Por Ray Luna.
«Lo que me preocupa no es ser refutado, es no ser entendido».
Immanuel Kant
Año tras año, justo a las doce, te paras en la puerta y tiras un cubito de agua pa’la calle esperando que algo cambie; pero nada cambia. Te sientas en el mismo sillón —en la misma sala— alucinando el mejor de los mundos posibles. Año tras año, viendo el mismo festivo y mediocre show de televisión, el sueño te vence más temprano que el año anterior.
¿Y ahora qué?
Se cumplen sesenta y dos eneros de Revolución ¡ahí namá! Sesenta y dos eneros de partido único, ejecuciones sumarias, juicios simulados, expropiaciones, censura y una consistente miseria.
¿El horizonte político? Dos cosas trae: desasosiego civil y formalización del poder.
Desorganizados e inconsistentes, los alborotos civiles quizá sean sofocados con cautela. La formalización del poder, por otra parte, es un hecho.
Enero significa ¡ponte las pilas! Para unos oídos ordinariamente conservadores esto puede sonar histriónico. No obstante, nada nos garantiza cuatro años más de Trump. O sea, cuatro años de una buena política en materia de inmigración, guerra, y comercio. Cuatro años efectivas sanciones contra el PCC.
Si enero del 2021 les fuere adverso, el plan está ya trazado: pasar de la dictadura de un sólo relato a la de doble relato. Veremos a los comunistas reagrupándose. Sobrevivir hoy para pelear mañana.
No te hagas ilusiones, Cuba seguirá siendo socialista (i.e. corrupta y pobre). Después de jugar por un tiempo a la democracia, añorarás la vuelta del ancien régime.
Si enero les resultase favorable —como según parece—, definitivamente, seremos «continuidad».
¿Cuáles son tus alternativas?
Los comunistas siempre saben qué hacer. Obtener el poder by any means necessary es lo suyo. Además, la mentalidad iraquí del cubano convierte el escenario político en una tabula rasa.
Entonces, ¿cuál es tu plan? ¿Luchar o morir? Te entiendo, no tienes fe en una oposición andrógina a la que le faltan agallas para legitimar la violencia como única vía hacia la instauración del gobierno de la ley y la supremacía de la propiedad privada. Olvídate.
¡Ojo! No hay que enloquecer. No te estoy diciendo que agarres un cuchillo y salgas a matar a un policía. No, te estoy diciendo que tienes que afrontar la realidad. ¡Despierta! El castrismo está, no tan saludable como siempre, chillón y falto de elegancia, pero ahí está. ¿¡Capisce?!
Verticalismo versus
La oposición cubana es tan poco imaginativa que no puede divisar un mundo más allá de la democracia moderna como alternativa al verticalismo redistribucionista del régimen. De modo que tienes en las manos un grave dilema.
Verás, hay tres cosas que tienes que meterte en la cabecita: a) la propiedad privada es el báculo agrimensor de la libertad; b) la democracia es incompatible con la propiedad privada, c) la democracia es sólo otra forma de socialismo y d) el socialismo es agresión permanente contra la propiedad privada.
¿Buenas razones para descreer de la democracia? Ya lo creo, cualquier cosa puede suceder cuando un hombre es igual a un voto.
La propiedad privada es, además, la única institución humana (o ente cultural) capaz de resolver todos los conflictos sociales y para la cual no existe otra alternativa. No es como cuando te aburres del alfabeto latino y empiezas a escribir usando el cirílico.
No sé si lo habrás notado, pero desde que todo es de todos, nadie tiene nada. ¡Que no te engañen! La libertad y la propiedad son las dos caras de una misma moneda. Y defender la libertad es defender la propiedad. La lección del Escambray se aprende solita: la próxima vez que tengas un fusil en las manos, no lo sueltes.
Un puñado de calvos peleándose por un peine
«Mi verdadero monumento no es aquella cruz, sino la clase media española. Cuando asumí el poder no existía» Francisco Franco
Por un lado, nuestros intelectuales y políticos de oposición tienen casi todos una mentalidad tercermundista. Por el otro, los medios «independientes» se inclinan más y más a la izquierda. Estos dos elementos juntos son la fórmula de la desgracia, puesto que, ambos grupos tienden a identificar —injustificadamente— la democracia con la libertad. Esa es precisamente la misma idea que había estado causando tantos estragos a la política exterior estadounidense (¡así como una serie de problemas internos!).
¿Te habías preguntado por qué su discurso político parece cortado con la misma tijera ideológica? ¿Por qué nunca viste a Cubanet contradiciendo a Diario de Cuba, ni a CiberCuba refutar a 14yMedio? ¿Por qué nos quieren vender la idea de que estamos al borde de un «cambio»? ¿Existe acaso un pacto secreto? ¡Vaya usted a saber! Pero… no nos pongamos conspiranoicos ¡ok!
Tenemos, en cambio, que hacer memoria y acordarnos de todas las guerras, toda la propaganda, todas las campañas de presión por la causa de la democracia y cómo cada victoria de la democracia ha terminado en una terrible derrota para la libertad personal, la única causa por la que realmente vale la pena luchar.
