorías únicas o fuertes inferencias que no se pueden probar. Este entrenamiento y juicio es lo que ayudó a navegar la crisis del COVID hacia una aproximación razonable de la verdad a muchos científicos. Estos conceptos son las guías en la masiva cantidad de información primaria o datos que se vierten en las plataformas sociales.
La clave está en reflexionar y contestar la pregunta ¿qué significa y que consecuencias resultaran de este evento?
Gloria Chávez Vásquez, escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos.