Por Zoé Valdés/El Debate.
Más más más, es siempre más, y por ahí va el descenso de España, más hacia el abismo desde hace cinco años; en los últimos tiempos a una aterradora velocidad. Tiene que ver con el comunismo, y el Gobierno de España es comunista, ciento por ciento. Nadie miente más que los comunistas, no hay un sólo segundo que este Gobierno deje de mentir. Mienten como respiran, y la respiración les ha mutado en sofoco. Mentir y cambiar de opinión para ellos es lo mismo, según sus puntos de invidencia.
«La aritmética no miente», afirmaba aquella profesora de matemáticas de cuarto grado, que no olvidaré nunca, la señorita Carmen Albariño, que parecía que daba clases con una arcada contenida al tener que insertar un programa comunista para las aritméticas en el colegio rebautizado con un pomposo nombre: Escuela Primaria República Democrática de Viet-Nam. Sí, en Cuba los niños cubanos debimos mutar en vietnamitas y teníamos a un tío agregado a la familia, el Tío Ho, por Ho Chi Minh. Además, en cada matutino exigíamos por obligación la liberación de Ángela Davis, una terrorista de los Black Panther, que en la actualidad no lo es, pero no deja de impartir conferencias acerca de la época en que lo fue, y según cuentan cobra sumas increíbles.
Pero volvamos al fenómeno… Dejaron de ser ciudadanos para ser partidistas. No viven en un país, habitan un partido. De ahí que el país se haya difuminado y hundido. Aunque el país siga siendo su fondo de comercio. Sólo unos pocos resisten. Formar parte de ese grupo, engrandece, aunque marque con una cicatriz. La cicatriz de la que debemos estar orgullosos.
Mientras más indignidades suman más multiplican el anhelo de fragmentar la tierra, de federarla con cortes de destripadores. Lo último será esa cabeza coronada que tanto desean ver caer en el oprobio. El poder está repleto de criminales, lo saben, pero hacen como que miran hacia otro lado…