¿Acaso el regreso de la democracia a Cuba implica el de la libertad política? ¡Por supuesto que no! ¡Piénsalo bien! La legalización de los partidos traería consigo una nueva oligarquía de omnipotentes, una nueva casta parasitaria que controlará el poder judicial —para hacerse impune— igual que lo hace el castrismo. Una nueva clase política llena de privilegios y salarios vitalicios. Todo a costa del contribuyente. Los partidos estarán controlados por otras familias, además de los Castro, quienes heredarán entre sí los puestos en la administración del país. ¡Despierta! No habrá una «transición» real del poder a la gente, sino del castrismo a la nueva partidocracia que crecerá exponencialmente, manteniendo el mastodóntico tamaño del estado y reclamando más y más recursos para su funcionamiento. Por supuesto, se harán con el control de la economía a través de regulaciones, y de los medios de comunicación a través de licencias. Una suerte de despotismo oriental: saqueo de la población a base de impuestos y recorte de las libertades individuales.
¡Sólo mira lo que está sucediendo en España! El régimen del 78 fue una estafa, los ha dejado empobrecidos, sin libertades y, encima de todo, tienen que agradecerlo. No hay que ser un experto para darse cuenta de que gracias a la influencia de Falange:
El Estado reconocerá la propiedad privada como medio lícito para el cumplimiento de los fines individuales, familiares y sociales, y la protegerá contra los abusos del gran capital financiero, de los especuladores y de los prestamistas.
los españoles gozaron durante el franquismo de prestaciones y derechos laborales desconocidos para las generaciones posteriores a la transición. Algo parecido sucedió en Chile. Salvo algunas excepciones, desde Santo Domingo hasta Buenos Aires, todas estas democracias han sido grandes decepciones para su gente, todas han terminado en dictaduras, guerras civiles, cárceles abarrotadas, periódicos confiscados, pelotones de fusilamiento, tiranías unipartidistas, secuestros, nacionalizaciones, «ingeniería social», etc.
La democracia tiende a establecer un gobierno máximo de la más baja calidad. Y esto es, justamente, lo que sucede en Europa, Estados Unidos y LatAm. Lo que Cuba necesita desesperadamente es el retorno de la calidad; debemos restaurar un gobierno mínimo de la más alta calidad.
Seguramente, te estarás preguntando si lo que los cubanos necesitamos no será una buena dictadura de derecha. ¿O No?
El objetivo de la neutralidad
El castrismo se está corporativizando (la jerarquía corporativa es necesariamente de tipo monárquica). El reordenamiento económico, o sea, la estabilización monetaria y liquidación de los subsidios, son el mero inicio del tránsito del estalinismo hacia el fascismo, o socialismo militar del que ya Mises hablaba en 1932. El reciente estrenado discurso antiigualitario del régimen es el primer síntoma de que el estado se está preparando para traspasar los medios de producción, de comunicación y los servicios a las manos del capital privado en su totalidad, sin dejar de controlar fuertemente la economía mediante regulaciones y la manipulación de la tasa de interés bancario.
En pocas palabras, el castrismo se está formalizando. Esto quiere decir que está dejando bien claro dónde reside el poder y en quiénes recae su responsabilidad. La mayoría de las empresas mixtas, cuyo 51% pertenece al estado, tiene como accionistas a los mismos generales que controlan el Politburó. La formalización del poder no es sino la conjunción en una persona del poder militar, político y económico.
En lo que a este servidor respecta, ninguno de los relatos políticos, ninguna de las múltiples historias del presente cumple con mis estándares. Es decir, mi estándar es descreer de cualquier narrativa. Por eso mi meta este 2021 es la total neutralidad.
Sí, ya sé que te parece ridículo. ¿Cómo es que protesto contra el castrismo, lo juzgó, y lo condenó al tiempo que me resigno a su monopolio de la historia? ¿Cómo se puede condenar un hecho que se admite y al mismo tiempo admitir un hecho que se condena?
Sé que mi posición te parece extravagante; sin embargo, ser neutral quiere decir que acepto que no comprendo el relato político, la historia actual. Soy, por así decir, un ateo político. Y como no tengo convicción política, me abstengo de la acción política. Incluso me abstengo del deseo político.
Hacer oposición es llevar a cabo un acción política productiva involucrado con un grupo que actúa dentro de un relato político, una narrativa, una historia. Pero yo soy una persona sin narrativa y por eso no puedo «cambiar el mundo». Solía pensar que eso era parte de mi trabajo. Como ser humano. En cualquier lugar en el que me encontrara. Era un trabajo malo que yo hacía bastante mal, así que lo abandoné. Ahora ni siquiera necesito querer intentar «cambiar el mundo». El maquiavélico es, por encima de todo, realista.
Viviré el 2021 en un perfecto estado de neutralidad, que no es lo mismo que un estado de perfección neutral. Me vaciaré de energía política y estrés. No seré útil ni dañaré ninguna causa en particular. No voy a sentir ni rabia política ni miedo político. No voy a causar problemas ni me meteré en problemas. Estas vacaciones de la política no tienen por qué ser para siempre. Aunque pudieran.
Ser neutral es divorciarse intelectualmente de cualquier narrativa que pueda seguir ahora. En este momento, se siente realmente bien estar solo. Yo no voto, no me manifiesto, no provoco disturbios ni nada por el estilo. Voy a ser lo más inútil posible para todos los lados de todos los conflictos políticos que me afectan. Si ese no es el lugar en el que estás dispuesto a estar, ¡ahora es el momento de salir corriendo!
Ray Luna es filólogo y bloguero reaccionario.
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Menos mal que yo no soy Junior y que ademas me libre de ellos hace bastante tiempo, por otro lado, Ray Luna lo que mas me gusta de tus articulos, es la advertencia, “no te va a gustar”, sencillamente eres genial ah y esperando el otro que te advierto no te va a gustar.